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PSOE y Unidas Podemos avanzan en la propuesta fiscal de los Presupuestos mientras los posibles apoyos mantienen los vetos cruzados

Pedro Sánchez preside el Consejo de Ministros del martes 15 de septiembre.

Aitor Riveiro / Irene Castro

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Con extrema discreción y sin que esta vez hayan surgido, al menos por ahora, discrepancias que bloqueen la negociación, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, avanzan en el acuerdo presupuestario que el Gobierno presentará al resto de fuerzas antes de buscar los apoyos parlamentarios necesarios. Fuentes del Gobierno aseguran que los “trabajos están bastante avanzados” en materia fiscal, aunque no dan por cerrados los flecos de la elaboración interna del borrador de las cuentas públicas para 2021. 

La titular de Hacienda aseguró este miércoles en una entrevista en TVE que tiene listo el 80% de unos Presupuestos que serán clave para la supervivencia de la coalición y para poner los pilares de la recuperación económica tras la crisis que deja la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, en su departamento reconocen que el 20% restante es la parte fundamental del encaje global, por lo que no quieren avanzar ninguna medida que pueda acabar cayéndose del proyecto final. 

En lo que más han adelantado los trabajos es en la propuesta de fiscalidad, que es la que a priori podía generar más tensiones entre los socios de la coalición. Tanto Pedro Sánchez como Montero enfriaron desde el principio las expectativas de una reforma fiscal profunda, uno de los compromisos del acuerdo de la coalición de gobierno, con la crisis provocada por el coronavirus como justificación. Desde el entorno del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, también se ha reconocido que la posición de partida de la negociación no sería de máximos, teniendo en cuenta el delicado momento económico que atraviesa el país y muchas empresas. 

El acuerdo firmado por Sánchez e Iglesias para el Gobierno de coalición recoge el compromiso de que el aumento de la carga fiscal descanse en las rentas y patrimonios más altos, aunque por el camino se han quedado opciones como la de un impuesto específico a la banca. Este mismo jueves, Iglesias aseguraba en una entrevista con Carne Cruda que “va a haber elementos de justicia fiscal que van a gustar a quienes llevan años defendiendo más redistribución”. Sin concretar las medidas, recordaba que “es un mandato del acuerdo de coalición que firmamos el presidente y yo”. En el lado socialista del Gobierno también admiten que la carga impositiva irá en la línea de lo acordado respecto a las rentas altas, aunque recuerdan que el borrador no está cerrado.

La ministra de Hacienda, por su parte, ha hablado desde el inicio de la preparación de las cuentas públicas de que el acuerdo suscrito por Sánchez e Iglesias en diciembre, a las puertas de la investidura, sería la hoja de ruta del Ejecutivo, pero rebajó las expectativas de ambición en este primer ejercicio. “El acuerdo programático está encima de la mesa para adecuarlo al momento económico, para priorizarlo en función de nuestra capacidad”, afirmó la titular de Hacienda el martes. Montero dio por hecho que se impulsará la recaudación en un momento de caída de la actividad económica a través de “ajustes sobre las figuras fiscales” ya existentes, sin crear ninguna nueva.

“Tenemos que acompasar esa reforma fiscal al momento que viven nuestras empresas, al momento que vive el mercado laboral y en definitiva, al momento que viven también el desarrollo de nuestros servicios públicos -explicó la ministra la semana pasada-. La fiscalidad tiene que ser esa oportunidad para la reconstrucción que necesita nuestro país y que, por tanto, tiene que ser establecida en una forma de progresividad, de justicia y también de atención al momento que viven nuestras empresas”.

En paralelo a la negociación de los responsables económicos designados por Sánchez e Iglesias para pilotar el borrador que luego presentarán al resto de los grupos, se han producido primeras tomas de contacto a varias bandas con los portavoces parlamentarios para sondear los posibles apoyos. 

A la ronda anunciada por Carmen Calvo en su calidad de ministra de Relaciones con las Cortes para abordar el calendario normativo de lo que queda de año, se han sumado algunas reuniones del vicepresidente segundo para redoblar la presión sobre Sánchez para priorizar a los socios de la investidura en la negociación presupuestaria. Iglesias se reunión con los portavoces de ERC, Gabriel Rufián, y EH Bildu, Mertxe Aizpurua, el miércoles. Ambas formaciones han dejado claro que la fórmula para que las cuentas tengan su respaldo pasa por afianzar a ese bloque progresista que facilitó la formación de Gobierno. 

“Depende del Gobierno que haya un acuerdo de Presupuestos que se asiente en la mayoría de la legislatura”, reiteró Iglesias este jueves. La respuesta llegó de boca de Calvo, que situó las alianzas en el tercer puesto del orden de prioridades en la elaboración de los presupuestos: “Algunos andan en el debate previo de las cosas y por eso le digo primero presupuestos, segundo los contenidos”. Además, la ministra de Hacienda reconoció desconocer la conversación entre Iglesias y los representantes de ERC y EH Bildu y recordó que la letra pequeña de la negociación presupuestaria le corresponde a la comisión delegada por Sánchez, que lidera ella junto con Álvarez.

Moncloa no cierra la puerta a Ciudadanos, que ha mostrado disposición a secundar el proyecto de presupuestos, ante el temor a que los republicanos catalanes fallen en el último momento ante el clima preelectoral en Catalunya. Esa vía no convence en Unidas Podemos, que teme que el PSOE esté tratando de salvar a Ciudadanos pensando en futuras alianzas postelectorales. 

No obstante, el acercamiento de Sánchez a los aliados de la investidura han llevado a Ciudadanos a endurecer de nuevo el tono. “Le hemos trasladado a la vicepresidenta que con Bildu, con Rufián, con Otegi o con Torra nosotros no estaremos en esos Presupuestos. O con Ciudadanos o con los independentistas”, sentenció el portavoz, Edmundo Bal, tras reunirse con Calvo. Desde el entorno de la vicepresidenta primera insisten en que “no es momento de vetos”. La intención de la parte socialista del Gobierno es mantener la invitación a todas las fuerzas políticas para no laminar posibilidades antes de tiempo. Tanto Iglesias como Calvo se reunirán la semana que viene con el PNV, que ya mantiene contactos con Hacienda, y, en el caso de la vicepresidenta primera tiene en agenda un encuentro con EH Bildu en la ronda de contactos de la que solo ha excluido a Vox.

Mientras Sánchez hace equilibrios entre los guiños a ERC y la mano tendida a Ciudadanos, se abre otro posible aliado para el Ejecutivo con el que hasta hace unas semanas no contaba: JxCat. La ruptura de Carles Puigdemont con el PDeCat abrió el escenario de que los cuatro diputados del espectro convergente pudieran apoyar los presupuestos para tener un discurso de utilidad en Catalunya y diferenciarse. Sin embargo, la portavoz del grupo, Laura Borràs, garantizó que los ocho diputados que concurrieron en la papeleta de JxCat mantendrán unidad de acción tanto en los presupuestos como en otras iniciativas parlamentarias. Borràs se mostró dispuesta a negociar las cuentas, aunque en el Gobierno ven más difícil llegar a entendimientos con ese lado del independentismo.

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