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La “refundación” de Ciudadanos: un decálogo sin novedades pese a la expectación creada por Arrimadas

Inés Arrimadas visita la zona afectada por el incendio forestal de Cebrero, en Ávila.

Carmen Moraga

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El pasado 19 de junio, unos días después del batacazo que sufría Ciudadanos en Andalucía –el tercero en poco más de un año–, Inés Arrimadas anunció que no dimitía porque sería “lo más fácil” y había decidido seguir al frente del partido, como le habían pedido sus compañeros de la Ejecutiva ampliada y del Consejo General, reunidos precisamente para analizar esa debacle y ver cómo afrontaban el futuro. Fue entonces cuando señaló que había tomado esa decisión para iniciar de inmediato un proceso de “refundación” que pasaría por “cuestionarlo todo”: el proyecto, la marca y también su propio liderazgo y su dirección, con el fin de intentar reflotar el partido de cara a las próximas citas electorales de 2023.

Según dijo la máxima dirigente del partido, serían los militantes los que en el plazo de seis meses tomarían todas esas decisiones, sin concretar a través de qué canales lo harían. Desde algunos sectores le llovieron las críticas y le exigieron la convocatoria de una Asamblea General Extraordinaria que pusiera los puntos y las comas a todos esos cambios y que votara la continuidad de la actual Ejecutiva o diera paso a una nueva dirección. Pero la propuesta fue descartada y triunfó la idea de esa “refundación”.

Con ello, la líder de Ciudadanos despertó la curiosidad de propios y extraños, sobre todo porque un año antes, tras el estrepitoso fracaso también en las autonómicas de Madrid, el partido había realizado una convención política con el mismo fin: impulsar el partido y remarcar su perfil “de centro, reformista”, pero sobre todo “liberal” y “europeísta”. En aquel cónclave ya planeó la idea de cambiar la marca al partido. De hecho, la propia Arrimadas y los dirigentes que lo protagonizaron comenzaron a aparecer con carteles en los que se leía la palabra “Liberales” sin que el nombre del partido se dejara ver por ningún lado.

Los militantes participaron en aquella convención política enviando sus ideas y propuestas a las diferentes ponencias. “Estate atento al correo porque te seguiremos contando novedades sobre las distintas acciones de participación y cómo podrás formar parte de la convención”, les fue avisando la dirección del partido. Ahora también han recibido un mensaje muy similar para ser informados de los avances de los trabajos de esta nueva “refundación”, que según la líder son ellos los que la van a protagonizar. El resultado de todo aquello se limitó a la aprobación de una serie de resoluciones que el partido publicó en sus redes sociales y asumió para intentar “volver a ilusionar” a sus votantes.

¿Qué diferencia hay entre aquella convención y el proceso de refundación anunciado ahora? Según explican fuentes de la Ejecutiva, “no tiene nada que ver una cosa con la otra” porque entonces no pretendían hacer “cambios profundos” ni en el proyecto ni en los equipos. “Ahora vamos a cuestionárnoslo todo”, señalan. La propia Arrimadas intentó explicarlo el día en el que anunció la idea: “Será un proceso en el que la militancia y la sociedad civil vuelvan a definir cuáles son las ideas clave del partido, el programa y debatir las maneras de comunicación”. Además, añadió: “Habrá una fuerte renovación de equipos y de imagen”.

“Hay que recuperar la ilusión y conectar con los españoles que siguen queriendo un partido que represente lo que nosotros queremos, pero que tienen que volver a sentir que Ciudadanos es un partido útil que soluciona sus problemas”, verbalizó con frases que suenan a las oídas hace un año, aunque lo nieguen desde el partido. La líder se jactaba de que iban además a hacer “el mayor ejercicio de participación de la militancia de cualquier partido político español”.

Para esta nueva etapa, Arrimadas también ha echado mano de dos de los dirigentes de su máxima confianza: Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, que está coordinando los trabajos, y el diputado por Málaga Guillermo Díaz, que ejerce de portavoz del llamado 'Equipo para la Refundación' en el que están también Eva Masías (alcaldesa de Ciudad Real), Dimas Gragera (portavoz de Ciudadanos en Santa Coloma), Mariano Fuentes (concejal del Ayuntamiento de Madrid), Adrián Vázquez (eurodiputado), María Muñoz (diputada nacional) y Patricia Guasp (coordinadora en Baleares). La intención es que ese trabajo previo sea visible “en septiembre” y que finalice en enero.

“Vamos a decir cosas que solo Ciudadanos se puede permitir”

En una reciente entrevista con elDiario.es, Begoña Villacís abundaba sobre el fin de ese proceso, aunque a la vez aportaba más misterio: “Esto va de hacer apología del radicalismo liberal de centro. O sea, se puede ser radicalmente de centro, se puede. Y todo pasa por ser más valientes de lo que hemos sido hasta ahora y decir cosas que solo un partido como Ciudadanos se puede permitir decir clarito”. ¿Cuáles son esas cosas que van a decir ahora y nunca nadie las ha dicho?, fue la siguiente pregunta de aquella entrevista. La vicealcaldesa se limitó a contestar que ya se irían conociendo porque de momento todos los implicados en ese Equipo de la Refundación tienen una “cláusula de confidencialidad”, mientras insistía en que “esto no es un proceso de chapa y pintura: no tiene nada que ver con el color, con el nombre. Tiene que ver con defender una ideología, presentarla al público y asumir que va a seducir a mucha gente que hace mucho tiempo que no escucha ese tipo de discurso valiente, que es necesario para España, y habrá gente a quien no le guste”. Ciudadanos aspira a ocupar el “centro radical”, zanjaba Villacís.

A lo largo de las últimas semanas, los miembros de ese equipo se han dedicado a abrir un periodo de “escucha”, en el que han participado tanto cargos públicos y orgánicos del propio partido como personalidades del ámbito civil. En concreto, entre los días 16 y 23 de julio se celebraron en la sede del partido unos debates que calificaron de “enormemente fructíferos”, junto a un centenar de concejales y alcaldes de Ciudadanos.

Los primeros resultados de esas jornadas fueron presentados por Villacís y Díaz la semana pasada y consisten en un decálogo de ideas elaboradas en apartados: libertad, igualdad, verdad, clases medias, España, crecimiento, medio ambiente, seriedad y España y Europa en el mundo. Según explicó el diputado malagueño, se trata de “una declaración de principios, no de intenciones”, que les servirán de base de acción política en los próximos meses con “absoluta solemnidad”.

Apoyado por unas diapositivas, el portavoz fue desgranando en qué consisten algunos de estos principios. Según dijo, el “único dogma” de Ciudadanos será “la libertad, entendida en su sentido más amplio, desde las libertades civiles frente a cualquier amenaza arbitraria, parapetada en discursos de emergencia”. Además, y ante “la disyuntiva permanente entre derecha e izquierda”, el partido va a apostar siempre por la “libertad individual”, según Díaz, actuando con “seriedad” y responsabilidad“ en la política con la ”defensa siempre de la verdad, aunque en ocasiones sea incómoda“.

En ese ideario se incluye “el apoyo a las clases medias” y a la natalidad, “que debe de ser una prioridad”; “la defensa de España” y de su unidad; una clara “apuesta por el medio ambiente”; y una reafirmación de la “vocación europeísta del proyecto”. Junto a ello el diputado señaló la necesidad de “fomentar el turismo” y dar una “mayor protección del patrimonio con los usos tradicionales”. “No hay nada más patriota que cuidar el patrimonio”, sentenció el diputado malagueño.

Este viernes el partido comunicaba a los 2.000 militantes que hay inscritos para participar en la refundación que serían informados en un encuentro digital de las primeras fases de ese proceso de escucha y de las decisiones adoptadas.

La líder siembra dudas sobre su continuidad

Pero mientras el partido trabaja para intentar convencer a los suyos y a la ciudadanía de que es posible reflotar el proyecto, como lo consiguieron los liberales alemanes, en los que se miran para tomar ejemplo dado que llegaron a desaparecer del Bundestag y ahora forman parte de la coalición de Gobierno con socialdemócratas y verdes, la propia líder sigue sembrado dudas sobre su continuidad.

En las últimas entrevistas que ha concedido, ha desvelado que ha tenido tentaciones de tirar varias veces la toalla. “Tengo un bebé de tres meses en mi casa, del que solo me he cogido un permiso de maternidad de seis semanas, y un niño de dos años al que veo mucho menos de lo que necesito”, ha recordado, señalando que su futuro ya no depende de ella sino de la militancia. “Mi liderazgo, la marca, el programa, los equipos y la dirección se tienen que someter al apoyo de las bases”, ha recalcado en diversas ocasiones. Pero después siempre añade que se siente aún “con fuerzas” y “apoyos suficientes” para tirar adelante si así lo deciden los militantes. “No quiero ser un problema para el partido, ni largándome cuando no debo dejando a la gente tirada ni quedándome”, ha dicho también, descartando un salto al PP, en donde le han ofrecido “todo”.

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