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El rey emérito vulneró el código de conducta de Felipe VI al volar gratis en un jet privado

El rey emérito sube al avión privado en el que se ha trasladado este fin de semana.

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Felipe VI ha anunciado en los últimos años esfuerzos en aras de la transparencia para intentar pasar página de las conductas poco ejemplares que se fueron conociendo al final del reinado de su padre, pero las normas internas que impuso en la Casa Real se le han venido en contra por las actuaciones, en el presente, de su padre, el rey emérito, que se las ha saltado. El avión privado, financiado por el emir del que es huésped en Abu Dabi, excede “los usos habituales, sociales o de cortesía” que el monarca puso como tope a la aceptación de regalos por parte de la familia real, de la que Juan Carlos I y Sofía de Grecia siguen formando parte.

“Los miembros de la Familia Real no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptarán favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones”, establece el primer artículo de la 'Normativa sobre regalos a favor de los miembros de la Familia Real' que Felipe VI implementó en diciembre de 2015 para prevenir de casos que se habían producido en el reinado de su padre, que recibió dádivas como un yate, dos Ferrari o incluso una casa en La Mareta que puso a disposición de Patrimonio Nacional por el elevado pago de impuestos que le suponía, según reveló el socialista José Bono en sus memorias. El actual rey también impulsó un código de conducta que contempla entre sus principios básicos la “austeridad”.

Lejos de esas normas básicas está el vuelo privado de Abu Dabi a Madrid y vuelta del que dispuso Juan Carlos I. Esas reglas obligan, además, a la Casa Real a confirmar si ese viaje fue un regalo, tal y como ha publicado El Independiente dado que anualmente tiene que publicar en la página web el listado de regalos percibidos por la familia real. elDiario.es se ha puesto en contacto con la Casa Real, que por ahora guarda silencio. El Gobierno, por su parte, se pone de perfil y traslada la presión sobre las explicaciones a Zarzuela: “El viaje del rey emérito ha sido de ámbito personal y privado por lo que no comentamos nada del mismo”.

La normativa aprobada por Felipe VI, que sigue la estela de la ley de transparencia a la que no está sometida la monarquía, hace distinción entre los regalos institucionales –que pasan directamente a formar parte del Patrimonio Nacional– y los personales, que son los que exceden el marco oficial. “De acuerdo con el principio general antes expuesto, los regalos de carácter personal se podrán aceptar cuando no superen los usos sociales o de cortesía”, señala la normativa. “Cuando excedan dichos usos, seguirán el mismo tratamiento que los regalos de carácter institucional, o bien serán cedidos a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general o a una administración, organismo o entidad pública que se dedique a la conservación, mantenimiento o actividades similares referidas a bienes de la misma naturaleza que el objeto de regalo”, agrega.

“Los miembros de la Familia Real no aceptarán préstamos sin interés o con interés inferior al normal del mercado, ni regalos de dinero. En este último caso se procederá a su devolución o a ser donado a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general”, señala otro de los preceptos. “Cuando los premios o reconocimientos concedidos a miembros de la Familia Real comprendan una dotación económica, deberá procederse a ceder su importe a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general”, establece la normativa.

El Gobierno aprobó el pasado 26 de abril un real decreto en el que regula el funcionamiento de la Casa Real. La gran novedad –de un pretendido ejercicio de transparencia que se queda a medias– es que el Tribunal de Cuentas fiscalizará las finanzas de Zarzuela y las demás incorporaciones suponen dar rango legal a las normas que Felipe VI ha ido implementando desde que accedió el trono en 2014. Respecto a los regalos, el texto recogido en el BOE es menos prolijo que la normativa publicada en Zarzuela ya que se refiere sustancialmente a los bienes materiales al recoger la obligatoriedad de publicar anualmente el listado de obsequios institucionales obtenidos.

Juan Carlos I desapareció en 2020 del listado de regalos institucionales. Ese año Felipe VI decidió quitar la asignación presupuestaria que recibía el emérito a raíz del escándalo de las donaciones procedentes de Arabia Saudí y, unos meses después, se produjo su salida de España, aunque fue en 2019 cuando Zarzuela anunció el fin de las actividades públicas del exjefe del Estado. Ese año, Juan Carlos de Borbón percibió tres regalos institucionales, según el listado: dos libros y una medalla.

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