La capacidad de reconocerse uno mismo al mirarse en un espejo se considera una prueba vital de inteligencia; sólo los animales con mejores intelectos son capaces de superarla. Mal pasan mamíferos como los chimpancés, delfines y algunos individuos de elefante, así como algunas cornejas y otros córvidos, pero para desmayo de los amantes de los perros nuestros amigos caninos puestos ante un espejo no se reconocen a sí mismos; no son lo bastante listos.
O eso podría parecer. Como cuenta The New York Times, una científica estadounidense cayó en la cuenta de que para los perros la vista no es tan importante como el olfato; quizá Fido podría reconocerse si pudiera identificarse con su olor y no con su imagen. De ser así la limitación no estaría en la capacidad intelectual, sino en el sentido favorito de cada especie.
Y así esta investigadora diseñó un ‘espejo de olor’ que enfrentaba a los perros con la orina de distintos animales, incluyendo la suya propia, para ver si eran capaces de reconocer su olor individual característico. En un experimento inicial así parece que ocurre: los perros pasaban significativamente más tiempo ante la muestra de su propio aroma lo que sugiere que en efecto, son capaces de reconocerse, pero sólo cuando la prueba se hace usando su sentido más potente.
Otros investigadores no están tan seguros de los resultados, algo que sucede a menudo en ciencia; habrá que repetir y perfeccionar los experimentos para llegar a una conformación (o rechazo) definitivo. Pero los resultados preliminares sugieren que sí, su perro es lo bastante listo como para identificarse a sí mismo, al menos olisqueando. Prueba superada, por el momento, lo que a su vez arroja luz sobre otros fascinantes interrogantes cercanos a la metafísica...
Sobre este blog
@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.
