El puente gigante que nació pequeño en Sevilla se prepara para dar el estirón definitivo

Recreación de cómo quedará el puente con sus tres carriles por sentido y una mediana de separación.

Antonio Morente

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Es el puente de medidas más colosales de todos los que se hicieron en Sevilla con vistas a la Exposición Universal de 1992, pero se quedó pequeño desde antes de su inauguración. Ahora, tres décadas después, por fin se va a remediar esta rocambolesca situación con las obras que van a permitir que el Centenario, con su característico perfil atirantado, gane un carril más, lo que ayudará a dar fluidez al intenso tráfico de más de 100.000 vehículos que lo cruzan de media cada día.

Ahora en agosto arrancan dos años de obras, que en realidad son para cambiar los 88 tirantes de esta espectacular estructura de 564 metros de longitud, pilones de 102 metros de altura y un vano principal de 265 metros de luz. Pero, como la ingeniería ha avanzado una barbaridad en estos casi 30 años desde que entró en servicio, los nuevos tirantes no sólo se van a colocar sin cortar el tráfico, sino que se ubicarán en la parte exterior del tablero, lo que permitirá ganar espacio y abrir así un sexto carril.

Las obras arrancan “en pocos días”

El pistoletazo de salida para todo esto lo daba este miércoles la nueva ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, quien señalaba que “en pocos días” comenzarán finalmente las obras, adjudicadas a la unión temporal de empresas (UTE) conformada por Acciona, Tecade y Freyssinet y con un plazo máximo de ejecución de 27 meses. En un acto acompañada por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas; la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, y el delegado del Gobierno central en Andalucía, Pedro Fernández, la ministra resaltó que el monto total de la operación asciende a unos 120 millones de euro, ya que a los 86,4 millones del proyecto en sí hay que sumar la inversión para los desvíos alternativos que se han preparado por el interior del puerto.

De esta manera será mucho más operativo un viaducto que nació con dos carriles por sentido, a los que meses después se les añadió un quinto de carácter reversible a costa de eliminar la mediana y los arcenes. Pero, teniendo en cuenta que conecta con la ronda de circunvalación SE-30, con tres carriles en cada dirección, no es difícil entender por qué se ha convertido en un cuello de botella desde el principio. La ronda también fue diseñada con un total de cuatro carriles, pero al final se corrigió el proyecto, lo que ya no dio tiempo con el puente.

Un nuevo costillar metálico

Considerada por el Ministerio de Transportes como una infraestructura crítica por su tamaño y por la intensidad de circulación que soporta, la obra que ahora se acomete es de tal complejidad que va a necesitar un tiempo muy parecido al que llevó construirlo. Básicamente, se colocarán bajo el tablero unas costillas metálicas transversales, en cuyos extremos se anclarán unos nuevos tirantes que se colocarán sin retirar los actuales, que ya han dado señales de deterioro casi tres décadas después de su inauguración el 15 de noviembre de 1991. La operación, asimismo, obligará a reforzar la cimentación de los pilonos.

Como el anclaje de los tirantes irá ahora en la parte exterior, se ganará un espacio suficiente para el sexto carril y colocar también una mediana de separación. De paso, se instalarán también pretiles diseñados para prevenir accidentes muy graves por la caída de vehículos desde el puente a la dársena portuaria (el muelle del Centenario, de ahí el nombre del viaducto) que atraviesa.

El tráfico no se cortará

Con un presupuesto de 86,4 millones de euros, la descomunal obra se hará sin cortar el tráfico en ningún momento, lo máximo a lo que se llegará será a inhabilitar el carril reversible. En previsión del impacto que esto tendrá en la circulación, se ha preparado un itinerario alternativo a través del viario del propio puerto (que serán sus conexiones con el futuro tramo de la nueva ronda SE-40) y los puentes de la esclusa.

Un desvío que a buen seguro va a hacer falta si se tiene en cuenta no sólo la intensidad diaria de 100.000 vehículos, sino que 10.000 de ellos son pesados. Acometer las rampas del 4,7% que tiene la infraestructura les obliga a reducir la velocidad lo, que unido a que hay un carril menos, explica que en las horas clave del día sea un punto de congestión del tráfico.

Por lo que respecta a los tirantes, los actuales están protegidos ante la corrosión por una inyección de lechada de cemento, una técnica hoy superada. El nuevo sistema que se implantará mejora la durabilidad e integridad de los cables de acero, además de facilitar su inspección.

En definitiva, el puente se va a someter a un tratamiento de rejuvenecimiento que de paso le va a permitir crecer y pegar un necesario estirón que se ha hecho esperar 30 años. Habrá que aplicar una vez más aquello de que nunca es tarde si la dicha es buena...

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