Es la más activa y visible, pero la Fundación Nacional Francisco Franco no es la única que va a tener que batallar en los tribunales para evitar su desaparición por hacer apología del franquismo. Tras iniciar el proceso y notificar oficialmente al ente que reivindica al dictador el acuerdo para extinguirlo, el Ministerio de Cultura ha arrancado paralelamente los trámites para hacer lo mismo con otros cuatro que llevan en sus nombres a algunos de los más destacados valedores de la dictadura: la Fundación José Antonio Primo de Rivera, la Serrano Suñer, la Fundación Blas Piñar y la Pro Infancia Queipo de Llano.
Así lo anunció el ministro de Cultura, Ernest Urtasun a las puertas del pasado 20N, cuando se cumplía medio siglo de la muerte de Franco. “Un Gobierno democrático no puede permitir que el olvido de todo lo ocurrido en nuestro país se infiltre en nuestra memoria colectiva y la desintegre”, justificó el titular de Cultura, que calificó de “anomalía” la existencia de organizaciones que justifican el golpe de Estado de 1936 y elogian la posterior dictadura.
El proceso contra estas cuatro organizaciones acaba de empezar. Ahora la Secretaría de Estado de Memoria Democrática deberá recabar las pruebas suficientes y elaborar un informe que demuestre que las fundaciones cumplen con la causa de extinción de apología del franquismo con “humillación” a las víctimas, como estipula la Ley de Memoria Democrática de 2022. Este es el paso que ya dado con la fundación Francisco Franco, que se enfrentará en un plazo máximo de nueve meses a la decisión final que tomará un juez.
Seguir haciendo “presente” a José Antonio
1996 es la fecha de constitución de la Fundación José Antonio Primo de Rivera ante el registro del Ministerio de Justicia. Entre sus fines está el “estudio, desarrollo y extensión de la figura histórica y política” del fundador de Falange así como “actualizar su pensamiento en relación” con la situación “actual y futura”, según sus estatutos. Once hombres forman parte del patronato, cuyo presidente de honor es Miguel Primo de Rivera y Urquijo, sobrino del falangista convertido en el “mártir” por excelencia del régimen tras su asesinato a comienzos de la Guerra Civil.
La dictadura utilizó la figura de Primo de Rivera para legitimarse ideológicamente y promovió un auténtico culto al líder fascista con lemas que aún hoy utilizan los falangistas como “José Antonio, presente”. La fundación que lo homenajea asegura que su figura es “plenamente válida” y apostilla: “No como referente pretérito sino de cara al siglo XXI”. Cada mes publica una gaceta que encabeza cada número con una fotografía y una frase de Primo de Rivera acompañadas de artículos que elogian el falangismo. En el último conmemoran el 89º aniversario de su muerte y celebran que “creó una doctrina” que casi un siglo después “perdura y hasta se acrecienta en las nuevas generaciones”.
“La voz de José Antonio sigue siendo un eco de justicia, orden y esperanza”, esgrime el periodista de Estado de Alarma Javier García Isaac en su artículo, que conmemora y glorifica la creación de Falange en 1934 –“Aquel día marcó el inicio de un sueño”–. Otros critican con dureza las leyes de memoria, alaban el fascismo y loan los “logros” de la dictadura y califica de “Alzamiento” el golpe de Estado de 1936. La web de la fundación publica asiduamente vídeos en los que se defiende al fundador de Falange y cuenta con secciones como “Joseantonianos ilustres” o “José Antonio para estudiantes”.
La mano derecha del dictador
La Fundación Privada Ramón Serrano Súñer echó a andar a mediados de los 90. Apenas hay rastro de su actividad ni tiene página web, pero resulta llamativo que el conocido como 'cuñadísimo', uno de los hombres con más poder del régimen y mano derecha del dictador hasta 1942, dé nombre a un tipo de organización que se supone que en España debe perseguir “el interés general”.
Serrano Súñer fue tres veces ministro de Franco, orgulloso fascista y admirador de Adolf Hitler, con quien estrechó relaciones y se llegó a reunir en Berlín en 1940. Ese mismo día, las autoridades alemanas daban la orden a la Gestapo de enviar a los españoles capturados por las tropas nazis en Francia al campo de concentración de Mauthausen, donde muchos fueron asesinados.
Según la información del registro del Ministerio de Justicia, la fundación tiene por fines “la conservación, custodia, mantenimiento y divulgación” del patrimonio del ministro franquista y entre sus actividades se incluye “el estudio e investigación” de su vida y obra “al servicio de España”. En su momento, estos bienes fueron valorados en un millón de euros, según las cuentas de 2016, que los detallaron en “biblioteca, cuadros, obras y objetos de arte y mobiliario”.
España, “Una, Grande y Libre”
La Fundación Blas Piñar es la más reciente de todas. Constituida en 2014, unos meses después del fallecimiento del líder de Fuerza Nueva, no hay ni uno solo de sus patronos que no lleve su apellido. Entre ellos figura como presidente el general de Brigada de Infantería retirado Blas Piñar, que fue expedientado en 1981 por promover un manifiesto firmado por un centenar de militares en apoyo a los golpistas del 23F. Él y otros de sus hijos fundadores de la entidad han suscrito recientemente el manifiesto en defensa de Franco, al que le agradecen “salvar España”.
La fundación que elogia al histórico líder ultraderechista, que una vez muerto el dictador volvió, como él, a la Plaza de Oriente para clamar por la continuidad de la dictadura. Fue uno de los rostros más representativos del llamado “búnker” franquista, formado por los políticos que se resistían a las reformas democráticas durante la Transición.
La organización hace gala de ello en su web, en la que asegura que “nuestra patria” vive “un eclipse casi total” producto del paso del franquismo a la democracia. Por eso su objetivo es “poner a disposición de todos los españoles [...] el patrimonio intelectual y moral” del político y del partido Fuerza Nueva “en la esperanza de que sea garantía de un nuevo renacer de España Una, Grande y Libre”, dice recalcando el lema por excelencia del franquismo.
La fundación gestiona el archivo y la biblioteca de Blas Piñar, “edita y divulga sus obras literarias y audiovisuales” y organiza actividades y homenajes públicos. El pasado 20N republicó en su web el discurso dado tal día de 1978 en un acto tributo a Franco y Primo de Rivera, en el que se afirmó que “no son páginas de archivo” sino “guiones de combate para una empresa sagrada y común”.
Un golpista y “la infancia desvalida”
Fue uno de los golpistas más sangrientos pero tiene una fundación que lleva su nombre. La denominación completa es Fundación Pro Infancia Queipo de Llano y fue fundada por él mismo, al igual que la de Serrano Súñer, pero más de medio siglo antes. Su único fin, según su registro, es “amparar y proteger a la infancia desvalida” y para ello asegura que “destinará los ingresos que obtenga a instituciones de carácter benéfico”. Entre los vocales de sus patronos figuran un puñado de 'Queipos de Llano' descendientes del militar que comandó la victoria franquista en el sur y ordenó el asesinato de miles de personas en Sevilla.
Poca información pública hay sobre las actividades de la organización, que según una reciente investigación sirvió al militar para adquirir las 500 hectáreas que conforman el cortijo de Gambogaz, en manos hoy de sus descendientes. Las asociaciones memorialistas han sostenido siempre que se trató de una “apropiación ilegítima” para la que el golpista utilizó la Fundación Agraria Queipo de Llano, que fue creada el mismo día que se hizo el traspaso de la finca, el 24 de diciembre de 1937, en plena Guerra Civil, según sostiene Antonio Martín en Fundaciones Queipo de Llano. Historia de un expolio (El Paseo, 2023).
La investigación concluye que la fundación fue una “pantalla escritural” y que el golpista “no realizó desembolso económico alguno” para convertirse en titular del cortijo. Sostiene Martín que la actual fundación Pro Infancia Queipo de Llano es, en esencia, la misma que la Agraria. De hecho, la fecha de fundación de la primera que figura actualmente en el registro es la misma, la Nochebuena de 1937.
Está por ver cómo responderán las cuatro fundaciones al trámite iniciado por el Gobierno. El plazo para que la Fundación Francisco Franco haga las alegaciones al acuerdo de extinción ya ha finalizado. Todo parece apuntar a que su defensa intentará justificar que no humilla a las víctimas de la dictadura, que es la condición que establece la ley junto a la apología del franquismo. Por eso, en su web asegura que “no hay fundamento” para que sea clausurada porque “no hay prueba directa” de la humillación. La apología de la dictadura no la desmienten, al contrario: “No solo no negamos la apología del franquismo, sino que es un imperativo moral del que esta fundación se honra”.