2017 EA, el asteroide que nos rozó hace una semana
El pasado 2 de marzo de 2017 el asteroide 2017 EA pasó muy cerca de nuestro planeta: a una distancia mucho menor que la que nos separa de la Luna e incluso bastante más cerca que nuestros satélites geosíncronos.
Pasó a sólo 14.500 kilómetros de las olas del Pacífico, rozando en términos astronómicos. No es el único; solo en el último año 47 objetos han pasado más cerca que la Luna. Y tampoco el más peligroso, ya que 2017 EA tiene un diámetro de solo tres metros y una masa de 21 toneladas que con su velocidad de 20,6 m/sg le da una energía de impacto de apenas 1,1 kilotones.
Un dato preocupante: la existencia de este diminuto objeto sólo fue detectada seis horas antes de su máximo acercamiento.
A lo largo de su fugaz encuentro con nuestro planeta, 2017 EA fue observado intensamente, aunque tras el acercamiento se desvaneció con rapidez. Del análisis de su órbita sabemos que volverá tres veces en el próximo siglo, en 2046, 2055 y 2066, aunque la probabilidad de que choque con nosotros en alguna de esas fechas es del 0,000140000%; dicho de otro modo fallará las tres veces con el 99,99986000% de probabilidad.
Dado su tamaño y si su composición es típica, un choque quedaría en un simple bólido con una potencia de 1 kilotón, como los que ocurren varias veces al año: al menos 500 casos desde 1988, nada para preocuparse demasiado.
El asteroide que estalló en Rusia
Como comparación el bólido de Cheliábinsk, que estalló sobre Rusia el 15 de febrero de 2013, estuvo causado por un asteroide de 15x17 metros y entre 10 y 20.000 toneladas que se generó 500 kilotones a más de 20 kilómetros de altura. La explosión provocó miles de heridos, desparramó casi seis toneladas de meteoritos (incluyendo una roca de 650 kilos) y fue profusamente filmada.
La roca no había sido detectada hasta el momento de su ingreso en la atmósfera. Curiosamente apenas unas horas después el asteroide 2012 DA14 Duende pasó, como se esperaba, a 27.000 kilómetros de la Tierra en dirección casi contraria; ambos cuerpos no estaban relacionados.
En la base de datos de objetos cercanos de la NASA hay al menos 33 que van a pasar más cerca que la Luna en los próximos dos siglos. Algunos llegará a gran velocidad relativa, como 2000 WO107 el 1 de diciembre de 2140; otros tienen tamaños superiores al medio kilómetro como 2001 WN5. Pero sólo hay uno con una probabilidad por encima del 0,1% según el proyecto de vigilancia de potenciales impactos Sentry, y ese es 2009 FD.
2009 FD, también llamado 410777, tiene 160 m y entre los años 2185 y 2198 pasará 7 veces por dentro de la órbita lunar. Su impacto generaría 1,43 megatones de potencia, como una cabeza nuclear mediana y casi el triple que el bólido de Cheliábinsk. Eso sí, la probabilidad de choque no supera el 0,16%.
Sentry no es el único sistema de cálculo de potenciales impactos; también está la base de datos NEODyS-2 de la Universidad de Pisa, patrocinada por la Agencia Espacial Europea, que dispone de su propia lista de riesgo potencial.
De todas formas y a pesar del aumento de concienciación que han supuesto eventos como el bólido de Cheliábinsk, nuestro sistema de detección de potenciales choques es limitado: solo hemos descubierto tres objetos antes de que impactaran contra nuestro planeta. La verdadera frontera del peligro está en las rocas por encima de los 100 metros, ya que las más pequeñas estallan en el aire disipando su energía; las más grandes llegan al suelo con energía como para crear un cráter de más de un kilómetro de diámetro, algo que se calcula ocurre una vez cada 5.200 años.
El Cráter Barringer de Arizona nació en un impacto así hace unos 50.000 años. Asteroides de mayor tamaño crearían además perturbaciones atmosféricas muy destructivas, hasta llegar a los eventos de extinción masiva como el que acabó con los dinosaurios.
La tecnología actual tiene pocas opciones para desviar un asteroide o fragmentarlo. Se han propuesto muchos métodos, desde ‘tractores’ gravitatorios a proyectiles de hipervelocidad o ‘pastores’ de motor iónico, aunque entre los más prometedores están las explosiones nucleares. La necesidad de detección temprana y de cálculos de la mayor precisión es imperativa, como demuestra el caso Apofis.
(99942) Apofis es un asteroide del tipo Atón descubierto en 2004. Tiene unos 325 metros, una masa de 40 millones de toneladas y según las primeras estimaciones de su órbita había una probabilidad del 2,7% de que chocara con la Tierra en el año 2029, por lo que se asignó un 4 en la Escala de Turín. Finalmente la medición con radar de su velocidad obtenida desde el radiotelescopio de Arecibo en 2006 confirmó que el riesgo es inexistente, al menos durante los próximos 100 años. Apofis, como el resto de los asteroides conocidos, está ahora en el 0 de la Escala de Turín: riesgo nulo.