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Las emisiones mundiales de CO2 crecen de nuevo y alcanzarán su máximo histórico este año

Planta emitiendo gases.

Raúl Rejón

Según se aleja la euforia que presidió el Acuerdo de París de 2015, se diluye el esfuerzo que los países están realizando para frenar el cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero volverán a subir en 2018 y alcanzarán su máximo histórico, según el análisis de los investigadores de la Universidad de East Anglia que se publica este miércoles simultáneamente en Nature, Earth System Science Data y Environmental Research Letters.

Tras tres años casi bajo control, las emisiones de CO volverán a crecer este curso por segunda vez consecutiva. Y no poco. La proyección estima que el incremento se vaya a un 2,7%. Las actividades humanas generan 41.500 millones de toneladas de las que 37.100 procederán de la quema de combustibles fósiles. No se trata de una subida cualquiera. Significa el pico histórico de gases emitidos.

El estudio, presentado por Carbon Budget Project, es un aldabonazo que llega en plena Cumbre del Clima de Polonia (COP24). Cuando se está discutiendo cómo aplicar concretamente el Acuerdo de París y cuánta ambición extra hay que poner encima de la mesa para contener la subida de la temperatura global, las mediciones muestran que, en realidad, se está aflojando. El tercer pilar de esta conferencia, la transición justa, cobra más relieve al tener que activar mecanismos para que los sectores señalados (la minería, las petroleras, las eléctricas…) no esgriman las pérdidas sociales y de empleo que conlleva el abandono de estas fuentes energéticas fósiles.  

La investigadora jefa del proyecto, Corinne Le Quéré, ha sido taxativa al señalar que no basta con instalar renovables, hay que abandonar la dependencia del carbón, el petróleo y el gas: “La energía a base de combustibles fósiles tiene que abandonarse”. La directora del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático ha insistido en la necesidad de apoyo económico para que el cambio “sea justo para todas las generaciones”. Según la científica, “la demanda de energía ha sobrepasado el ritmo de descarbonización”.    

Los investigadores han comprobado cómo el carbón, el petróleo y el gas están detrás de este “fuerte crecimiento” de los gases que provocan el calentamiento planetario. Ninguno de los combustibles fósiles se salva: se ha dado “un sólido crecimiento con el carbón” respecto a años anteriores que vieron una contención. “El petróleo avanza en la mayoría de las regiones”, explican, con más emisiones provenientes de los coches, los camiones y los vuelos comerciales también en EEUU y Europa. “2017 pudo verse como una excepción, pero la subida de 2018 es aún mayor”, explica el director del Centro de Investigación Internacional del Clima de Oslo, Glen Peters (que participa en el estudio). “Es cristalino que el mundo está fallando a su deber de mantener un rumbo que cumpla con el Acuerdo de París. No se está haciendo lo suficiente para apoyar políticas que limiten la cantidad de dióxido de carbono que se lanza a la atmósfera”, ha sentenciado tras publicarse la investigación.

Los cálculos de los investigadores muestran que la concentración de CO en la atmósfera se irá, de media anual, a las 407 partes por millón. Lejos queda el umbral histórico de las 400 ppm que se sobrepasó por primera vez de forma global y continuada en un año, tan solo en 2015. Al inicio de la era industrial humana (1790) esa concentración estaba en 278 ppm.

Ninguno de los grandes responsables mundiales muestra un buen comportamiento. China, que supone el 27% de las emisiones globales, va a subir un promedio del 4,7% la cantidad de CO que lanzará al aire. Los investigadores ligan el repunto al crecimiento económico chino. “Había esperanzas de que China se alejaría rápidamente del carbón [tras los datos ofrecidos desde el Acuerdo de París], pero los dos últimos años han demostrado que no será tan sencillo. El carbón va a dominar el sistema de energía chino en las próximas décadas”, es el pesimista vaticinio de uno de los investigadores, Jan Ivar Korsbakken.

EEUU tampoco está mucho mejor y relanza sus emisiones tras varios años de descenso “por las condiciones climáticas que exigieron más calefacción y refrigeración”. Es decir, hubo picos extremos de temperatura fría y cálida, uno de los efectos comprobados del cambio climático. EEUU supone el 15% de las emisiones y este 2018 aumentará en un 2,5%. La Unión Europea está titubeante ya que su recorte se quedará en el 0,2% cuando venía empalmando rebajas de 2%. El documento indica que India no ha podido separar su intenso crecimiento macroeconómico del uso de fuentes de energía fósiles.

La que fuera directora de la Oficina de las Naciones Unidas para el Cambio Climático durante las negociaciones de París en 2015, Christiana Figueres, ha publicado una declaración que acompaña la investigación científica y ha sido firmada por 100 expertos en política climática. Figueres asegura que “primero y más importante, el mundo debe sustituir rápidamente el carbón y otros combustibles fósiles con renovables. Es un imperativo económico y una necesidad ecológica. Ninguna inversión debería ir dirigida a expandir infraestructuras fósiles y se imponen planes para retirar las ahora existentes a medida que las energías limpias ganan terreno”.

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