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Un escenario global endiablado lastra una cumbre climática que ha perdido a varias de sus 'estrellas' anunciadas

Sesión inaugural de la COP28.

Raúl Rejón

30 de noviembre de 2023 22:38 h

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Las negociaciones en las cumbres del clima siempre son difíciles, pero esta edición comienza lastrada por el conflicto armado que asola Gaza. La lucha entre Israel y Hamas envenena las conversaciones climáticas porque los países árabes están de uñas, y más con la postura de apoyo incondicional a Israel que el presidente de EEUU, Joe Biden, ha desplegado.

El ambiente para la jornada de “alto nivel” que reúne este viernes a los jefes de Estado y Gobierno ha quedado así: Biden no acudirá a la COP28 y es la primera vez que no viaja a una cumbre climática. Tampoco se espera al líder Chino, Xi Jinping, aunque sus ausencias son más habituales. La tercera estrella anunciada en Dubái era el papa Francisco, que iba a estrenarse en una COP, pero Bergoglio no saldrá del Vaticano por recomendación médica.

La cumbre comenzó este jueves con un acuerdo para abrir un nuevo fondo de dinero destinado a compensar los daños y pérdidas de los países más vulnerables a los impactos del cambio climático. Sin embargo, el gran elefante en la habitación es cómo deshacerse de los combustibles fósiles. Y ahí, tanto los países árabes como EEUU tienen mucho que decir porque son grandes productores.

Con este panorama, algunos negociadores veteranos de muchas COP entienden que en Dubái toca “conseguir el mal menor”. Al fin y al cabo, muchos de los países árabes son al mismo tiempo potencias de –precisamente– petróleo y gas: Arabia Saudí, Irak, Kuwait y Emiratos Árabes están el top 10 mundial.

“Mi intuición me dice que podría haber dificultades”, ha contado a Efe el ex ministro peruano y uno de los diseñadores del Acuerdo de París, Manuel Pulgar-Vidal. Su análisis es que el conflicto en Palestina puede complicar las negociaciones: si la guerra en Ucrania tuvo consecuencias, ahora los ataques en Oriente Próximo “se van a a ver reflejados” en la COP. Y apunta a que se genere una política de bloques entre los que apoyan a Israel y los que están del lado de Palestina.

Tras los ataques de Hamás y la campaña militar de Israel en Gaza, la Liga Árabe calificó de “hipócrita” a Occidente por su postura sobre lo que está ocurriendo en Palestina. “Usan una doble vara de medir y no comprenden la región”, añadieron.

Antes de este estallido de violencia, Arabia Saudí había liderado un proceso de normalización de relaciones árabe-israelíes y el Gobierno de Emiratos Árabes (anfitriones de la COP) había invitado formalmente al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu a asistir a la Cumbre del Clima. Todo eso es ya un escenario muy lejano. Con todo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas y el presidente israelí, Isaac Herzog, están programados con minutos de diferencia en las intervenciones de ambos en Dubái.

Encendido del árbol navideño

Al mismo tiempo, en EEUU, Joe Biden ha decidido que no es el momento de dejarse ver por el foro internacional del clima. La noticia de su ausencia se conoció este lunes y las críticas a este movimiento han acabado en que la Casa Blanca anunciara el miércoles, 24 horas antes del inicio de la cumbre, que mandaría a la vicepresidenta Kamala Harris a la inauguración.

La agenda oficial de Biden indica que este jueves tenía previsto una reunión con el presidente de Angola y la asistencia al iluminado nacional del árbol navideño.

Durante el mandato de Biden, si bien su Gobierno ha presupuestado 370.000 millones de dólares para ayudas a energías renovables, también ha elevado la producción de crudo hasta su récord absoluto. De manera parecida se ha intensificado mucho la extracción de gas.

En todo caso, cuando los países de Oriente Próximo y EEUU se miren a la cara respecto a esos combustibles fósiles, ambos bloques verán enfrente un incremento de producción. Respecto al crudo, los primeros subieron un 13% en 2022 (Arabia un 16%, Emiratos Árabes un 15% y Kuwait un 8%). Los segundos crecieron un 6% –EEUU es el primer productor de crudo del mundo–.

Mientras, Rusia, otro de los grandes extractores de petróleo y gas, no es que no apoye el abandono progresivo de los combustibles fósiles sino que se opone a que ese punto forme parte de las decisiones finales.

Exxon sí quiere estar

Y si había expectación por ver cómo el papa Francisco se movía por primera vez en una cumbre climática y trasladaba allí su mensaje sobre que el cambio climático, la anulación in extremis de la visita ha frustrado esa posibilidad. Bergoglio iba a verse con 20 jefes de Estado o Gobierno y mantener otras diez reuniones en las que sostener que la crisis del clima “es una cuestión de justicia intergeneracional. La degradación del planeta no solamente impide una convivencia serena y armónica en el presente, sino que merma en gran medida el progreso integral de las futuras generaciones”.

El Vaticano ha aducido una enfermedad respiratoria del Papa para cancelar “con gran pesar” el viaje a Emiratos Árabes Unidos. El resultado es la pérdida de una voz pública decididamente proclive a exigir más ambición climática. Y un buen puñado de encuentros donde ejercer la famosa diplomacia y persuasión vaticanas.

Es cierto que las negociaciones para alcanzar algún tipo de acuerdo en la COP28 se desarrollarán una vez que los máximos dirigentes hayan terminado sus discursos, pero también que el mensaje político que traslucen las ausencias no es el más halagüeño.

Los que no tienen mucha intención de perderse la cita climática son las empresas del petróleo. El CEO de Exxon, Darren Woods, según Reuters, planea pasarse por los pasillos de la COP.

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