Un fondeo español en aguas de Portugal ayudará a afinar el estudio del cambio climático

Cristina García Casado

Salamanca, 12 dic (EFE).- Investigadores españoles han logrado instalar el primer fondeo en una zona compleja del margen ibérico de Portugal clave para el estudio del clima pasado del planeta, un hito que ayudará a afinar el estudio del cambio climático.

“Es la primera vez que dejamos una instalación un año entero viendo todo lo que pasa en el océano, algo que no se ha hecho nunca en esta zona porque tiene mucho movimiento de aguas. Se intentó anteriormente y no aguantó la instalación”, ha explicado a EFE Blanca Ausín, la investigadora de la Universidad de Salamanca que lidera la misión PASSAGE23.

La zona donde se ha colocado este fondeo está considerada “la piedra de Rosetta” de la paleoclimatología, porque “se registran las señales climáticas del Ártico y las de la Antártida, y lo que pasa en las latitudes medias, todo a la vez”.

“En lugar de tener que ir a cada uno de esos sitios en el mismo periodo temporal, nos permite conocer todo a la vez. Nos da el mismo texto en tres lenguajes diferentes”, ha descrito la investigadora.

La financiación del Consejo Europeo de Investigación en el marco de su programa Horizonte 2020 ha permitido que los científicos puedan colocar por fin un fondeo en una zona tan compleja.

“La financiación nos ha posibilitado adquirir una instrumentación que es muy costosa. Durante un año y medio hemos estado diseñando de manera meticulosa los fondeos, cada uno de sus componentes, comprobando entre todos, con un equipo multidisciplinar para asegurarnos de que la instalación va a aguantar allí”, ha detallado Ausín.

El fondeo está anclado con antiguas ruedas de tren y lleva numerosas boyas para que se mantenga erguido y aguante las mareas. La primera boya está a 400 metros de profundidad para evitar que, al pasar los pesqueros, se la lleven y se dañe el instrumento.

Conocer el pasado del clima

La instalación captura las partículas que son transportadas en el océano y encapsulan información climática, al tiempo que registra también las características de las masas de agua, como su temperatura, salinidad, turbidez y velocidad de la corriente.

Además, durante la campaña se tomaron muestras de agua y sedimento marinos de hasta 3.625 metros de profundidad que ahora estudiarán los científicos en el nuevo laboratorio de Biogeociencias de la USAL (BIG), en colaboración con la Universidad de Barcelona, el ETH de Zúrich, y el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera.

Su análisis permitirá informar sobre “los diferentes procesos que redistribuyen las partículas sedimentarias marinas, con el fin último de identificar y corregir sesgos espaciotemporales en las reconstrucciones climáticas”, ha indicado Ausín.

“De esta zona hemos sacado mucha información sobre climas pasados. Ahora podemos ver cómo viajan las partículas e informar sobre la fiabilidad de lo que descubrimos en el pasado”, ha precisado.

Estudiar el pasado permite a los científicos conocer cómo han sido los climas y cómo funciona su dinámica. Esta expedición va más al detalle y pretende ver si las reconstrucciones que se han hecho en esa zona son fiables al 100%.