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El Gobierno incluirá la educación sexual para el alumnado “en todas las etapas”

La ministra de Educación, Isabel Celaá.

Belén Remacha

El Ministerio de Educación y el de Sanidad trabajan conjuntamente “para que la promoción y educación para la salud afectivo sexual quede incluida de manera transversal y efectiva en todas las etapas educativas”. Fuentes de ambos ministerios confirman a eldiario.es esa labor, como parte de la nueva ley de reforma educativa que busca derogar la Lomce. El texto aún está en una fase muy inicial de redacción y su anteproyecto sigue a expensas de que se apruebe en el Congreso y de una eventual convocatoria de elecciones.

Desde los ministerios no especifican qué contenidos en salud sexual comprendería el currículum por estar todavía en desarrollo. Tampoco si éstos quedarían incluidos dentro de una asignatura que ya contempla el anteproyecto y que se denomina Educación en Valores Cívicos, similar en su descripción a la antigua Educación para la Ciudadanía, o si se llevaría a cabo de otra manera –con horas lectivas propias o a través de otras asignaturas–. Sí detallan que uno de los pilares del proyecto es que, mediante la coeducación, se fomente “en todas las etapas el aprendizaje de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, la prevención de la violencia de género y el respeto a la diversidad afectivo-sexual”, según fuentes del Ministerio de Educación y FP.

Desde Sanidad también indican, por otra parte, que entre los comités técnico e institucional que están preparando el plan operativo a desarrollar los próximos años dentro de la Estrategia Nacional de Salud Sexual existe un “rotundo consenso de la necesidad de reforzar la salud afectivo sexual en el entorno escolar”, y en que esto se haga “de forma equitativa en todo el territorio”. La ministra María Luisa Carcedo ya lamentó en diciembre la carencia de una materia sobre Educación para la Salud que contemplara la afectivo-sexual: a día de hoy no existe nada parecido en la etapa obligatoria.

Para tratar de subsanarlo, Carcedo anunció entonces que iba a “proponer la colaboración con el Ministerio de Educación” para incluirla en el entorno escolar y mencionó temas que le preocupaban como “el aborto entre las jóvenes, la maternidad fortuita o las enfermedades de transmisión sexual (ETS)”. Advirtió de que “se ha identificado ya un aumento de las prácticas de riesgo” y de que los jóvenes acababan informándose sobre sexualidad por otras vías. Por su parte, la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, defendió en septiembre en el Congreso ante una pregunta parlamentaria la importancia de incluir la “educación emocional y sexual” en el currículum escolar.

Fuentes del PSOE que trabajan en el anteproyecto de ley insisten en que de momento el texto está en una “fase inicial” y que la prioridad es que “salga adelante en trámite parlamentario”. La definición del contenido de las asignaturas correría a cargo de los ministerios implicados en cada materia, que ya están en ello como confirman a eldiario.es, y, además, se realizaría en conjunto con los demás agentes sociales: padres, estudiantes y organismos. El anteproyecto de ley sienta “unas bases” y sí se puede leer en él que uno de sus objetivos es fomentar “el respeto a la diversidad afectivo sexual”, así como la creación de la asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos en Primaria y Secundaria que ponga “especial atención al conocimiento y respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia y a la igualdad entre hombres y mujeres”.

Un precedente: Skolae

La Educación Sexual Integral, según la describe el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “incluye información científicamente precisa sobre desarrollo humano, anatomía y salud reproductiva, así como sobre anticoncepción, parto y ETS” y abarca el “análisis de la vida familiar y las relaciones, la cultura, los roles de género y derechos humanos como la igualdad de género”. La Unesco define su papel como “esencial en la salud y el bienestar de los niños y jóvenes”.

En España no hay ninguna materia que la trate específicamente. Cuando estaba vigente la Ley de Educación de 2006, durante el gobierno de Zapatero, la educación afectivo-sexual se cursaba frecuentemente dentro de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, aunque la asignatura no se centraba en ello y que se diese o no “dependía de cada docente”. Lo explica Kika Fumero, profesora especializada en coeducación que la impartió: “Funcionaba mucho más así, porque tener la ley de tu parte y poder apoyarte en ella te abre puertas para trabajar con más herramientas”.

La LOMCE eliminó aquella asignatura y actualmente, opina Fumero, la educación sexual en las aulas es “deficiente”. Roberto Aguado, responsable del Diploma de Especialización en Educación Sexual de la Universidad Pública de Navarra, habla de su “práctica inexistencia” y, en todo caso “muy poco sistematizada, por lo que resulta imposible hacer un balance general”. Aguado también pone el foco en que “el profesorado no recibe la suficiente formación; esta es inexistente en la universidad y faltaría introducir esta formación en los estudios de Grado en todas las carreras”, añade.

Un proyecto autonómico que sí desarrolla este contenido es Skolae, todavía este curso en fase piloto en unos cien centros de Navarra (gobernada por Geroa Bai, Bildu, Podemos e Izquierda-Ezquerra) y objeto de varias polémicas a nivel estatal y regional. La propia Isabel Celaá lo ha defendido en el Senado alegando que según la legislación española “es imprescindible que a través de la educación se combatan conductas sexistas, y la violencia de género”. Lo hacía en respuesta al PP, que acusaba en el Senado y el parlamento regional a los responsables de Skolae de imponer “ideología de género atentando contra los derechos fundamentales de la infancia y sus familias” y de promover “juegos eróticos infantiles” por sus propuestas para niños de 0 a 6 años dentro del “reconocimiento de la sexualidad infantil desde el nacimiento”.

En Skolae se incorpora, según su web, “el aprendizaje de la sexualidad y buen trato (...) el autoconocimiento hacia la construcción de relaciones y amores desde la aceptación y el respeto por la diversidad, lejos de violencias machistas”. El docente Roberto Aguado lo califica como “un buen proyecto educativo”. Para él, en Navarra se ha asistido a su “politización interesada, e injusta” y a la “lectura tendenciosa y descontextualizada de partes de dicho programa”.

Cómo sería una educación sexual en las aulas

La profesora Kika Fumero señala que, “teniendo en cuenta lo importante que es lo emocional y afectivo en estas edades”, si el alumnado no encuentra la información en el aula, como ocurre, la va a ir a buscar en otro sitio “que en la inmensa mayoría de los casos es internet y la pornografía, y luego lo que ven lo aplican en sus relaciones”. En su experiencia, esto es muy grave porque se traduce en que los chicos sienten “frustración” pero, peor, las chicas “miedo y preocupación ante el acto sexual”.

Esta experta sí opina que debería haber una asignatura específica de educación emocional, afectiva y sexual “que no se limite a explicar qué es el coito; que hable de otros tipos de sexualidad, no solo heterosexual. También que se aborden los peligros, las ETS, siempre desde esa perspectiva plural: por ejemplo, las que se pueden contagiar entre dos chicas”. Para Roberto Aguado, “la materialización de estos proyectos es laboriosa, pero si se permite que se desarrollen en toda su amplitud y profundidad, seguro que, en el medio plazo, la sociedad tomará plena conciencia sobre la transcendencia de la formación y la inevitabilidad de introducir la Educación Sexual adaptada a todos los niveles educativos, incluido el universitario para todas las personas, diversas”, y el objetivo ha de pasar por que el alumnado aprenda “a conocerse, a aceptarse y a expresarse”.

Otros actores implicados en una futura clase de Educación Sexual son las familias y los propios alumnos. Desde el Sindicato de Estudiantes han convocado en el último año varias marchas en las que exigían que se incorporase en todos los centros y a todos los niveles, desde primaria hasta secundaria, una asignatura sobre Educación Sexual “inclusiva, evaluable y obligatoria que inculque valores contra la LGTBIfobia”.

Desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres (CEAPA) comparten que la educación sexual en institutos es actualmente “deficiente, nula” y limitada a “charlas puntuales”, y les preocupa que la mayor fuente de información sea “internet”. Pero creen que el tema “ha de ser transversal, no le vemos sentido a una asignatura única sino a tenerlo presente en todas las materias”. En cuanto a la oposición de algunos padres, creen que “siempre que se incorpora algo nuevo van a surgir conflictos, pero para eso hay que explicar bien lo que se va a hacer. Siempre habrá alguna familiar que se va a negar, pero no la mayoría”, opinan.

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