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El Gobierno se lava las manos ante la polémica de si debe sonar o no el himno de España en actos religiosos

Una banda de música en Valencia.

Carolina Martínez

Lo que empezó siendo un debate local se ha convertido en una cuestión de gobierno. Partidarios y detractores de la interpretación de la Marcha Granadera o Marcha Real -el himno nacional- en actos religiosos se han enfrentado este verano en distintos puntos de la Comunidad Valenciana. Y ahora, tras la consulta oficial de los músicos encargados de tocarlo, el Gobierno se ha manifestado: “La ley no es limitativa ni excluyente”.

Así, el Ejecutivo ha decretado en un comunicado que, a pesar de que las procesiones no están tipificadas como actos en los que debe interpretarse el himno nacional en el decreto que lo regula, tampoco en este se especifica que no se pueda tocar en eventos religiosos o festividades populares.

El debate sobre el himno nació en la localidad valenciana de Sueca, cuando el pasado verano, la alcaldesa de Compromís, Raquel Tamarit, prohibió la interpretación del mismo en la procesión cristiana que el municipio celebra enmarcada en los actos de la fiesta patronal. Ante las críticas de la oposición a Compromís, el Ayuntamiento de Sueca asegura que ellos no prohibieron nada, que “solo aplicaron la ley que desde 1997 regula el uso del himno nacional”. Y recuerda que España “es un estado aconfesional”.

A su iniciativa se sumaron dos alcaldes pedáneos de Valencia: el de Pinedo, y el de El Palmar, ambos también de Compromís. En El Palmar la banda de música que acompañaba a la procesión desoyó las indicaciones de la alcaldesa, Raquel Romero, que advirtió de que no debía tocarse la marcha. Los músicos no acataron su decisión y tras una votación interna reprodujeron la partitura.

En la pedanía valenciana de El Pinedo, el alcalde, Josep Gimeno, manifestó su intención de prohibir el himno en el acto religioso, pero tras una disputa vecinal el primer edil dio marcha atrás y dispuso que finalmente se tocase para evitar lo acontecido en la pedanía vecina, según informó el diario Las provincias.

Las bandas elevan la polémica al Gobierno

Como consecuencia de la desobediencia de la banda de música contratada para acompañar la procesión de El Palmar, la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV), con el objetivo de que esta situación no se repitiese, elevó la polémica al Gobierno.

En una consulta oficial a la delegación del Gobierno de la Comunitat Valenciana, la FSMCV preguntó sobre la obligatoriedad o no de tocar el himno de España en las procesiones y festejos populares.

A la pregunta, el ejecutivo contestó citando a la ley que regula el uso del himno y asegura que esta normativa no “limita ni excluye” a otras posibles situaciones.

El himno, según lo establecido legalmente debe tocarse “en actos a los que asistan miembros de la Casa Real, el presidente del Gobierno, en homenajes a la bandera nacional, en actos deportivos con representación oficial de España y en los previstos en el Reglamento de Honores Militares”. Así que no obliga a tocarlo en fiestas patronales o religiosas.

En manos de una costumbre franquista

En el mismo comunicado, el ejecutivo deja el resto de posibles casos en los que se puede reproducir la marcha en manos de la costumbre. Sostiene que debe interpretarse “cuando proceda”, “de acuerdo con la costumbre y usos protocolarios habituales”, recuerda el Gobierno en su respuesta.

En su carta, el ejecutivo recuerda a la federación de músicos que el Tribunal Constitucional define en una sentencia del año 1951 el término “costumbre” como una “norma jurídica elaborada por la conciencia social”, y sostiene que podría suponer una “fuente de derecho en interpretar el himno nacional en concretos actos civiles y religiosos”.

El hecho de interpretar el himno de España en algunas ceremonias religiosas es una costumbre heredada de la dictadura franquista. Durante el mandato de Franco estaba establecido que las imágenes religiosas debían recibir honores militares, y por tanto en su presencia debía sonar el himno nacional.

Esto ha derivado con el tiempo en que las bandas de música toquen la marcha Real en el momento de la salida y la entrada de la imagen cristiana del templo. Unas interpretaciones que se siguen haciendo por costumbre pese a que la ley que obligaba a hacerlo se abolió en 1984.

En 1997 el Gobierno -con Aznar como presidente- aprobó el actual reglamento que rige el uso del himno nacional, que establece, como especifica el comunicado, exactamente en qué momentos ha de sonar la marcha.

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