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El rector de la Complutense reclama una bajada de las tasas del 60 por ciento

El rector de la Complutense cree que lo ocurrido en la capilla no invalida a Rita Maestre

EFE

Madrid —

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Al menos unos 2.000 alumnos abandonaron el pasado curso por no poder hacer frente a los pagos de las tasas, lamenta el nuevo rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, que reclama una reducción progresiva de las mismas hasta los niveles del 2010 que supone, en Madrid, bajarlas un 60 %.

Aunque reconoce que muchas veces es difícil “deslindar” las causas de los abandonos, Andradas aporta esta cifra en una entrevista con Efe en la que reclama a las administraciones, en su caso la Comunidad de Madrid, que deshagan el camino que emprendieron en los últimos años.

“Creo que habría que volver a los precios que había en el 2010, por lo menos. Han subido, aquí en Madrid, un 62 %”, lamenta el rector elegido en mayo pasado para relevar a José Carrillo al frente de la mayor institución universitaria presencial de España.

Andradas recuerda que la Ley Orgánica de Universidades marca que las autonomías son las que deben sostener con sus fondos la actividad básica de sus universidades públicas y apunta como dirección a seguir la de países que España utiliza “como modelo para otras cosas” -cita Alemania, Francia, los países nórdicos-, que tienen un precio “simbólico” en los estudios universitarios.

En el precio de las tasas, especialmente de los máster, encuentra Andradas la causa del importante descenso de matriculación de las últimas convocatorias en todas las universidades.

El rector de la Complutense rechaza el argumento del Gobierno de que el descenso está ligado al acortamiento de las titulaciones.

“Si uno compara las licenciaturas con los grados -hay un año menos de permanencia- es razonable que baje el número de alumnos. Pero habría que comparar el binomio licenciatura más máster”, argumenta Andradas.

La “diferencia fundamental”, añade, está en que el número de alumnos que hacen el máster es “sensiblemente inferior” a los que hacían el quinto curso: “Si se tiene en cuenta que el precio del máster es el doble que el precio del grado, eso echa para atrás a bastantes alumnos, disuade. El precio de las tasas es algo importante... El precio de los máster influye muchísimo”.

Para combatir la subida de las tasas, la Complutense pondrá en marcha este mismo curso el pago fraccionado de matrícula en ocho mensualidades y un fondo de ayuda de un millón de euros, con el objetivo de que ningún alumno se quede fuera del sistema.

Otro compromiso de Andradas es el de no aplicar el decreto “3+2” -la posibilidad de reducir los grados a tres años, que se completarían con un máster-.

“En lo que de mí dependa, no aplicaremos el modelo”, recalca de forma tajante el rector, que pide al nuevo ministro de Educación que replantee una norma a la que se opone “toda la comunidad” universitaria.

Sobre el nuevo formato, Andradas reclama tiempo para ver la capacidad de inserción laboral de los alumnos que simplemente realizan el grado de tres años.

“Comparar con otros países que han ido al tres más dos para ver si los grados de tres años están funcionado o no. En Alemania, resulta que la inmensa mayoría tiene que hacer un máster”, expone.

El rector considera un “problema” el fin de la Selectividad, contra el que propone acuerdos entre las universidades para decidir modelos básicos con criterios comunes, transparentes, objetivos y justos sobre la admisión de alumnos.

Aunque reconoce que es “muy denostada” y tiene “inconvenientes”, Andradas cree que nadie puede poner en tela de juicio que la prueba era un sistema objetivo que garantizaba la igualdad de oportunidades sin discriminación de tipo económico o de otro tipo.

Su supresión avecina una fase de “indefinición” e “incertidumbre”. “Lo razonable, aparte de que alguna universidad pueda poner algún criterio adicional, es que haya criterios básicos compartidos, si no todas las universidades, al menos las de la misma región”.

Esto evitaría que los alumnos tengan que ir “de peregrinaje” de una universidad a otra a lo largo de semanas. “Deberíamos de sentarnos las universidades de Madrid (...) Los mínimos deberían estar pactados y fijados entre todos”.

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