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Un trasplante de arena para salvar el delta del Ebro de la subida del mar

El delta del Ebro es una muestra aguda de cómo se las gasta la crisis climática. Con el visto bueno ambiental casi hecho y un presupuesto de tres millones, esta desembocadura espera un trasplante de arena que le salve, de momento, de la subida del mar que impulsa el recalentamiento de la Tierra.
Alerta roja en la laguna: un ecosistema entero en peligro de extinción
Se trata de llevar 360.000 m3 de material desde tres zonas del propio delta a otras tres especialmente vulnerables y erosionadas. Una suerte de autotrasplante. “Compensar la pérdida de sedimentos (...) mediante la aportación artificial desde las zonas de sedimentación de un volumen equivalente al perdido”, en lenguaje técnico. Un parcheo urgente en el mayor humedal de la costa mediterránea y el tercer mayor delta de todo el Mare Nostrum.

Actuación preventiva de reubicación de arenas en el borde litoral
del Delta del Ebro (Tarragona)
Para solucionar el problema de falta de sedimentos que afecta al Delta del Ebro, se procederá
a la reubicación de arenas en el borde litoral desde zonas con continua sedimentación, que
servirán de préstamo a zonas con déficit sedimentario, donde se realiza el aporte.
Playa Punta
del Fangar
150.000 m3
CIUDAD DE MÉXICO
Playas de la Marquesa -
Balsa de Arena - Riumar -
Los Vascos - Fangar Sur
Playa Isla
de Buda
60.000 m3
Playas Eucaliptus
- Serrallo
Playa del Trabucador
150.000 m3
Punta de Banya
Algunas causas de este problema medioambiental
Déficit de sedimentos
Erosión del mar
Subsidencia
1
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210.000
549.000
El Ebro debería aportar al
La subida del nivel marino y
Subsidencia es el progresivo
Delta de forma natural entre
la mutiplicación de temporales
hundimiento de una superficie
210.000 y 549.000 m3 de
costeros por la crisis climática se
por el asentamiento de terreno
sedimentos cada año, pero
'comen' el litoral.
en cuencas sedimentarias, como
de esa cantidad solo llegan
en el caso del Delta, que se
30.000m3.
El resto se
hunde porque le falta material.
deposita en los embalses.
GRÁFICO: Cristina García Ruiz, FUENTES: MITECO, CEDEX.

Actuación preventiva de reubicación de
arenas en el borde litoral del Delta del
Ebro (Tarragona)
Para solucionar el problema de falta de sedimentos
que afecta al Delta del Ebro, se procederá a la
reubicación de arenas en el borde del litoral desde
zonas con continua sedimentación, que servirán
de préstamo a zonas con déficit sedimentario,
donde se realiza el aporte.
Playa Punta
del Fangar
150.000 m3
Playas de la Marquesa -
Balsa de Arena
- Riumar - Los Vascos
- Fangar Sur
Playa Isla
de Buda
60.000 m3
Playas Eucaliptus
- Serrallo
Playa del Trabucador
Punta de Banya
150.000 m3
Algunas causas de este
problema medioambiental
Déficit de sedimentos
1
El Ebro debería
aportar al Delta de
forma natural entre
210.000 y 549.000
210.000
549.000
m3 de sedimentos
cada año, pero de esa
cantidad solo llegan
30.000m3.
El resto
se deposita en los
embalses.
Erosión del mar
2
La subida del nivel
marino y
la mutiplicación de
temporales costeros
por la crisis climática
se 'comen' el litoral.
Subsidencia
3
Subsidencia es el
progresivo
hundimiento de una
superficie por el
asentamiento de
terreno en cuencas
sedimentarias, como
en el caso del Delta,
que se hunde porque
le falta material.
GRÁFICO: Cristina García Ruiz, FUENTES: MITECO, CEDEX.
Porque la desembocadura del río más caudaloso de España está casi inerme ante los embates marinos. En enero de 2020, la imagen de un delta tragado por el mar copó la atención más allá de los círculos ambientalistas: la tormenta Gloria había empujado las aguas mediterráneas delta adentro hasta anegarlo. No había ya barrera alguna que frenara el empuje del Mediterráneo. El programa europeo de observación por satélite Copernicus dijo haber visto el delta “devastado”.
La factura del cambio climático en algunos puntos del planeta, como la desembocadura del Ebro, es alta y, sobre todo, urgente: no hay tiempo para esperar soluciones más naturales como facilitar que la arena retenida en las presas fluya río abajo. Tardaría demasiado, según la evaluación de impacto ambiental del plan ahora en revisión pública. El presupuesto del Gobierno llega a los 3,6 millones de euros.
El proceso nefasto que disuelve el delta es sencillo de resumir y concatena:
- 1º) Un déficit de sedimentos que se quedan en los embalses de la cuenca del Ebro: le llegan 30.000 m3 al año. Faltan entre 180.000 y 519.000 m3 anuales, según ha calculado el Cedex.
- 2º) La erosión del mar: la subida del nivel marino y la multiplicación de temporales costeros por la crisis climática se comen el litoral.
- 3º) La subsidencia: el delta se hunde cada vez más porque le falta material con el que sostenerse.
Esta desembocadura es uno de los puntos privilegiados donde existen lagunas costeras en España. Un hábitat considerado prioritario por la Comisión Europea que marcha camino a la desaparición. Ilustran esa decadencia sus compañeros de viaje: el 90% de todo este hábitat lo componen el Delta, L'Albufera de València, el Mar Menor y Doñana. Seo-Birdlife y Ecologistas en Acción han pedido al Gobierno que active el Catálogo Español de Hábitats en Peligro con este biotopo.
Los trasplantes, de norte a sur, se reparten así por el mapa del Delta de l'Ebre. Desde la Punta del Fangar –que es reserva natural de fauna salvaje– deben salir 120.000 m3 a las playas de la Marquesa, Riumar y Balsa de Arena más otros 30.000 a la zona sur de la misma punta. Desde la playa del Serallo (en el centro) viajarán 60.000 m3 de arena para proteger la Isla de Buda. Y desde la punta de la Banya, el extremo sur, se trasplantarán 150.000 m3 al malherido Trabucador.
Asedio por todos los frentes
La lectura de la evaluación ambiental del proyecto muestra un delta que asemeja un bastión asediado por todos sus frentes marinos: norte, centro y sur.
En la parte septentrional de la desembocadura es por donde avanzó, casi imparable, el agua salada soplada por Gloria. “La reducción de la playa en esta zona supone una amenaza para la costa y los fenómenos que pueden favorecer la inundación de los terrenos adyacentes”, describe este documento. Ese enero de 2020, la inundación penetró 2,5 km, calcula. “La erosión que sufre todo el frontal del hemidelta norte en el municipio de Deltebre ha provocado la desaparición de parte del sistema dunar de protección así como parte de la playa en el frente costero”. Traducido: aquí el delta retrocede a una tasa de 3,5 metros cada año.
Por el sector central, solo un año después de Gloria, entró Filomena. Se llevó por delante buena parte del cordón de dunas de la isla de Buda. Esa defensa de montículos de arena redujo su anchura a menos de 50 metros, cuando, explican los técnicos de Costas, “una situación de equilibrio” se considera en 100 metros. Las dunas ya estaban muy debilitadas: en la década de los años 50 del siglo XX superaban los 600 metros de anchura. En poco más de medio siglo se ha encogido un 91%.
Por el frente sur, “los últimos temporales han provocado roturas y rebases de la barra del Trabucador que, acompañados de la subida del nivel del mar, han ocasionado la inundación del 60% de la barra”. Cuando se rompe esta delgada línea arenosa, por esa puerta entra el parásito Haplosporidium hacia las poblaciones sanas de nacra, el mejillón gigante del Mediterráneo en peligro crítico de extinción. Desaparecida del litoral andaluz y balear, la Pinna nobilis sobrevive a duras penas en el delta y el Mar Menor. Dos hogares que no pasan sus mejores horas.
Josep Juan Segarra, de la Plataforma Sediments, cuenta que este plan de reubicación de arena “es solo una solución a corto plazo que puede servir para mantener algunas actividades económicas como las salinas o algunos arrozales que lo necesitan, pero no sirve para afrontar a fondo el problema: que lleguen los sedimentos”. Juan Segarra explica que “habría que aprovechar la energía de las riadas para transportarlos, pero todavía no se sabe ni cómo es el estado del fondo de las compuertas de las presas río arriba como Riba-roja para poder gestionar tanto la arena como la seguridad”.
Lo que ha quedado descartado es blindar la línea del litoral con cemento. La construcción de espigones y escolleras sí devolvería la estabilidad, explica este análisis técnico, pero “no podría implementarse en las próximas semanas ni es una alternativa socialmente bien vista”. En todo caso, temporales como Gloria, que multiplicó la destrucción de paseos marítimos y construcciones que invadían la costa del Levante, han demostrado que el mar, a la larga, acaba reclamando (y ganando) su espacio.
¿Y por qué no dejar que el Ebro vuelva a llevar los sedimentos al delta? Liberar las arenas del complejo de embalses río arriba “requerirá un cierto tiempo debido a su elevada complejidad técnica, ambiental y administrativa”, justifican en Costas. Habría que, primero, sacar esos sedimentos acumulados de los embalses para que luego fluyeran. No sirve, dicen, para salvar la emergencia porque “el sistema costero responde de manera lenta a la llegada de sedimentos”. Es decir, la situación se ha degradado ya a un nivel que no pueden respetarse estos tiempos más naturales.
Josep Juan Segarra añade: “Nos dicen que la gestión de esos sedimentos sería para medio o largo plazo, pero si no comienzan alguna vez, no será nunca”.