El zarapito fino se declara oficialmente extinto, la primera extinción de un ave continental europea en la historia moderna: ¿podría haberse salvado?

Los informes científicos reconocieron que apenas se conocían sus zonas de cría y migración, lo que impidió actuar a tiempo

Héctor Farrés

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La pérdida de una especie representa siempre una fractura en el equilibrio natural. Cada vez que una población deja de cuidarse o su entorno se degrada, el resultado acaba siendo la desaparición definitiva. Ejemplos como el dodo, la bucarda pirenaica o algunos rinocerontes muestran hasta qué punto la desatención humana puede borrar vidas enteras del planeta. Ese patrón se repite hoy con distintos rostros, y uno de los más recientes pertenece a un ave migratoria europea cuya extinción se ha confirmado tras décadas de incertidumbre.

La comunidad científica confirmó que el zarapito fino, Numenius tenuirostris, ha sido declarado oficialmente extinto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El anuncio, recogido por BirdLife International y el Museo de Historia Natural de Londres, señala que el último ejemplar fue visto en 1995 en los humedales de Merja Zerga, en la costa atlántica de Marruecos. Se trata del primer caso de una ave continental europea extinguida en la era moderna y del segundo vertebrado del continente que desaparece en apenas unas décadas, después de la bucarda pirenaica.

La falta de datos y de coordinación internacional selló su destino

El zarapito fino, de figura esbelta y pico curvado hacia abajo, solía anidar en Siberia occidental y desplazarse cada invierno hacia las regiones templadas del sur. Su población ya mostraba un fuerte descenso desde inicios del siglo XX, cuando los informes de 1912 alertaban de una merma drástica. Tres décadas más tarde, su presencia era casi residual. En 1988 pasó a figurar en la lista roja de especies en peligro crítico.

Los estudios del Ministerio de Medio Ambiente español y de la Real Sociedad para la Protección de las Aves británica coincidieron en que su extinción estaba prácticamente asegurada. El informe de 2006 del ministerio reconocía que “se trata de una de las especies peor conocidas del Paleártico occidental”. La última fotografía confirmada data de febrero de 1995, tomada en Marruecos. A partir de entonces no se registraron más citas fiables, y los expertos asumieron que la especie había desaparecido definitivamente.

Décadas de declive acabaron borrando a una especie migratoria única

Las causas de su desaparición se concentran en la degradación del hábitat. La desecación de marismas, turberas y pantanos para uso agrícola eliminó gran parte de sus zonas de alimentación. A ello se añadieron la caza, la contaminación, la fragmentación de su ya escasa población y la aparición de nuevas enfermedades. El biólogo Alexander Bond, del Museo de Historia Natural de Londres, explicó que “según se acentúa el cambio climático, las circunstancias empeoran para las aves”.

Los especialistas coinciden en que el zarapito fino pudo haberse salvado si las medidas de protección se hubieran aplicado antes y con mayor coordinación internacional. La falta de datos sobre sus áreas de cría y migración dificultó el diseño de planes eficaces, y cuando estos se elaboraron, la especie ya estaba demasiado debilitada. Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias, afirmó que “la extinción del zarapito fino demuestra la urgencia de aplicar medidas efectivas para asegurar la supervivencia de las especies migratorias”.

La extinción del zarapito fino deja una lección sobre la urgencia de actuar antes

El debate científico posterior giró en torno al momento en que se perdió la oportunidad real de salvarla. Graeme Buchanan, investigador de la Real Sociedad para la Protección de las Aves, señaló que “tal vez se dedicó demasiado tiempo a observar su declive y poco a intentar corregirlo”. Su reflexión, por lo tanto, resume la autocrítica de una comunidad que reconoce los límites de su capacidad cuando las acciones llegan tarde.

La última foto fue tomada en suelo marroquí

Las organizaciones conservacionistas subrayan que la desaparición del zarapito fino refleja una tendencia más amplia. BirdLife International advirtió que muchas aves limícolas, como los zarapitos reales y trinadores, sufren presiones similares. En España aún sobreviven poblaciones del zarapito real, especialmente en la Terra Chá lucense, aunque su reproducción es escasa y requiere seguimiento constante.

El caso del zarapito fino se percibe como un aviso claro sobre la necesidad de actuar con rapidez ante los indicios de declive. La especie se ha ido para siempre, pero su pérdida ha impulsado una reflexión profunda sobre cómo evitar futuras extinciones. La historia de esta ave concluye sin retorno, aunque su legado científico mantiene vivo el propósito de conservar lo que todavía permanece.

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