Un nuevo neopreno logra resistir mordiscos de tiburón blanco en mar abierto

Las pruebas confirmaron que incluso frente a tiburones de gran tamaño, los trajes modernos disminuyen heridas catalogadas como sustanciales o críticas

Héctor Farrés

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El riesgo de sufrir una mordida de tiburón existe en muchas costas del planeta y se intensifica en el caso de los grandes blancos. Estos animales destacan por su tamaño, su potencia y la estructura de sus dientes, que desgarran carne y huesos con facilidad. La supervivencia tras un ataque de esta magnitud resulta complicada incluso en aguas poco profundas.

El impacto físico de una embestida puede provocar fracturas además de laceraciones extensas. Esa gravedad explica por qué los investigadores han puesto tanta atención en nuevas formas de protección para surfistas y buceadores.

Varios materiales demostraron disminuir las heridas más graves en pruebas con tiburones reales

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Flinders y publicado en Wildlife Research confirmó que varios tejidos fabricados con polietileno de peso molecular ultraalto reducen los daños provocados por tiburones blancos y tiburones tigre. Los materiales analizados fueron Aqua Armor, Shark Stop, ActionTX-S y Brewster. La investigación demostró que, en comparación con el neopreno estándar, todos ellos disminuyeron la cantidad de lesiones graves que suelen desembocar en hemorragias fatales o pérdida de extremidades.

Para llegar a estas conclusiones, los expertos probaron los materiales en el mar con tiburones reales. El equipo utilizó tiburones blancos en el Golfo Spencer, en Australia Meridional, y tiburones tigre en la Isla Norfolk, Queensland. Los animales fueron atraídos con carnada, tras lo cual se les ofrecieron paquetes de espuma recubiertos con los tejidos en estudio, que simulaban la densidad de la carne humana.

Los ataques de tiburón pueden dejar lesiones graves y en muchos casos acabar con la vida de las víctimas

Se registraron 84 mordidas de tiburón blanco y 68 de tiburón tigre, con una clasificación final que distinguió entre daño superficial, leve, sustancial y crítico.

Sin embargo, el profesor Charlie Huveneers advirtió que estos trajes no garantizan seguridad absoluta. Las mordidas continúan generando lesiones internas y aplastamientos que superan la protección de la tela. La diferencia es que permiten limitar la pérdida de sangre, lo que aumenta las probabilidades de sobrevivir en una situación de emergencia.

Los nuevos materiales superan a las antiguas cotas de malla por su ligereza y flexibilidad

Ese riesgo adquiere relevancia cuando se analizan los datos de la Base de Datos Australiana de Incidentes con Tiburones, que en la última década registró un promedio de 20 heridos y casi 3 muertes anuales. La gravedad de los casos se relaciona con arterias seccionadas o con la amputación de extremidades.

La cifra adquiere rostro con la reciente muerte del surfista Mercury Psillakis en Dee Why, Sídney, tras un ataque de tiburón. Su caso reavivó la urgencia de contar con medidas de protección efectivas que permitan practicar surf en costas donde habitan estos depredadores.

A pesar de todo, el contraste con los antiguos trajes de cota de malla es evidente. Aunque ofrecían un blindaje eficaz, su peso y rigidez resultaban inadecuados para deportes como el buceo o el surf. Los nuevos materiales, en cambio, destacan por su ligereza y flexibilidad.

El doctor Tom Clarke, de la Universidad de Flinders, señaló que incluso frente a tiburones de más de 3 metros los trajes redujeron los daños severos. Aunque observó pequeñas diferencias de desempeño entre tejidos, todos mostraron un efecto protector medible al disminuir las heridas catalogadas como sustanciales y críticas.

Mientras tanto, otras instituciones exploran vías distintas. La Universidad Macquarie, en 2024, presentó un sistema de luces LED que altera la percepción visual de los tiburones y dificulta que confundan a surfistas con presas naturales. Esta propuesta se suma a un conjunto de medidas que buscan reducir incidentes sin afectar el equilibrio ecológico.

Los avances refuerzan la confianza de quienes pasan horas en el mar sin modificar la conducta animal

La dimensión social también aparece en el trabajo de Brianna Le Busque, psicóloga de la Universidad de Australia del Sur. La especialista estudia cómo los surfistas perciben el riesgo y asegura que herramientas como trajes resistentes o dispositivos de disuasión ofrecen una sensación de control que contribuye a disminuir el miedo.

El investigador Nick Whitney, del Acuario de Nueva Inglaterra, opinó que estos materiales aportan confianza a quienes pasan largas horas en aguas frecuentadas por tiburones. Subrayó además que la protección se centra en la integridad del bañista sin alterar la conducta del animal, lo que constituye una ventaja ética.

Aunque las mordidas continúan siendo poco frecuentes en términos estadísticos, los hallazgos sugieren que disponer de trajes flexibles y resistentes marca una diferencia real para quienes disfrutan del mar en zonas conflictivas. Y al final, lo que parece ciencia aplicada en un laboratorio se convierte en la delgada capa que separa la adrenalina del surf de una visita al hospital o algo peor.

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