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The Guardian en español

'Descolgando a Macron': los activistas del clima que retiran retratos del presidente de sedes oficiales

Emmanuel Macron

Angelique Chrisafis

París —

El pintoresco Ayuntamiento de Lingolsheim, en las afueras de Estrasburgo, comenzaba una pacífica tarde de verano. Las vacaciones escolares ya habían empezado y hacía un calor abrumador cuando a las cuatro de la tarde ocurrió algo excepcional. Un grupo compuesto por 11 personas entró y saludó amablemente a los empleados de la recepción. A continuación se dirigieron hacia la sala de plenos. Allí descolgaron con cuidado la foto de Emmanuel Macron, la misma que preside todos los edificios de administración local, la colocaron suavemente en una bolsa protectora y se marcharon.

Los manifestantes del clima se habían llevado a casa el retrato del presidente de Francia para esperar allí la visita de los gendarmes locales.

Es el último acto de un atípico movimiento de desobediencia civil que está expandiéndose rápidamente por Francia. El retrato enmarcado de Macron ha sido descolgado en más de 100 ayuntamientos provocando la represión policial y el encausamiento judicial de manifestantes de todo el país, desde los pequeños pueblos del Beaujolais hasta las ciudades de Normandía; desde Biarritz hasta París.

Los manifestantes de Lingolsheim explicaron en un comunicado la última retirada del retrato: “El espacio en blanco que queda en la pared simboliza el vacío de la política gubernamental por la emergencia climática”.

Lanzada por los activistas climáticos de la asociación ANV Action non-violente COP21, la campaña 'Descolgando a Macron' es una medida “desesperada y urgente”, en sus propias palabras, para obligar a Francia a hacer más por la emergencia climática.

Macron se presenta ante el mundo como un líder en lucha contra el calentamiento global y un garante del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático. Ha desafiado a Donald Trump por este tema, diciendo aquello de que Francia “volverá a hacer grande a nuestro planeta”. Pero el consejo asesor independiente sobre el clima de la Nación ha alertado hace poco de una “brecha entre la ambición y la realidad”. Según su informe, Francia no está reduciendo los gases de efecto invernadero con la rapidez necesaria, en particular los del transporte por carretera y de los edificios. Sin un cambio de políticas drástico, advirtieron, es poco probable que se cumplan los objetivos.

En temas ambientales y sociales Francia tiene una larga tradición de desobediencia civil, como la campaña del agricultor y activista José Bové para destruir los cultivos transgénicos y como el movimiento que denuncia la pérdida de ingresos por la evasión fiscal que podrían estar financiando la lucha contra el calentamiento.

Un símbolo de la República

Pero retirar los retratos de Macron ha despertado especialmente el interés debido a su simbolismo. Mirando a los ciudadanos desde las paredes de escuelas, ayuntamientos y edificios gubernamentales, los retratos de la presidencia francesa funcionan como un potente símbolo de la República. El coste del retrato enmarcado típico puede ser de sólo unos euros pero, como advirtió Bruno Le Maire (ministro de Economía), “los símbolos de la República no se atacan”.

Entre los activistas del retrato, autodefinidos como ciudadanos corrientes y “decididamente no violentos”, hay funcionarios, profesores retirados, trabajadores del ferrocarril, estudiantes y empleados de pequeñas empresas. Más de 1.000 personas se reunieron la semana pasada durante un campamento por el clima en el nordeste de Francia para preparar nuevas acciones de protesta.

Antes de llevarse el retrato, los activistas hacen viajes de reconocimiento a los ayuntamientos. No se cubren la cara ni ocultan su identidad y a menudo llevan chaquetas muy visibles con el logotipo del grupo. Pero la respuesta policial ha sido contundente en un país, aún tocado por el movimiento de los chalecos amarillos, que a finales de agosto celebra la cumbre del G7.

Ayudados por las fuerzas antiterroristas, los oficiales han interrogado a 89 personas y registrado 72 viviendas. Desde que hace cinco meses comenzó el movimiento, varios activistas han sido juzgados por “robo en grupo con engaño”. En otoño se celebrarán nuevos juicios en ciudades como París, Lyon, Orleans y Grenoble. Desde el grupo activista dicen que cada una de sus comparecencias ante la Justicia hace crecer el apoyo.

“Yo me preguntaba qué podía hacer para canalizar esta rabia que siento ante la falta de una verdadera acción gubernamental para enfrentar la emergencia climática”, explica Anne-Sophie Trujillo Gauchez (46), activista y consultora con experiencia en dirección de misiones humanitarias internacionales para grandes ONGs. Residente en un pueblo del Beaujolais, recicla objetos y utiliza una bici eléctrica pero cree que “gestos individuales como ese no son suficientes si no hay un cambio estructural en la sociedad”.

Trujillo Gauchez y otras 13 personas entraron en el Ayuntamiento de Jassans-Riottier en la mañana de un sábado de marzo para retirar el retrato de Macron de una pared adornada con todos los líderes franceses desde Charles de Gaulle. Unos días después, la policía apareció en su casa con la citación judicial.

Trujillo Gauchez es una de las seis personas juzgadas en mayo durante el primer proceso por “robo en grupo con engaño” en Bourg-en-Bresse, una ciudad en el este de Francia.

“¡Todos somos quita-retratos!”

“¡Todos somos quita-retratos!”, gritaban fuera del juzgado más de 300 activistas durante la audiencia. El juez que presidía la sala preguntó a un activista si estaba de acuerdo en que retirar el retrato podía interpretarse como un ataque a la autoridad del Estado. “Espero que la autoridad del Estado no sea sólo un retrato colgado en el salón de un ayuntamiento que se usa para celebrar bodas”, le respondió.

Los seis activistas fueron condenados con multas diferidas de cientos de euros. Un castigo mucho menor que las penas de prisión y de miles de euros a disposición del tribunal. Pero el fiscal ha presentado un recurso de apelación y a principios del próximo año habrá nuevo juicio. Según la abogada del caso, Christelle Mercier, esa apelación es desproporcionada cuando se tiene en cuenta que la protesta es “puramente simbólica”.

Hay más juicios a la vista. En Lyon, el abogado Thomas Fourrey prepara la defensa de los activistas argumentando que retiraron los retratos por la “necesidad” de la emergencia climática. A Marion Esnault (30), portavoz nacional de la campaña 'Descolgando a Macron', la juzgarán en septiembre junto a la persona que la filmó para YouTube mientras retiraba dos retratos en ayuntamientos de París.

Otros observadores han quedado atrapados en la respuesta de las autoridades. Un sindicato de periodistas presentó una queja por los reporteros locales citados por la policía como integrantes de un robo en grupo, y luego como testigos, después de su trabajo cubriendo la retirada de un retrato de Macron en Normandía

Según Esnault, es todo un símbolo que sea un tribunal que también trata casos de terrorismo el que está celebrando el juicio. “Si Francia quiere ser vista como líder mundial en la emergencia climática, al menos debe cumplir con sus propios objetivos”, dice, añadiendo que el movimiento comenzó cuando Greenpeace y otras ONGs se unieron para denunciar ante los tribunales al Estado y obligarlo a respetar sus compromisos medioambientales. “Creo que en este tema, la desobediencia civil no violenta en Francia va a aumentar como una forma de acción”.

El investigador biomecánico Michael Kluger (30) es uno de los tres activistas recientemente absueltos de un robo de grupo en Estrasburgo. Retiraron el retrato de Macron en el ayuntamiento de Kolbsheim, cerca de un polémico proyecto de autopista de circunvalación. “Se trata de abrir los ojos de la gente por la necesidad de un cambio”, explicó. “Hace falta un salto urgente en la sociedad para repensar nuestra infraestructura y salvar el medio ambiente”.

Traducido por Francisco de Zárate

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