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Las dificultades de las telecos de EEUU para entrar en Cuba

Cuba superó los tres millones de usuarios con acceso a internet en 2014

The Guardian

Mark Walsh —

La visita histórica de Obama a Cuba llega en medio de un frenesí de negociaciones por parte de empresas estadounidenses ansiosas por aprovechar al máximo las oportunidades que llegarán. Pero hay un sector, el de la tecnología y las telecomunicaciones, que muestra lo complicado que será para las empresas y para los cubanos deshacer 50 años de hostilidad.

Antes del viaje presidencial, Verizon Communications anunció un acuerdo de interconexión directa con Etecsa, el monopolio estatal de telecomunicaciones de Cuba. Verizon fue una de entre las varias empresas, como Marriott y Western Union, que anunciaron nuevos acuerdos antes de la visita del presidente, y no fue la primera teleco estadounidense en moverse. Ese honor lo tiene IDT Corp, que el año pasado se convirtió en la primera empresa del sector en firmar un acuerdo de ese tipo con Cuba y sacar provecho de los esfuerzos del Gobierno por reabrir las relaciones con su antiguo rival de la Guerra Fría. Hay otras alianzas a la vista: Google, AT&T y otras miran a Cuba con entusiasmo.

Sin embargo, todos esos acuerdos esconden una desconfianza persistente entre los dos países que hasta el momento ha dificultado cerrar pactos a mayor escala que puedan proporcionar servicios y equipamientos de telecomunicaciones en la isla. Vencer el embargo comercial de EEUU contra Cuba y las décadas de relaciones hostiles entre los dos países es difícil para cualquier negocio estadounidense que trate de valerse de las posibles nuevas oportunidades que se ofrecerán en Cuba.

Para las telecos y las empresas informáticas, las últimas revelaciones sobre las prácticas de vigilancia mundial de la Agencia de Seguridad Nacional añaden un nuevo obstáculo para la entrada en el mercado emergente cubano. En 2014 se supo que el Gobierno estadounidense había financiado en secreto ZunZeno, una red social conocida como “el Twitter cubano”, con la esperanza de usarla para debilitar el régimen de Castro.

“El Gobierno cubano se muestra, con razón, receloso de las empresas de telecomunicaciones estadounidenses, gracias al señor Snowden”, afirma John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU, una organización sin ánimo de lucro radicada en Nueva York que trata de promover el comercio entre los dos países.

Cuando la administración Obama dio su impulso a la normalización de las relaciones con Cuba en diciembre de 2014, el sector de las telecomunicaciones estaba entre los primeros en ver una relajación de las restricciones para fomentar el comercio y la circulación libre de información de y hacia el pueblo cubano. Una serie de nuevas regulaciones permiten a las telecos y las empresas de Internet de EEUU introducirse en varias actividades comerciales en Cuba. Entre ellas está la venta de infraestructuras y dispositivos como teléfonos móviles y ordenadores, el desarrollo de operaciones conjuntas con Etecsa y la apertura de tiendas en Cuba para ofrecer servicios de Internet y telecomunicaciones.

Un progreso lento

Junto a las nuevas normativas aprobadas por los departamentos de Comercio y Tesoro, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) eliminó a Cuba de su “lista de exclusión” a principios de este año. Eso permite a las empresas estadounidenses proporcionar servicios de telecomunicaciones a Cuba sin la aprobación específica de la agencia.

A pesar de esas medidas favorables al comercio, La Habana se ha mantenido precavida. Pedro Freyre, jefe de prácticas internacionales del despacho de abogados de Miami Akerman LLP, considera que el progreso en el sector es por el momento “limitado”. “Creo que va un poco más despacio de lo que la mayoría de la gente habría deseado”, valora.

Dadas las décadas de enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba, puede no parecer tan sorprendente. Pero las revelaciones de la NSA en los últimos años solo han elevado las preocupaciones de Cuba en un área comercial que es sensible por naturaleza, por sus implicaciones para la seguridad nacional.

“Hay tal falta de confianza que superarla en negociaciones bilaterales normales ya es bastante difícil. Hacerlo en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación será muy complicado”, afirma Reuben Smith-Vaughan, director ejecutivo del Consejo Económico EEUU-Cuba, formado en septiembre por la Cámara de Comercio estadounidense.

Los grupos comerciales admiten que las autoridades cubanas han mostrado su preocupación por una posible vigilancia estadounidense cuando se han reunido con las empresas tecnológicas y de telecomunicaciones. “Plantean preguntas: '¿Cómo sabemos que cualquier cosa que os compremos –servidores, por ejemplo– no estará comprometida antes de que llegue, o cuando llegue aquí?'”, explica Kavulich.

Añade que las autoridades también quieren puertas traseras de seguridad instaladas en los productos relacionados con las telecomunicaciones para que puedan supervisar las comunicaciones electrónicas. “Es un problema para las empresas estadounidenses”, afirma.

Escaso acceso a un Internet no censurado

La política de telecomunicaciones interna de Cuba es otro problema. El país lleva mucho tiempo figurando en los ránkings como “uno de los entornos más represivos del mundo para las tecnologías de la información y la comunicación”, según un informe de Freedom House. El año pasado, esta organización clasificó al país entre los peores para la libertad en Internet. Muchos usuarios están limitados a una intranet filtrada por el Gobierno y al sistema de email nacional.

Citando los últimos datos de la Unión Internacional de Telecomuncaciones, la Freedom House estima la penetración de Internet en Cuba en un 30% en 2014. Pero el acceso al Internet abierto se ha estimado en los últimos años en solo el 5% aproximadamente. Las conexiones domésticas apenas existen. En cuanto a los dispositivos, solo en torno al 22% de los cubanos tenían teléfono móvil a finales de 2014.

Después de una reunión bilateral en abril de 2015, un alto cargo estadounidense afirmó que el Gobierno cubano había prometido ampliar la conexión a Internet en los domicilios al 50% de la población y las conexiones móviles al 60% para 2020. Pero la mejora de las infraestructuras que hace falta para eso lleva a algunos observadores expertos a cuestionar hasta qué punto son realistas esos objetivos, señala la Freedom House.

Incluso si Cuba refuerza la construcción de infraestructuras, las empresas estadounidenses se enfrentan a la dura competencia de rivales internacionales. China y sus compañías han tenido hasta el momento un papel importante en el suministro de equipación de telecomunicaciones a Cuba, según Larry Press, profesor de sistemas de información de la Universidad Estatal de California Dominguez Hills y autor del blog Internet en Cuba.

“Huawei es el principal proveedor de infraestructura en Cuba en este momento”, afirma Press, en referencia al fabricante chino de equipaciones tecnológicas. El 1 de febrero, por ejemplo, Etecsa anunció un proyecto piloto para dar servicios de banda ancha en dos barrios de La Habana Vieja con cables de fibra óptica operados por Huawei.

El anuncio llegó una semana después de que una delegación estadounidense de alto nivel –en la que estaba el comisario de la FCC, Thomas Wheeler, y empresas como Cisco Systems, Comcast y la división norteamericana de Ericsson– se reuniera con las autoridades cubanas para hablar de la apertura del comercio en ese sector y de conexiones de comunicación más directas entre los dos países.

Uno de los asuntos que se debatieron fue la posibilidad de un cable submarino norte-sur entre EEUU y Cuba. Daniel Sepúlveda, asistente de la Secretaría de Estado y coordinador estadounidense de las comunicaciones internacionales y las políticas de información, contó al periódico Miami Herald que hay al menos media docena de propuestas de EEUU y de otros países para construir ese cable. Las conexiones actuales de Cuba llegan por satélite y por un cable submarino de fibra óptica que conecta la isla con Venezuela y Jamaica.

En un comunicado difundido tras la visita de tres días a La Habana, Wheeler afirmó que EEUU instó al Gobierno cubano a saltarse la instalación de tecnologías DSL y 3G y pasar directamente a los servicios de última generación. “No está claro, sin embargo, hasta qué punto el Gobierno cubano está ansioso por instalar redes de amplia capacidad”, escribió.

Smith-Vaughan señala que las reticencias de Cuba respecto al desarrollo de las telecomunicaciones también refleja su prioridad de modernizar otras partes de su economía como la agricultura, la construcción y el transporte. “Esas son las cosas que tienen que construir primero”, valora.

Traducido por: Jaime Sevilla

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