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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

Gaza
Destrucción en Gaza por los ataques israelíes

Somood Ahmad tiene 34 años y es madre de dos hijos. Vive en el barrio Itán al suroeste de la ciudad de Rafah, una zona que las fuerzas israelíes han declarado como “segura” de los incesantes bombardeos que asolan el resto de la franja de Gaza. Pero la realidad es que no hay ningún lugar seguro. “Nos fuimos de casa por las amenazas de destrucción de las casas cercanas”, comenta la joven que acompañó a más de 15 personas de su familia a la casa de su tío para refugiarse, a 5 km de a ellos. “La casa contigua a la de mi tío también estaba amenazada”. 

Nada más llegar a la casa de su tío, un repentino ataque aéreo destruyó la casa de al lado: “Brillaban los colores rojos de la fuerte explosión. Se sentía como si hubieran arrancado la casa de cuajo”. La hija de Somood, que estaba sentada al lado de su madre, resultó herida en la cara, mientras su hijo permanecía en el hospital por una lesión grave en el estómago, previa a este incidente.  

Su hijo pequeño, de cuatro años, estaba agarrado a la mano de su madre cuando se escapó para “jugar como cualquier niño”. Corrió hacia el patio trasero de la casa de su tío para ir con sus primos momentos antes de la explosión. “El niño estaba cubierto de polvo negro, gris y sangre. Casi no le reconozco. Le abracé a él y a su hermana y salimos corriendo del lugar de la explosión hacia la calle. Allí vino la ambulancia”, explica Smood que perdió a dos de sus sobrinos en ese mismo incidente. Su hijo pequeño fue llevado al hospital junto con otras personas fallecidas y heridas en ese mismo ataque. “Fue sometido a dos operaciones para sacarle la metralla”. El resto de la familia de Somood huyó a una escuela refugio de UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, un lugar que se ha convertido en su única casa.   

Unas 1.037.000 personas desplazadas se refugian en 156 instalaciones de UNRWA, pero el número de personas desplazadas sigue aumentando.  Las instalaciones acogen a muchas más personas de las previstas. No están diseñados para albergar a un número tan grande de personas. El hacinamiento está provocando una propagación significativa de enfermedades, incluidas enfermedades respiratorias agudas y diarrea, plantea problemas ambientales y de salud y limita la capacidad de la Agencia para brindar servicios. 

Como parte de sus operaciones humanitarias, UNRWA distribuye alimentos y artículos no alimentarios a los desplazados internos en los refugios. Estos incluyen harina, comida enlatada, queso, dátiles y lonas, sábanas de nailon, esteras, colchones y otros suministros humanitarios. 

Pero el goteo de ayuda humanitaria que se permite que entre no es suficiente para cubrir las inmensas necesidades de la población. Las personas que se encuentran dentro de los refugios no tienen suficientes alimentos ni artículos básicos de supervivencia. Los niveles de higiene son deficientes y prevalecen los problemas de salud mental. En promedio, hay una ducha por cada 700 personas y 160 personas comparten un solo baño.  

Debido a las malas condiciones sanitarias, en las últimas dos semanas se ha producido un aumento del 35% en las enfermedades de la piel y del 40% en los casos de diarrea. 

En la misma escuela refugio de UNRWA donde huyó la familia de Somood, Lamis Radi, una mujer de 50 años vive aterrorizada. El edificio en el que vivía fue brutalmente atacado por bombardeos israelíes en la calle Aljalla, en la zona media de la ciudad de Gaza. “Todo ocurrió tan rápido como un rayo. Sentí el calor de mi sangre en mi cara cuando me di cuenta de lo que acababa de ocurrir”.  

Lamis, junto con otras 28 personas, corrieron a la calle cubiertos por su propia sangre cuando terminaron los ataques. En ese momento descubrieron que su casa había recibido el impacto del ataque y destrucción de los edificios de al lado. La familia de Lamis escapó a la casa de su familia en el vecindario de Alsheikh Rodouan en busca de seguridad, pero sabían que cualquier lugar era susceptible de ser atacado: “Escapamos de la muerte para encontrar más muerte”. Poco después de su llegada, un ataque aéreo impactó contra sus vecinos. “Más de 20 personas fueron asesinadas”. Permanecieron allí hasta que las fuerzas israelíes iniciaron sus llamamientos a abandonar el norte de la franja de Gaza. “Salimos solo con la ropa que llevábamos puesta y corrimos por las calles para huir de los fuertes bombardeos. Mientras andábamos al sur de gaza por la calle que Israel había declarado como un pasaje seguro, bombardearon un coche que teníamos detrás a pocos metros de nosotros”. 

El miedo y los horribles recuerdos de estos días permanecerán para siempre en su mente. En la ciudad de Rafah, a kilómetros de lo que fue su casa, Lamis ya no le encuentra sentido ni futuro a su vida. “He vivido en Gaza toda mi vida, he vivido muchas agresiones y ofensivas, pero ninguna como esta. Va más allá de cualquier descripción posible”.  

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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