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La higiene menstrual se ha convertido en una emergencia silenciosa para las mujeres y niñas de Gaza

María Isabel González

11 de junio de 2025 18:48 h

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En Gaza, bajo los constantes bombardeos y un asedio que se prolonga desde hace más de tres meses, la población civil sufre una emergencia humanitaria extrema. Entre las múltiples privaciones, casi 700.000 mujeres y niñas en edad de menstruar enfrentan una crisis silenciosa: la falta de acceso a productos de higiene menstrual, con graves consecuencias para su salud física y mental.

Los suministros sanitarios y menstruales están casi agotados. OCHA y UNFPA calculan que en Gaza en estos momentos se necesitan 10,4 millones de compresas al mes y más del 75% de esta necesidad sigue sin cubrirse. Las autoridades israelíes siguen bloqueando la entrada de ayuda a gran escala en la Franja y los precios de los productos que quedan se han disparado y llegan a costar cinco veces más que antes de la ofensiva. Esto provoca que queden fuera del alcance de la mayoría.

En contextos como el de la Franja, de violencia, destrucción, desplazamiento y escasez de recursos, la gestión de la menstruación se convierte en un riesgo en sí mismo.

Una higiene menstrual deficiente entre las mujeres y adolescentes aumenta el riesgo de infecciones urinarias y complicaciones ginecológicas a largo plazo. Además de aumentar la exposición a la violencia de género, el acoso y la explotación de manera más inmediata. Cuando no disponen de suministros básicos, pueden verse obligadas a depender de otras personas para conseguirlos.

“Las niñas describen la menstruación como una fuente de vergüenza, pánico y aislamiento. Para muchas es un momento de profunda ansiedad y angustia, especialmente en situaciones de desplazamiento, donde la privacidad es inexistente”, explican desde UNFPA.

Para las adolescentes que han comenzado a menstruar en mitad del infierno que es Gaza en la actualidad, la falta de información, privacidad y apoyo les genera incomodidad, vergüenza y dificultades para saber cómo gestionar sus días de periodo.

Menstruar en Gaza sin productos de higiene, sin agua y sin intimidad

Para hacer frente a la grave escasez de recursos higiénicos, las mujeres y adolescentes terminan usando ropas viejas, telas rotas o esponjas, en lugar de compresas. “Me vino la regla mientras estaba en un refugio lleno de gente. Solo tenía una compresa, así que la envolví con papel higiénico para que me durara. No podía levantarme y el dolor era terrible”, explica una joven desplazada en Gaza.

“Tuve que cortar en pedazos una de mis pocas camisetas para que mis hijas pudieran usarlas, en lugar de toallitas sanitarias”, explica un padre preocupado por la situación de sus hijas.

Pero en Gaza, el problema no radica únicamente en la escasez de compresas. En los refugios masificados, las mujeres y niñas carecen de intimidad y deben compartir aseos con cientos de personas. La falta de acceso a baños seguros y a agua limpia las obliga a adoptar estrategias que comprometen tanto su seguridad como su dignidad. Incluso en las precarias tiendas de campaña donde se instalan miles de familias, las dificultades para ellas aumentan.

La falta de agua debido a la destrucción de infraestructura hídrica hace que no puedan lavar ni reutilizar de forma adecuada los productos improvisados para sustituir a las compresas, lo que aumenta el riesgo de infecciones. Incluso algunas mujeres afirman que se saltan comidas o reducen su ingesta de líquido para evitar usar aseos insalubres.

“Mi regla se ha convertido en una pesadilla. Sin agua, sin compresas, sin privacidad de ningún tipo. Cada vez que me viene la regla, desearía no ser una niña”, asegura otra joven desplazada en Deir al-Balah. Los numerosos deslazamientos forzados han provocado que las mujeres y niñas apenas tengan ropa interior y en raras ocasiones puedan lavarla, lo que contribuye a su malestar y a su pérdida de dignidad.

La higiene menstrual no es una necesidad secundaria

En la crisis humanitaria que atraviesa la población de Gaza, la higiene y el control menstrual no es una necesidad secundaria. Es una cuestión de salud, de protección, dignidad y derechos humanos. Las mujeres y niñas deben tener un acceso seguro a los productos higiénicos adecuados para evitar problemas de salud física y mental.

Las agencias de la ONU intentan responder a las necesidades urgentes de la población. Desde octubre de 2023, han distribuido compresas sanitarias desechables a más de 300.000 mujeres y niñas, cubriendo apenas dos meses de uso. Sin embargo, el asedio continuo sigue limitando gravemente el acceso a productos de higiene menstrual para miles de mujeres y niñas en Gaza.

El bloqueo israelí debe llegar a su fin. La distribución de ayuda humanitaria debe estar asegurada para toda la población. En Gaza, esto solo puede hacerse a través de UNRWA y otras agencias de Naciones Unidas.