Marsella, la ciudad francesa que merece la pena descubrir

La ópera principal de Marsella refleja su rica historia.

Helena Crespo

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¿Eres un amante de Francia y su cultura pero estás pensando en un lugar que tenga costa o ya conoces sus ciudades más emblemáticas como París o Lyon? Si es así, Marsella es un destino perfecto. Situada en la costa sur de Francia, Marsella es una encantadora ciudad portuaria, conocida por ser un importante puerto comercial con un gran legado cultural.

En Marsella puedes encontrar calles con encanto, playas turquesa, lugares donde disfrutar del bullicio vibrante de las grandes ciudades europeas y también zonas de tiendas si te gusta el estilo de vida francés.

Y es que Marsella es la segunda ciudad más grande de Francia después de París. Esto la convierte en un destino más que repleto de oportunidades para los viajeros amantes de las ciudades europeas.

Los orígenes históricos de Marsella

Si hablamos de la historia de Marsella nos remontamos alrededor del año 600 a.C. La ciudad fue fundada por los griegos con el nombre de Massalia, lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de Europa. Desde que fuese fundada hace más de 2.600 años, la ciudad ha ido prosperando y adaptándose a la cultura moderna. 

No obstante, ya en aquel entonces y en los siglos siguientes comenzó a ser un importante puerto comercial y centro de intercambio del Mediterráneo, a nivel comercial y cultural. 

Posteriormente, la ciudad fue conquistada por los romanos en el año 49 a.C. Los romanos adaptaron Marsella a su cultura  y costumbres, construyendo en ella edificaciones propias de su civilización como un acueducto y un anfiteatro. 

Marsella también fue asediada debido a su interés monetario a lo largo de los siglos posteriores, siendo invadida y saqueada por los visigodos o los árabes. 

Fue la llegada de la Edad Media la que devolviera a la ciudad francesa su poder y reconocimiento al convertirse en república independiente. En esta etapa de hecho se constituyó la Carta de Marsella, formada por varias leyes que competían al terreno comercial. Dicho tratado influyó en el comercio de toda Europa. 

Posteriormente Marsella siguió floreciendo hasta convertirse en un puerto colonial, en los siglos XVII y XVIII, siendo incluso punto de partida de las expediciones a América en la etapa en la que se descubrió el “Nuevo Mundo”. Por ende, la ciudad siguió creciendo a nivel financiero gracias a las colonias francesas en África y América y el comercio que desencadenó este hecho.

La famosa Marsellesa, como su propio nombre indica, también fue bastión de la Revolución Francesa y lugar que vio nacer el himno francés. Como no podía ser de otra manera, se vio afectada por las revueltas siendo objeto de la violencia en dicha revolución. 

En nuestros días es una ciudad cosmopolita que cambia con los tiempos. Una vez repasada su historia, aterrizamos en el presente en este viaje virtual por Marsella y te contamos cuáles son los lugares que no te puedes perder si vas de viaje a la ciudad francesa.

Barrio Le Panier, el barrio bohemio

Adentrémonos en primer lugar en su barrio bohemio, lleno de esas calles estrechas con fachadas desgastadas por el tiempo que cuentan una historia de pescadores, artistas o amantes. 

Su aire provenzal es agradable y pasear por sus calles o sentarte en sus cafés puede ser tan confortable que te atrape. Pero si estás pensando que en el barrio todo es historia y arquitectura bohemia, no es así para nada. 

Como te comentábamos al principio del artículo, Marsella se caracteriza por ser una ciudad que cambia con los tiempos. Por ello, en sus calles encontrarás graffitis y el sello de una juventud moderna y reivindicativa.

Además, el barrio destaca por su carácter multicultural, siendo hogar de emigrantes de diversas nacionalidades, destacando los de origen asiático y africano. También cuenta con talleres de artesanía, como buen barrio de artistas y locales alternativos.

Sin duda, una muestra de la historia que fusiona esta ciudad francesa entre su pasado y el presente. Una mezcla pintoresca y cada vez más habitual en ciudades similares europeas. 

Le Vieux Port, vida incesante

El puerto viejo es el centro de la vida de Marsella. Fue la salida al mar durante miles de años y sigue insuflando continuo movimiento a la ciudad. Y es que el puerto amanece con un mercado tradicional en el que se vende el mejor pescado fresco.

La zona está poblada por barcos de toda clase como los de mercancías, de recreo e incluso yates. 

En el puerto contamos con la posibilidad de comenzar diferentes rutas. Ya sea en barco, bicicleta o patinete, si te apetece esta opción, no te la pierdas. Las rutas que se ofrecen van desde la propia ciudad hasta otros lugares de la Provenza.

Las noches marsellesas en las que visitantes y foráneos extienden su jornada cenando buenas viandas en uno de sus múltiples restaurantes con terraza disfrutando del puerto iluminado son otro de sus grandes atractivos.

Monumentos de la ciudad

Si quieres visitar monumentos no te pierdas Notre-Dame de la Garde (una basílica de estilo neobizantino), la Abadía de San Víctor, las islas con el castillo en el que se basó Alejandro Dumas para El conde de Montecristo o el Palacio de Longchamp. También puedes visitar sus murallas y fuertes o el edificio de la ópera.

Calas de Les Calanques

Si lo que quieres es playa, Marsella también cuenta con ellas. A algunos kilómetros al oeste, puedes visitar este paraje natural en el Macizo de Les Calanques. Forma parte del Parque Nacional y es una zona protegida. 

Allí encontrarás acantilados de formas imposibles que dan pie a calas en las que disfrutar de un día de playa.

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