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El paraíso sudafricano del rinoceronte blanco

Un rinoceronte blanco en el Hluhluwe–iMfolozi, en Sudáfrica.

Roberto Ruiz

18 de febrero de 2023 22:36 h

Sudáfrica es un destino famoso por su naturaleza, sus parques nacionales y por sus reservas de fauna salvaje. Johannesburgo y Ciudad del Cabo tienen mucho que ofrecer, pero la inmensa mayoría de quienes visitan el país lo hacen con la intención de participar en algún safari, y así ponerle cara y ojos a esos animales que tantas veces hemos visto en los documentales. Porque por muy altas que sean las expectativas, Sudáfrica rara vez decepciona. 

Un gran número de parques nacionales y reservas se reparten por todo su territorio, y aunque la fama, totalmente justificada, se la lleva el Parque Nacional Kruger, en realidad hay muchos otros espacios no tan visitados en los que también es necesario detenerse. Uno de ellos es el Parque Hluhluwe-iMfolozi y te vamos a contar por qué.

Hluhluwe-iMfolozi, hogar del rinoceronte blanco del sur

El Parque Hluhluwe-iMfolozi (HiP) es la reserva natural más antigua de África. Se lleva protegiendo su fauna desde 1895 y ocupa una superficie de 960 km2. En realidad son dos parques unidos, el Hluhluwe al norte y el iMfolozi al sur, solo separados por la carretera R618 que los atraviesa de lado a lado. Entre ambos y en muy poco espacio encontramos muy diversos paisajes, con pequeños montes, varios valles e incluso amplias explanadas, donde vive una gran variedad de flora y fauna. 

En el HiP es posible encontrar a los ‘big five’, es decir, esos ‘cinco grandes’ que se hicieron famosos por su peligrosidad y que actualmente son la obsesión de todo el que viaja a África en busca de animales. Estos cinco son el león, el búfalo, el leopardo, el elefante y el rinoceronte. Y aunque en otros parques es fácil toparse con leones, elefantes o búfalos, los escurridizos leopardos y los escasos rinocerontes siempre son difíciles de encontrar. 

La persecución que han sufrido y siguen sufriendo los rinocerontes en toda África los han llevado al borde de la extinción. Del rinoceronte blanco del norte solo quedan dos hembras. Y aunque a finales del siglo XIX la población del rinoceronte blanco del sur había descendido hasta contarse únicamente 20 ejemplares en el HiP, los trabajos de conservación de la Natal Parks Board, hoy Ezemvelo KZN Wildlife, hicieron posible que en 1961 hubiera suficientes ejemplares como para poder trasladar rinocerontes blancos del sur a otros parques, tal y como hizo la ‘Operation Rhino’ con más de 3.500 de ellos. Tanto es así que se dice que todos los ejemplares de rinoceronte blancos del sur del mundo tienen su origen genético en el HiP.

El Parque Nacional Kruger sigue sufriendo una fuerte presión de caza furtiva, el comercio ilegal internacional de cuerno de rinoceronte no cesa, y la relativa proximidad del HiP lo convierte en un tentador objetivo a batir. Si no fuera por el incansable trabajo de sus guardaparques, a las patrullas periódicas a pie, en vehículos, con patrullas caninas e incluso desde el aire, el número de rinocerontes cazados furtivamente sería mucho mayor. Pues además de ser un hábitat histórico para el rinoceronte blanco del sur, el parque juega un papel importante en el crecimiento de la población de rinocerontes negros de Sudáfrica, incluso como lugar de origen de varios ejemplares trasladados a otras áreas del país.

Cómo visitar el Parque Hluhluwe-iMfolozi

El HiP está a siete horas en coche de Johannesburgo, por lo que no suele entrar en los circuitos turísticos más tradicionales. La mejor manera de llegar a él es volando a Durban y una vez allí aprovechar para ir en coche hasta Santa Lucía, conocer allí el parque de iSimangaliso, y después continuar hasta el HiP, que queda a solo una hora de camino. 

Sudáfrica tiene la peculiaridad de que podemos visitar sus parques nacionales por nosotros mismos, entrando con nuestro propio coche. Evidentemente siempre tenemos la opción de hacerlo en un safari organizado, en un todoterreno elevado y con guía, por lo que la decisión ya depende de nosotros. De manera guiada seguramente seamos capaces de encontrar más fauna, pero a nuestro aire siempre dispondremos de más tiempo desplazándonos a nuestro ritmo. Si vamos en coche podemos acceder por una de sus tres puertas (Memorial Gate, Nyalazi Gate y Cengeni Gate) y en ellas pagar la tasa de acceso diaria, o bien mostrar nuestra Wild Card, la tarjeta que incluye gran parte de los parques nacionales de Sudáfrica. 

La extensión del HiP es fácilmente abarcable, podemos ver ambas reservas en un solo día si lo deseamos, pero si quieres dedicarle más tiempo una de las mejores opciones es hacer noche dentro del propio parque, pues hay varios alojamientos repartidos tanto por Hluhluwe como por iMfolozi. La experiencia de dormir en uno de estos campamentos es siempre altamente recomendable pues lo haremos en pleno contacto con la naturaleza, y los sonidos de la noche nada tienen que ver con los del día. Es importante recordar que una vez dentro del parque está terminantemente prohibido bajarnos del coche, a no ser que sea en un área de picnic, en un alojamiento o en un puesto de observación, escondidos en puntos clave.

Además del ya mencionado ‘big five’ en el HiP podemos encontrar cocodrilos, hipopótamos, guepardos, hienas, ñus, jirafas, cebras, chacales, antílopes, kudús, facoceros, babuinos, tortugas, serpientes y lagartos, además de hasta 340 especies de aves. Y en comparación con cualquier otro parque sudafricano, aquí resulta realmente fácil toparse con algún que otro rinoceronte blanco. Solo hay que recorrer sus carreteras tranquilamente, tanto asfaltadas como de tierra, y buscar con mucha paciencia hasta que alguno de ellos se deje ver. Quizá escondido en la maleza, o quizá a tan solo unos metros de nosotros. Pero en solitario o en grupo, tarde o temprano uno de los más imponentes mamíferos del mundo aparecerá ante nosotros para dejarnos boquiabiertos con su fuerza y belleza.

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