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Cataluña, la avanzadilla xenófoba para las europeas

El presidente del partido PP Alberto Núñez Feijóo interviene durante un mitin del PP, en L'Hospitalet de Llobregat.

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Las elecciones en Cataluña servirán como avanzadilla de la integración del discurso conservador con la extrema derecha en Europa y nos permitirán avanzar el principal asunto de discusión para las elecciones de junio. En las catalanas se dan los tres elementos que se abordarán en las europeas: la importancia del tema migratorio, la diversidad de opciones de extrema derecha consolidándose con espacio propio que empieza a complejizarse y la asimilación conservadora del discurso ultra como paso previo para crear un espacio de entendimiento entre populares y ultras. 

El tema principal de discusión para las extremas derechas en Cataluña, ya sean de estelada o borbónica, es la inmigración, la preocupación clásica de los movimientos ultras antes de que se conformaran como opción de masas, que la están poniendo de nuevo en primera línea de acción por encima de las batallas culturales, conscientes de que ahora sí se ha convertido en el principal foco de preocupación en Europa. Pero por encima de todo, el tema de discusión que vamos a ver en las europeas tiene que ver con el borrado de las líneas rojas para pactar con la extrema derecha y la asimilación conservadora del discurso ultra. La ventana de Overton sigue moviéndose hacia la extrema derecha, un lugar donde el fascismo declarado es asimilable al Partido Popular Europeo.

Ursula Von der Leyen y Manfred Weber ya tienen a sus ultras buenos y han considerado aceptable el pacto con el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos que cuenta en sus filas con la fascista Giorgia Meloni, Santiago Abascal y Thierry Baudet y declara inaceptable al grupo de Identidad y Democracia que tiene en sus filas al Frente Nacional de Marine Le Pen y a los neonazis alemanes de AFD. No creo que tarden en incluir a Marine Le Pen en los asimilables en cualquier caso. En el mismo grupo ultra se encuentran inmersos los flamencos del Vlaam Belang, íntimos compañeros de peripecias de Carles Puigdemont. El propósito de incluir a Giorgia Meloni ya se apuntó en una entrevista a Alberto Núñez Feijóo en el Corriere della Sera antes de las elecciones del 23J en una estrategia convocada por Antonio Tajani. Hay un plan de integración de una parte de la extrema derecha en los conservadores haciendo el espacio mayoritario y hegemónico. 

Pueden pactar con ellos porque son como ellos. Es difícil comprender la sorpresa con Alberto Núñez Feijóo y con el discurso xenófobo del PP en Cataluña porque es el que siempre ha hecho. Nunca ha necesitado la existencia de Vox para dejarse llevar por un discurso racista. No existe el PP en Cataluña sin que su discurso equipare la inmigración con la delincuencia porque es la única aportación que ha hecho siempre a la política regional catalana. La novedad se produce en que las declaraciones racistas no provienen de un candidato a un ayuntamiento, sino del máximo mandatario nacional del PP. La gravedad va unida a la relevancia del cargo. 

Las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo no dejan espacio para la interpretación y asumen el marco único de Vox y Alianza Catalana para estas elecciones: “Yo le pido el voto a todos aquellos que se dan cuenta de que Cataluña tiene los índices de criminalidad, de robos, de hurtos y de reincidencia de los más altos de España. Yo le pido el voto a aquellos que están a favor de la inmigración legal pero los que no admiten que la inmigración ilegal se deje en nuestras casas y se meta en nuestros domicilios, ocupando nuestros domicilios y nosotros no poder entrar en nuestras propiedades. A esos les pide el voto, a todos ellos. [En ese momento la realización del partido enseña a un hombre negro que aplaude desde el público y que por casualidad mira justo en ese momento a cámara]”. Dejando al margen lo mal que está estructurado el discurso (es difícil hablar peor) y que muestra lo improvisado del cambio de estrategia en la campaña, asoma de nuevo el asunto fundamental que siempre ha ocupado al PP en Cataluña y que solo quedó al margen por la emergencia del proceso independentista en 2017. 

Solo desde la ignorancia absoluta del legado histórico discursivo del PP en Cataluña se puede afirmar que Feijóo se deja arrastrar por Vox para poner en el centro de su relato la xenofobia. El PP solo ha conseguido gobernar cualquier administración en Cataluña haciendo del racismo su leit motiv. Su figura principal, Xavier García Albiol, fue un precursor del discurso de Vox cuando el partido no era ni siquiera una ensoñación de Santiago Abascal y el PP buscaba quedarse con los votos del partido racista Platafoma X Cataluña de Josep Anglada. Un informe de análisis electoral de FAES de 2009, ahora borrado de la web, ya aconsejaba al PP pelear a la extrema derecha antes de aparecer como formación nacional a través del discurso contra la inmigración: “La campaña de Sarkozy en las presidenciales francesas del pasado año es un buen ejemplo del camino a seguir por los populares españoles. Su discurso se enmarcó en la tradición liberal-conservadora, lo que le situó a la derecha de su antecesor –y miembro fundador de su partido–, Jacques Chirac. Esto no le impidió hacer guiños a la izquierda con propuestas de sesgo proteccionista, aunque la verdadera clave de su victoria presidencial fue disputar sin complejos los votos de la extrema derecha de Le Pen”. 

En el año 2007 el PP de Badalona hizo un vídeo que hoy es indistinguible de los que hace Vox, y que era una copia de la estrategia del Frente Nacional de Le Pen que ponía la inmigración como causa de delincuencia. El vídeo buscaba declaraciones de los vecinos y mostraba imágenes de inmigrantes en la calle, sin hacer nada o paseando, para afianzar el relato de que ellos eran los causantes de la inseguridad y los delitos. Una música tenebrosa, con imágenes de vecinos inmigrantes de Badalona para criminalizarlos y varios mensajes en contra de su presencia. A pesar de que el discurso ultra del PP en Cataluña no es novedoso, sí lo es el ecosistema político en el que se produce. Si bien antes se hacía para tapar las vías de agua del relato para que no se conformara un partido de extrema derecha y evitar el crecimiento de las opciones ultras minoritarias, ahora se hace con partidos de extrema derecha de masas ya conformados y para intentar superarle, es decir, si antes era un mensaje preventivo, ahora es un mensaje reactivo. 

El discurso de Feijóo lo que intenta es jugar en el marco discursivo del adversario en su mismo espectro para ofrecerse atractivo a ese votante perdido que aspira a recuperar, pero que una vez inició el viaje y marchó, nunca volverá. Los discursos radicalizados en los conservadores lo único que logran es afianzar al votante ultra en sus razones, legitimando sus ideas y convenciéndoles de que su voto es la opción correcta porque hasta aquellos que no son de su partido lanzan el mismo mensaje. Nos vamos a cansar de repetir que la literatura científica sobre los movimientos de extrema derecha ha dejado probado que cuando los partidos conservadores intentan parar el auge de sus competidores ultras asumiendo el marco de su discurso se produce un refuerzo de los partidos de extrema derecha perjudicando los intereses electorales de los conservadores. Siempre es igual, allá donde se produce. Lo es en Cataluña y lo será en Europa en las elecciones más importantes de la última década. 

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