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El CSIC alerta: la “extracción intensiva” de agua en Doñana está dejando secas sus lagunas

Grado de desecación alcanzado por la laguna de Santa Olalla en Doñana / Héctor Garrido (EBD-CSIC)

Alejandro Ávila

Claro como el agua que desaparece de Doñana. Así es el informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre la esquilmación del acuífero de Doñana a manos de la agricultura y urbanizaciones turísticas como Matalascañas. 

“En distintos informes y publicaciones se viene alertando tanto por investigadores del CSIC como de otras instituciones sobre los descensos continuados que se vienen produciendo desde hace más de tres décadas en las aguas subterráneas del área de Doñana”, indican los científicos de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) en un informe realizado por Miguel Ferrer, coordinador en Andalucía del CSIC, y sellado por el Ministerio de Economía e Industria, en el que también se señalan los riesgos sísmicos del almacén gasístico de Gas Natural en Doñana y que ha derivado en una polémica en la que Podemos ha pedido la cabeza del presidente nacional del organismo científico, Emilio Lora Tamayo, quien llegó a negar que el documento fuera del CSIC.

Los descensos del nivel freático de las aguas que nutren los diferentes ecosistemas de Doñana, especialmente el sistema de lagunas, se consideran “preocupantes”. El propio Gobierno de España, a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), presenta todos los años un informe donde se constata “una tendencia sostenida de descenso” en los centenares de piezómetros, los dispositivos que miden el nivel de profundidad de las aguas subterráneas.

Se agota

Ya el informe del periodo 2004-2008 de la CHG señalaba que los “bombeos para regadíos” habían hecho descender de manera pronunciada las reservas de agua cerca de El Rocío y de Villamanrique. Unos diez años después, el informe del año hidrológico 2014-2015, concluía que el acuífero de Doñana se había agotado más rápido de lo que, ese año, habían conseguido recargarlo las lluvias. Es decir, se había extraído agua de una manera insostenible. 

En conclusión, en los últimos veinte años, “los niveles de las aguas subterráneas han disminuido”, con el agravante de que los niveles ya eran “notablemente bajos” por culpa de una intensa sequía. Los científicos recuerdan, además, que el acuífero Almonte-Marismas (el acuífero de Doñana) se va a ver muy afectado por el cambio climático. Para 2080, habrá perdido hasta la mitad de sus reservas, según pronósticos científicos citados por el informe, que advierte: “la única forma de prepararse para la disminuciones futuras en las recargas del acuífero es mantenerlo desde este momento en niveles lo más altos posible”.

Es decir, el cambio climático va a golpear con fuerza a Doñana, en lo que a disminución de las lluvias se refiere, y por esa razón “deberíamos ser mucho más precavidos con las extracciones del acuífero”, haciendo una advertencia muy seria: “cuando los efectos sobre el medio ambiente y los ecosistemas sean obvios e innegables, no será posible ya revertirlos (o su reversión implicaraá costes económicos y sociales desproporcionados)”.

La razón por la que, precisamente, la Unión Europea podría multar a España por descuidar la conservación del espacio protegido es que el agotamiento del acuífero tenga efecto sobre los ecosistemas de la superficie. El CSIC señala que los investigadores llevan décadas advirtiendo que el agotamiento progresivo de las aguas subterráneas tiene “consecuencias sobre los humedales existentes en superficie”.

La “extracción intensiva”, descrita por los estudios hidrogeológicos, ha supuesto la desaparición paulatina de los flujos de agua subterráneas que nutren el famoso sistema de lagunas de Doñana: “En estos trabajos ya se detectan cambios en lagunas causados por los cambios de uso del territorio y la explotación del agua subterránea: algunas lagunas en la zona norte del espacio han pasado de ser permanentes a ser estacionales (por ejemplo, las lagunas de la Anguila, de la Lengua y de Juan Sardina); los aportes de agua a la marisma han disminuido; y los flujos que alimentan al sistema de lagunas peridunares de Doñana se han invertido”.

Lagunas completamente secas

Algunas lagunas peridunares (aquellas que se encuentran entre las dunas móviles y las arenas estabilizadas), han llegado a secarse por completo, sobre todo las que están más cerca de la urbanización turística de Matalascañas, que ha sobreeexplotado las aguas subterráneas con pozos hasta drenar un valioso ecosistema donde habitan anfibios, reptiles y aves amenazadas. Además, lagunas temporales del parque nacional han acortado su ciclo hidrológico, haciendo imposible que algunas especies de anfibios puedan reproducirse en sus aguas.

De las tres lagunas permanentes del Parque Nacional de Doñana, sólo la de Santa Olalla puede considerarse como tal, pero su profundidad y extensión es cada vez menor y tiende tambíen a “temporalizarse”. Las lagunas Dulce y Sopetón “están sometidas a períodos de desecación cada vez más frecuentes y prolongados”.

La rica biodiversidad de Doñana 

Respecto a la biodiversidad, Carmen Díaz Paniagua, investigadora de la Estación Biológica de Doñana y una de las autoras del informe consultada por este diario, explica que “si, por ejemplo antes se veían 42 especies de libélulas, ahora hay entre 25 y 28 especies. Los efectos se notan mucho en especies como la libélula, que dependen mucho del agua. Hay una serie de plantas acuáticas amenazadas que dependían mucho de las lagunas permanentes y que ahora han visto restringido su distribución a lagunas artificiales, llamadas zacallones”. 

Como explica Díaz Paniagua en su libro 'El sistema de lagunas temporales de Doñana', “la importancia del sistema de lagunas de Doñana radica en la gran cantidad de lagunas y su elevada heterogeneidad, lo que le permite albergar a un gran número de especies, muchas de ellas singulares, al ser exclusivas de este tipo de medios acuáticos”.

Aparte de más de 200 tipos de invertebrados, las lagunas son el hogar de once especies de anfibios, cuatro reptiles, dos mamíferos y 200 plantas acuáticas. “Se encuentran algunas especies de distribución muy restringida, como el copépodo Dussartius baeticus (un crustáceo), los tritones pigmeos o los sapillos moteados, que solo se encuentran en el sur de la Península Ibérica”, destacan los investigadores.

“Entre los vertebrados, las lagunas de Doñana son importantes para la conservación de los anfibios, todos ellos catalogados en listas rojas. Entre ellos, cabe destacar el tritón pigmeo, especie considerada en vulnerable estado de conservación en Andalucía, que en Doñana tiene unas poblaciones muy singulares, por su reducido tamaño corporal”, a lo que hay que añadir reptiles como el galápago europeo o el galápago leproso,  dos especies de tortugas amenazadas.

Usos insostenibles

En definitiva, el informe concluye que “la información existente indica que las lagunas de Doñana están sufriendo un paulatino proceso de desecación y que en el entorno de Doñana se produce unos usos insostenibles de las aguas subterráneas que deberían ser regulados”. 

Según la Consejería de Medio Ambiente, el plan de la Corona Norte (el Plan de la Fresa), el cierre de pozos y los trasvases de la Cuenca del Tinto- Odiel- Piedras, tanto el actual de 4,9 hectómetros cúbicos como el futuro de 14,99 hm³  podría solucionar el grave problema de sobreexplotación del acuífero. Los científicos creen que hacen falta “acciones de gestión más urgentes”. 

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