Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Los derechos del fútbol, contra el hambre infantil

Patricia Hernández.

Carlos Sosa

Es una pena que El Debate de Televisión Española en Canarias lo vea tan poca gente. De lo contrario, de tener una audiencia como cualquier reality de esos al uso, a estas alturas habría colas dando la vuelta a la manzana alrededor de las sedes del PSOE de todas las islas. Porque estamos, señoras y señores, ante una candidata que ha pasado de no conocer el PIB canario, de no saber lo que son unas cuentas consolidadas, a una maestra en el encaje presupuestario y en la resolución de todos los problemas habidos y por haber. Habrá que hacerle un seguimiento porque es posible que esté naciendo una estrella y el mundo esté entretenido en otros personajes de menor altura política e intelectual teniendo lo que tenemos delante de nuestras propias narices. En el referido debate, del que salieron asombrados algunos de los periodistas que la entrevistaron, se alumbraron soluciones magistrales para eternos problemas de Canarias. Por ejemplo, el de la vivienda. Más de 36.000 demandantes de ese derecho constitucional a un techo donde vivir dignamente tienen en la candidata socialista a su salvadora. ¿Cómo? Muy sencillo, lo explicó ella con esa naturalidad que imprime a las cosas más alambicadas que puedan planteársele. “Yo garantizo el derecho a un techo digno”, dijo a los televidentes, “con el banco malo, con la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria), y ya se ha hecho en otras comunidades autónomas”. Y entró al detalle: “Yo propongo firmar un convenio con la Sareb de manera que de las 4.000 viviendas que tienen libres [en Canarias] ellos dispongan del 10% en el año y el resto nos lo deje a las administraciones para hacer alquileres sociales. Se ha hecho en Cataluña y no cuesta dinero, es solo cuestión de tener voluntad política”. Efectivamente, se ha hecho en Cataluña y en otras autonomías, pero si trasladáramos a Canarias las cesiones hechas por la Sareb en esas regiones a Canarias, nos encontraríamos con una primera desilusión. Porque en Cataluña, donde en manos de la banca hay 40.000 viviendas, la cesión fue de 600 viviendas, mientras que en Galicia la cosa se quedó en un ridículo convenio de 50 casas.

Rebájenle el 90%

Por lo tanto, al ampuloso anuncio de la candidata socialista de que tiene la solución -sin coste alguno- para dar a todo el mundo satisfacción en su derecho a una vivienda digna, rebájenle por lo menos un 90%. Y eso si el Gobierno de Canarias habilitara, bajo su presidencia, una partida suficiente para hacer frente a lo que dicen esos convenios con la Sareb, como hacerse cargo de los gastos de comunidad y cubrir los alquileres sociales que los inquilinos no puedan cubrir. Porque también es falso el planteamiento de Patricia Hernández de que ella tiene soluciones sin desembolso alguno. Estas medidas, por muy justas que sean, tienen un coste y han de estar acompasadas a las demás exigencias que ha de cubrir un gobierno autonómico. Pero vayamos a otra de sus promesas estrella: cuando sea presidenta, todos los hogares con menores a su cargo tendrán una ayuda para garantizar tres comidas diarias. Veamos cuál es la solución mágica que propone la señora Hernández, según explicó en El Debate: “Yo sé que hay dinero para esto, y le voy a poner un ejemplo: hay dos millones de euros que se dedican a los derechos de televisión para la autonómica para retransmitir los partidos del Tenerife y de la Unión Deportiva Las Palmas”. ¿Y aspira la candidata del PSOE a dar de comer a esos miles de hogares con dos millones de euros al año? No, matizó enseguida, tenemos la posibilidad de rebañar hasta 6 millones en total. ¿En serio? Sí, en serio. Ni para pipas, pero es una opción. “Es que es una primera etapa”. Ah, una primera etapa. ¿Y el fútbol? ¿Quién se habría de ocupar de pagarle a los dos clubes de fútbol los derechos televisivos? Pues muy sencillo, una televisión privada, lo que equivale, al menos mientras esos equipos estén en segunda división, a cero. Porque ya si suben a primera otro gallo cantará, pero mientras estén donde están, o se les subvenciona o los canarios no ven un partido en abierto ni a cachetones. Y quítale tú un millón a cada equipo, anda, a ver lo que fichan. Por no aportar el inevitable argumento del desencanto social que significaría dejar a un sufrido pueblo con graves problemas de desempleo, de pobreza y de exclusión sin una mínima satisfacción cada fin de semana con el fútbol. Claro que alimentar a los niños es una prioridad, pero ni se resuelve con los dineros del fútbol ni con la demagogia y el populismo baratos.

A espaldas de su partido

Canarias, además, tiene otros problemas, y uno de los más graves está relacionado con la poca calidad que presentan algunos de los candidatos y candidatas que concurren a estas elecciones. Y Patricia Hernández está en esa media del 3,5. Sus propuestas de cada día, las que recibimos los medios informativos de su gabinete de prensa, son a veces para llorar. Y cuando uno se sienta escucharla a ella pacientemente, como hicimos con El Debate de la semana pasada, lo que percibe es un populismo inaceptable en el Partido Socialista. “Sé de lo que hablo cuando digo que quiero, estando orgullosa de mi gente, de nuestra gente, poner el Gobierno a la altura de los ciudadanos a los que represento los que les consideran una indecencia que haya hogares con menores y que su madre abra la despensa y no tenga qué dar de comer a sus hijos”. Literal. En la inteligencia socialista se echan las manos a la cabeza ante la candidata elegida por las bases y los simpatizantes y no saben cómo arreglar este problemón antes de que sea tarde. Una candidata que por no leerse ni se ha leído las aportaciones de su partido a la nueva Ley Turística. Este fin de semana en Lanzarote, en una de esas declaraciones suyas trufada de populismo, dijo a los sindicatos que no puede ser eso de que suba el turismo y no baje el paro. “Lo cambiaremos”, prometió sin más. Como no se documentó suficientemente no pudo explicar a sus interlocutores (ni acto seguido a las camareras de piso con las que se reunió) que su compañera parlamentaria Gloria Gutiérrez, a la que expulsó de la lista, ha conseguido colar en la nueva Ley Turística la obligatoriedad de que las empresas hoteleras se doten de unas plantillas mínimas que acaben con la sobre-explotación de determinados colectivos y, de paso, garanticen una mayor calidad a sus clientes.

Marcos Hernández cambia de especialidad

En el terreno orgánico, Patricia Hernández sigue proporcionando notables alegrías a los suyos, y eso que todavía no han empezado los debates frente a los demás candidatos, lo que llenará de gozo y satisfacción al comité de campaña. En ese mismo viaje que realizó a la isla de Lanzarote concedió una entrevista a Lancelot Televisión en la que volvió a desplegar sus amplios conocimientos políticos y a justificar sus acaloradas decisiones en la confección de las listas electorales. Así, del conejero Marcos Hernández, que impuso como número dos al Parlamento por Lanzarote en sustitución de Manuel Fajardo, actual portavoz en la Cámara, la candidata socialista destacó de él sus profundos conocimientos en materia ambiental. ¿En materia ambiental? Hasta ahora mismo sabíamos que la incorporación de Marcos Hernández, que perdió todas las primarias y secundarias a las que se presentó, respondía a la amistad que tiene con la candidata, que pernocta en su casa (ella reconoce que sólo lo hizo una vez, y en su turné de primarias) cada vez que desembarca en la isla. Ahora sabemos que también está ahí por ser un experto en asuntos ambientales, lo que desmiente radicalmente lo que ella misma dijo ante la Ejecutiva Regional y ante el Comité Regional, donde defendió la inclusión de su amigo por ser un experto en políticas sociales. Claro que, al imponer la doña en Ferraz a la concejala de Arico Teresa Cruz Oval, especialista en esta misma materia, había que cambiar la de nuestro amigo Marcos, que no vive en una humilde morada. Los reajustes que promueve la candidata no han parado. Sin que todavía se hayan celebrado las elecciones, sin que por lo tanto se haya constituido el Parlamento fruto de ellas, ya anda buscando cómo echar de la Cámara autonómica a Carolina Darias, número uno por Gran Canaria. Quiere enviarla al Senado en nombre de la Comunidad Autónoma. Quizás sea conveniente un poco de paciencia, que los sofocones a estas alturas no están recomendados.

Los Hermanos Marx, en la Supercomisaría

Ha reaccionado el jefe superior de Policía a las noticias y comentarios publicados cariñosamente por este periódico y desde su retiro fijo discontinuo de Madrid ha ordenado a los suyos que a la voz de ya organicen ese camarote de los Hermanos Marx en el que se ha convertido la Supercomisaría de Las Palmas de Gran Canaria. Después de un traslado caótico, con ribetes tercermundistas, Solano quiere que este mismo martes abra al menos la oficina de denuncias y atención al ciudadano que la semana pasada dejó de operar en la comisaría Centro, cerrada tras la amenaza de desahucio que pesaba sobre ella por parte de la Comunidad Autónoma de Canarias. De ahí que este lunes la Dirección General de la Policía emitiera un escueto comunicado con un título capcioso: “La comisaría de distrito Centro de la Policía Nacional en Las Palmas G.C., totalmente operativa”. Llamar operatividad a que al día siguiente del comunicado se abra al público la oficina de denuncias es capcioso; llamar operativa a una oficina de denuncias con tres puestos de trabajo apelotonados, en los que es imposible la privacidad del denunciante, donde un ciudadano que acuda a denunciar el robo de su coche puede escuchar perfectamente –por ejemplo- una denuncia por malos tratos o la desaparición de un menor, es como mínimo una fantasmada. Y llamar operatividad a lo que ya están sufriendo los agentes en los despachos que se les ha habilitado, en los que para que entre uno tiene que salir el otro, pasa del atrevimiento a la falta de vergüenza. Por no contar, claro, el espectáculo reinante alrededor de la Supercomisaría de coches Zeta y coches K aparcados donde pueden, sustrayendo plazas de aparcamiento hasta ahora habilitadas para el ciudadano municipal y espeso, mientras en los garajes del macro-edificio conservan sus plazas los funcionarios, desde las secretarias de altos cargos a las señoras de la limpieza. Si a eso llaman operatividad en la Policía, empecemos a temblar.

La comparación con la Guardia Civil

El cabreo que reina en la Supercomisaría de Las Palmas de Gran Canaria no lo transmiten solamente los líderes sindicales, canalizadores de las quejas que reciben de sus afiliados. El malestar ya ha alcanzado a la cúpula de comisarios y comisarios principales, que no se explican órdenes (“no hagan nada hasta que yo llegue”) y contraórdenes (“joder, coño, abran de una puta vez la oficina de denuncias”) que profiere el jefe superior. Consideran que en la negociación –si es que ha habido- de patrimonio destinado a dependencias de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ha salido ganando la Guardia Civil con respecto al Cuerpo Superior de Policía. Al instituto armado ha correspondido consolidar sus instalaciones de San Cristóbal, a las que se han ido incorporando nuevos servicios como el Frontex, mientas que la Policía Nacional ve menguando poco a poco las suyas. El anunciado cierre de la Comisaría de Distrito Centro habría de ser compensado con la construcción de unas nuevas dependencias en Siete Palmas, donde teóricamente la Comunidad Autónoma ha cedido al Ministerio del Interior un solar obtenido tras la permuta con el Ayuntamiento de otro en Guanarteme. Pero, claro, no están los presupuestos del Ministerio del Interior para grandes alegrías, y menos en lugares tan recónditos como estas islas salvajes en las que, para colmo, las encuestas anuncian revolcón histórico del Partido Popular.

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