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Los Mossos desalojan a la PAH después de un día de ocupación de Catalunya Caixa

Un cordón de Mossos ante la sucursal durante el desalojo de la PAH / João França

João França

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona ocupaba este jueves una vez más una oficina de CatalunyaCaixa para exigir el desbloqueo de las negociaciones con los afectados. El rescate de la entidad con dinero público no mejoró la situación de las familias que habían contratado la hipoteca con ellos, como desearía la PAH, sino justamente lo contrario. Con el proceso de venta al BBVA, CatalunyaCaixa se ha puesto más dura con los hipotecados.

Esta vez la PAH protestaba contra los “contratos de espera” que ofrece el banco. El fondo de inversión estadounidense Blackstone adquirió en verano la gestión del grueso de la cartera hipotecaria de CatalunyaCaixa, que se encuentra en proceso de traspaso. En este contexto, la entidad ofrece a las familias que no pueden pagar la hipoteca un contrato que les permite seguir en su casa por cuotas de 300 o 400 euros al mes hasta marzo, cuando Blackstone se haga cargo de la gestión. La contrapartida, sin embargo, es que los afectados no protesten. Deben firmar el compromiso de “no iniciar ni directa ni indirectamente ningún tipo de acción contra el banco durante la vigencia del acuerdo”.

Desde la PAH consideran que estos contratos, por un lado no solucionan las problemáticas de las familias, y por el otro eliminan su derecho a la protesta. Por eso ayer ocuparon una sucursal en el centro de Barcelona bajo el lema “La PAH no espera”. Después de todo el día, los Mossos anunciaron que la entidad había denunciado la ocupación y procederían a desalojar.

La situación no fue diferente a la de ocupaciones anteriores, pero en este caso los agentes antidisturbios de los Mossos procedieron a desalojar a los activistas del interior de la oficina de forma especialmente rápida. La gente de la PAH se deshizo de sus documentos de identidad para evitar ser identificados por la policía y recibir represalias posteriores. Sin embargo, los agentes los identificaron uno a uno con cualquier elemento identificativo que llevaran encima, desde la tarjeta sanitaria a carnés de la biblioteca, que encontraban revolviendo bolsos y carteras.

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