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“El PP lo sabía todo del caso Pujol desde 2010 pero quería sacarle un rendimiento mediático”

Jordi Oliveres y Félix Martínez. /ENRIC CATALÀ

Siscu Baiges

Barcelona —

Félix Martínez y Jordi Oliveres escribieron Jordi Pujol, en nombre de Cataluña en la colección Debate de Random House, hace 9 años. La confesión de Jordi Pujol, el pasado 25 de julio, de que ha tenido dinero escondido en el extranjero desde 1980, animó a la editorial a encargarles una puesta al día del libro. Así, a partir del jueves 9 se encuentra en el mercado ¿Quién es Jordi Pujol?. Lógicamente, Martínez y Oliveres han tenido unas vacaciones especiales este verano. Las más de quinientas páginas del nuevo libro nos presentan un Pujol diferente del que presentan las biografías que se habían publicado sobre él hasta ahora.

¿Ya sabéis quién es Jordi Pujol?

J.O: Es uno de los mejores actores de teatro que existen en Cataluña y España, que se ha dedicado a política durante muchos años y a hacer de presidente de la Generalitat y ha dado lecciones a todo el mundo.

F.M: Es un animal político, una bestia política. Si lo sigues un poco te das cuenta que tiene una doble vertiente: la de activista clandestino que nunca se ha fiado del poder y la de la persona que se ha acomodado en el poder, a base de años de ejercerlo. Es doctor Jekyll y míster Hyde. Llega a la Generalitat, al cabo de un año hay el intento de golpe de Estado de Tejero y pasa a ser considerado un gran estadista. Y tres años después se encuentra con la querella de Banca Catalana. Lo considera un ataque personal.

J.O: Pujol considera un ataque personal cualquier crítica a cualquier acción personal, política o económica que haga. Es el Rey Sol. Muy soberbio.

Han pasado nueve años desde vuestro libro anterior. ¿Os ha cambiado mucho el Pujol que dibujásteis entonces? ¿Reconocéis el Pujol actual en aquél?

F.M: No ha cambiado. En la comparecencia parlamentaria hubo un momento en que me sorprendió. Parecía otro Pujol. Cuando empezó suave, en un tono bajo, pensé que estaba enfermo y por eso se comía el marrón. Pero después salió el Pujol furibundo, cargado de mala leche.

J.O: Pero es una postura. Lo hacía ya cuando era presidente de la Generalitat. Cuando una pregunta no le gustaba montaba un escándalo.

F.M: Llevaba un guión preparado que era un homenaje a su padre, que era un delincuente económico. Ser delincuente económico es igual en dictadura y en democracia.

J.O: Lo único es que en aquella dictadura autárquica, la delincuencia económica que hacía, el intercambio de divisas, podría ser explicable, que es lo que él quiere dar a entender ahora.

F.M: Pero no lo hacía de forma altruista. Lo hacía para ganar dinero.

¿Cuál es vuestra relación con el protagonista del libro?

F.M: Yo lo quiero más que Jordi. Reconozco que tengo una cierta debilidad por el personaje.

¿Le pedísteis entrevistas para hacer los libros? ¿Os las concedió?

J.O: Siempre se las hemos pedido.

F.M: En el primer libro, a través de su secretaria Carme Alcoriza y en este, a través de sus abogados, pero no hemos podido hablar con él.

J.O: A Oriol Pujol, tras publicarse el primer libro, le preguntamos si había alguna mentira y nos contestó que no lo había leído, que no había ninguna mentira pero que no se reconocía en lo que contábamos de él.

¿Es muy diferente este libro de la anterior? ¿Qué novedades habeis introducido?

F.M: Hay elementos idénticos de la primera parte de su vida, claro.

J.O: Hemos encontrado el pecado original, el origen del dinero que fue a parar primero a Suiza y después a Andorra. Es una venta de acciones. Es dinero que Pujol recibe precisamente en el momento de la querella de Banca Catalana, en 1984. En la comparecencia parlamentaria dijo que el dinero que su padre puso a nombre de Marta Ferrusola y sus hijos, porque no confiaba en él, era suyo y que le daba una gran rentabilidad. Las acciones se venden. Si se dan se comunica a Hacienda. Y Pujol no ha explicado aún de qué sociedad se trataba.

F.M: Aportamos documentos inéditos en el libro. Jordi Pujol siempre ha explicado que había dado las acciones a la Fundación Catalana, que parecía como si fuera Enciclopedia Catalana, pero no lo era. Era una sociedad instrumental de su padre y de él, que eran patrones, junto con los judíos Tennembaum. Lo encontraréis en el anexo documental, que incluye el acta de intervención del Banco de España, la composición del accionariado de Banca Catalana el 9 de agosto de 1982 y las sociedades patrimoniales titulares de acciones.

¿Habeis aclarado qué pasó con ese dinero?

F.M: Dos años antes de la intervención, en 1980, las acciones cotizaban al triple del valor nominal. La Fundación recibió acciones por valor de 255 millones de pesetas. Estamos hablando, por tanto, de 765 millones. Estas acciones no han aparecido nunca. Se vendieron. Y ese dinero fue a Suiza directamente.

¿Algún día llegaremos al final de este misterio?

J.O: No.

F.M: No, pero tampoco hay que bajar al detalle. Jordi Pujol se ha convertido en víctima de sí mismo. Se ha convertido un poco en aquello contra lo que él luchaba, al institucionalizarse y pactar con el Estado. Es, precisamente, el momento en que los hijos grandes alcanzan la mayoría de edad profesional, por decirlo de algún modo, y con este dinero original empiezan a hacer negocios. Hay que decir que con no demasiada fortuna al principio.

J.O: Hay que recordar que un juzgado decreta el arresto domiciliario de Jordi Pujol Ferrusola en 1993, por la quiebra de una empresa que se llamaba Hot Line Computer. No se ha demostrado que sea un crack de los negocios, como algunos sostienen. Hace poco conocimos a una persona que había estudiado Económicas con él, en la Universidad Autónoma de Barcelona, y nos dijo que “le costaba un poco”.

F.M: Las cosas como son. Estaba todo el día pensando en mujeres. Este es su némesis. Hay una doble ruptura amorosa en esta historia. La relación amor-odio de Pujol con el Estado español. Cuando se hace soberanista apoyando a su hijo Oriol y al “proceso”, el Estado, que siempre le había contemplado como un hombre de orden, que aportaba estabilidad y era una pieza imprescindible, sobre todo en los años noventa, rompe con él. Y esto coincide con la ruptura de Jordi Pujol Júnior con sus amantes, lo cual facilita filtraciones de información.

Es de suponer que Jordi Pujol sabía que sus hijos hacían operaciones económicas dudosas.

J.O: Un padre cuando va a casa de un hijo ve cómo es su casa.

F.M: La mansión de Jordi Pujol Ferrusola en Pedralbes es impresionante. Tiene 16 coches de gama alta y sólo ocho están a nombre de él, directa o indirectamente. El resto están a nombre de otros miembros de la familia.

J.O: Lluís Foix acaba de publicar que un día le comentó a Jordi Pujol que corría por Barcelona que su hijo cobraba comisiones y él le contestó: “Mi hijo es el que mejor sabe hacerlo”.

F.M: Es más bien que no quiere saber. Tiene complejo de culpa, de padre ausente, que ya le va bien.

J.O: Una persona que come en casa con la familia y a la hora del café se va corriendo al Palacio de la Generalitat y convoca a alguien para hablar de la situación en Lituania, de cualquier cosa que no es urgente, es porque no quiere estar en casa, con los hijos. Cuando se habla de los temas familiares, él no está. No le interesa conocerlos.

En el libro anterior, un alto cargo del Gobierno recibió el encargo de tener cuidado con los hijos, que les parase los pies de forma educada. No le hicieron ningún caso.

F.M: Sería curioso ver qué papel tiene exactamente Felip Puig en este asunto. Tengamos en cuenta que es como un hijo más, como un hermano gemelo de Jordi Pujol Ferrusola. Hacen las mismas triquiñuelas.

¿Cuál es vuestra explicación de la psicología de una persona que tiene dinero escondido en el extranjero y sale al balcón de la Generalitat para dar lecciones de ética?

J.O: Lo hace en 1984, pero hasta julio de 2014, vaya donde vaya da lecciones de moral y ética. Y su Centro de Estudios Jordi Pujol se centra en los valores y la ética. Es católico. Se confiesa y le perdonan los pecados. Además, debería pensar que todos los banqueros tenían dinero en el extranjero, en aquellos años. Emilio Botín, incluido.

F.M: El aparato del Estado lo persigue, lo encarcela, lo investiga. Y eso, tal vez, le sirve para autojustificarse.

¿Porqué estalla finalmente este escándalo?

F.M: El error es de Jordi Pujol Ferrusola que implica a Victoria Alvarez en sus negocios y rompe con ella. Esta mujer fue compañera de pupitre de Jorge Moragas. Era evidente que el PP se enteraría de sus negocios. Lo sabe desde 2010. Entonces estaba en la oposición en España y tenía expectativas de crecer en Cataluña y de ser imprescindible, como lo acabó siendo. Lo querían explotar mediáticamente, no judicialmente. Querían administrar los tiempos, el calendario. Utilizarlo cuando lo necesitaran. Se hace público cinco días antes de las elecciones autonómicas de 2012.

Estamos hablando de algo muy grave. Hay una fortuna en el extranjero. Pero no estamos hablando de un clan que funciona con una caja única. Son diferentes fortunas, sin vasos comunicantes. Lo único que hay en común es la cuenta en Andorra. Oleguer se dedica a sus negocios inmobiliarios, entre ellos como testaferro de Emilio Botín. Los negocios de Jordi Pujol junior son mucho más variados.

J.O: Cobra para hacer nformes de cualquier cosa. Al juez le dijo que era un conseguidor de inversiones.

El Gobierno tripartito ¿fue demasiado blando, ingenuo, ineficaz al analizar los negocios del clan Pujol vinculados con la Administración?

F.M: No. No sólo es un problema del tripartito sino de la sociedad en general. Y el caso Banca Catalana ha tenido mucho que ver con ésto. Para entender a Jordi Pujol hay que hablar de Marta Ferrusola y de Lluís Prenafeta. Los dos consiguen que cuaje la idea de que cuestionar a Pujol es atacar a Cataluña.

¿Marta Ferrusola es la mala de la película, como dicen algunos, ahora?

J.O: Sí, absolutamente. Pero él no es el bueno. Ella lo es por acción y él, por obligación. Ella ha defendido siempre que los hijos han de hacer negocios cuando sea, con quien sea y cuantos más, mejor. Y también tenía negocios propios.

¿El sector de los negocios de Convergencia, que fue bastante denunciado años atrás, pinta algo en esta historia o ha sido desbordado por los negocios del clan Pujol?

J.O: Pinta absolutamente. Ya salía en el primer libro. Lluís Prenafeta o Macià Alavedra, por ejemplo, pasaron por la cárcel y ahora están en libertad bajo fianza. Quizás sólo los condenarán por blanquear dinero.

¿Es injusta, exagerada la idea de que todos los gobiernos de CDC están salpicados por la corrupción?

F.M: No. Forma parte de la idea que ya funcionaba en Banca Catalana. Las cosas se tenían que hacer por P.C., lo cual se entendía “Por Cataluña” o “Por cojones”. En la Generalidad, también. Y si no se podía hacer con inversores solventes se buscaba quien lo hiciera.

Se ha llegado a publicar que el propio Jordi Pujol Soley cobraba comisiones para el partido. ¿Otra exageración?

J.O: Sí. Nosotros creemos que él no cobraba personalmente comisiones. No tenía ninguna necesidad. El partido sí que recibía esas comisiones. Está probado judicialmente. El Palacio de la Música era un sistema de entrada y salida. Ferrovial pagaba el 4%. Convergencia se llevaba el 3% y el 1% se lo quedaba el intermediario, Millet.

Jordi Pujol creó Convergencia Democrática. Podrá el partido superar el escándalo de su confesión?

F.M: Convergencia tiene otro problema. La sociedad ha cambiado. El proceso soberanista se come todo lo que es antiguo. Ha superado a CDC. A la gente que sale el 11 de septiembre a manifestarse no le vale “el pájaro en mano” de Jordi Pujol.

¿Artur Mas está totalmente al margen de los escándalos de corrupción?

F.M: El libro empieza con la toma de posesión de Artur Mas como consejero de Política Territorial y Obras Públicas. Jordi Pujol le advierte públicamente que lo controlarán de arriba abajo. El tema del 3% o el 4% se da cuando el consejero responsable de Obras Públicas es Felip Puig. Mas difícilmente podía estar al margen o en la inopia siendo consejero de Economía y Finanzas o conseller en cap.

J.O: Él dice que todo el dinero suyo y de su mujer los tiene en cuentas de entidades radicadas en Cataluña. Había dinero de su padre en Liechtestein. Lo pillaron e hizo una declaración complementaria tras pactar con Hacienda.

“¿Quién es Jordi Pujol” es el libro definitivo o todavía habrá que hacer otros nuevos para entender al personaje y su trayectoria?

J.O: Esto está vivo. El libro definitivo se hará cuando ya no viva ninguno de sus protagonistas.

F.M: Hay otra cuestión. En esta dialéctica entre el centralismo casposo y la dinámica de una sociedad absolutamente desencantada en Cataluña, atacar a Pujol ya no toca. Ahora sí que no toca. A la gente que está por el “proceso” para votar o por la independencia no le importa nada qué pasará con Pujol.

En una Cataluña independiente, ¿Pujol se ahorraría quebraderos de cabeza judiciales?

J.O: No tiene porqué. Si la Cataluña independiente hace las cosas bien, no se los ahorraría. Si fuera una Cataluña bananera, quizás sí.

F.M: Ahora mismo, tal y como está la calle difícilmente Convergencia gobernaría una Cataluña independiente. Sería necesaria una comisión de la verdad al estilo sudafricano o argentino. Una comisión de investigación como la que han aprobado en el Parlamento no servirá de gran cosa. Es sobre el fraude fiscal, no es específica del caso Pujol.

La confesión de Pujol fue el 25 de julio y el 9 de octubre el libro ya está en las librerías. ¡Habeis trabajado mucho y muy rápido!

F.M: El 15 de septiembre entregamos los originales y el 17 entregamos el epílogo. Lo hemos hecho en un mes.

¿Cómo creeis que debe estar anímicamente Jordi Pujol?

J.O: No hace comedia cuando se enfada. Lo está pasando mal interiormente. Tiene ese sentimiento de culpa, de pecado. Pero es católico y se confiesa. Además, él no tiene ninguna cuenta en el extranjero. Las hay a nombre de su mujer y de sus hijos, pero no al suyo. El 25 de julio estropeó las líneas finales de su entrada en la Enciclopedia Catalana.

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