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Sarah Harrison: “Cuando se enfrentan la ley y la política, suele ganar la política”

Sarah Harrison, el arma secreta de Wikileaks

Marta Peirano

Sarah Harrison se hizo famosa de la noche a la mañana cuando llegó al aeropuerto de Sheremetyevo, en Moscú, con el hombre más buscado del planeta, un chico de 29 años llamado Edward Snowden. Permanecieron en la zona de tránsito durante 39 días, durante los cuales Harrison se dedicó a cursar peticiones de asilo con ayuda de su equipo de abogados. Al final, Snowden se quedó en Moscú, pero ella ya no pudo volver a su casa en Inglaterra. Empezó una nueva vida como exiliada en Berlín y levantó la Courage Foundation, donde trabaja para ayudar a Snowden y otros delatadores a defenderse de los abusos de poder. Hablamos con ella el día que Oliver Stone estrenaba su película Snowden en el Festival de cine de Toronto.

Para empezar, cuéntame por qué estas dando entrevistas para la promoción de la película de Oliver Stone, escrita por Stone y Kieran Fitzgerald.

Es una gran película. Y yo soy la directora de la Courage Fundation, donde buscamos y gestionamos los fondos para la defensa de Edward Snowden, junto con otros seis beneficiarios. Nuestro trabajo es hacer todo lo posible para mejorar la situación de todos esos beneficiarios y esta película es un acontecimiento importante para Snowden y para la narrativa construida a su alrededor. Oliver quería mostrar cómo alguien llega al punto de arriesgarlo todo, incluyendo su propia vida, para informar al público de algo que les está pasando. Muestra cómo Edward llega al punto en el que no puede humanamente tomar otra decisión que hacer públicos estos documentos. Desde la fundación esperamos que esta película ayudará a otros a denunciar abusos de los que tengan conocimiento y se conviertan en delatadores también.

¿Cómo es de diferente del documental de Laura Poitras, CitizenFour?CitizenFour

Es una película dramatizada con actores, aunque también hay trozos de metraje real, de noticias reales sacados de archivos televisivos. Y cubre la parte en la que vamos Snowden y yo en el avión, saliendo de Hong Kong y consiguiendo asilo en Rusia, con un pequeño cameo del propio Snowden, desde Moscú. Pero es un proyecto muy diferente de Citizenfour, donde Laura quería mostrar el estado de vigilancia al que nos tiene sometidos EEUU. Snowden es mucho más personal.

Tú has vivido algunos de estos acontecimientos de primera mano. ¿Dirías que los retrata de manera precisa?

La película trata de cómo se crea un delatador, así que empieza hace muchos años con Edward Snowden tratando de entrar en la Armada norteamericana. Es alguien lleno de patriotismo, decidido a ayudar a su país. Stone muestra ese periodo en su vida en el que todo el mundo estaría de acuerdo en que Snowden era un verdadero patriota y su transición a esa persona capaz de coger documentos clasificados de su propio gobierno y sacarlos a la luz.

Esa historia no estaría completa sin explicar qué pasó después, pero la huida es solo una pequeña fracción de la película, que apoya en varios archivos de noticias en los que se cuenta que subimos a ese avión, que lo sacamos de Hong Kong y que conseguimos asilo. No profundiza mucho en eso porque no es esa la historia que Stone quería contar.

Es muy importante contar esa otra historia porque, a diferencia de lo que sucede en Europa, una gran mayoría de norteamericanos piensa que Snowden es un traidor y que debería pasar el resto de su vida entre rejas.

Si, la atmósfera en Europa es muy diferente a la de EEUU. Creo que porque se trata de su país de origen, donde la cuestión de si es un héroe o un traidor es más pertinente. Y porque es un país donde los niños llegan a la escuela y dedican unos minutos cada día para jurar lealtad a la bandera. Esto no pasa en Europa. Los europeos también estábamos más abiertos a la clase de revelaciones, en parte porque se trataba de un país ajeno vigilándonos a nosotros. Es muy distinto cuando es un gobierno extraño el que te vigila en tu propia casa. O el caso de Inglaterra, donde mi gobierno estaba confabulado con otro Estado para espiarnos a todos.

¿Crees que esta película cambiará esa atmósfera en EEUU?

Desde luego merece tener ese efecto. Y creo que, por lo menos, podrá explicar a muchos dudosos qué es lo que pensaba Edward para hacer lo que hizo.

He oído que la película encontró graves problemas de producción, como BMW retirando su apoyo (y sus coches) cuando se enteró de quién era el protagonista.

Totalmente. Incluso la financiación de la película se tuvo que hacer a través de instituciones europeas porque ninguna institución norteamericana se atrevía con este tema. Por eso es tan extraordinario que Laura [Poitras] consiguiera un Oscar por su documental, y no porque no lo merezca. Esta politización de este tipo de casos es algo con lo que estamos acostumbrados a pelear en la Courage Fundation, donde los gobiernos persisten en saltarse sus propias leyes y trabajan contra la legislación que se ha aprobado democráticamente para perseguir a individuos que luchan por informar a los ciudadanos de cosas que necesitan saber. Cuando se enfrentan la ley y la política, suele ganar la política. La política siempre está por encima de la ley.

Hablando de persecuciones, ahora mismo estás en Londres. ¿No es la primera vez que vuelves a casa desde tu viaje a Hong Kong?

Es verdad, hacía tres años que no iba a casa. Mis abogados me aconsejaron que no lo intentara, porque hay una Sección 7 de la Ley de Terrorismo en Gran Bretaña que permite a un número ridículo de funcionarios detener personas en los puertos de entrada, que pueden ser aeropuertos, puertos marítimos, etc. Te pueden detener por sospechoso de terrorismo, por un enorme catálogo de razones, incluyendo una corazonada. Si lo hacen, según esta Sección 7, ya no se te permite el derecho a guardar silencio o a un abogado.

Esto le pasó a David Miranda [pareja de Glenn Greenwald, el periodista que sacó los papeles de Snowden], mientras pasaba en tránsito por el aeropuerto de Heathrow, cuando trabajaba para The Guardian. El derecho a guardar silencio incluye tu derecho a no entregar tus contraseñas, pero como no lo tenía tuvo que entregar las suyas, junto con todos sus documentos bajo la amenaza de ser acusado formalmente de terrorismo, con las graves implicaciones que tiene eso. Cuando salió del aeropuerto, Miranda llevó la Sección 7 a los tribunales para proteger a la prensa de ese tipo de detenciones y al segundo intento ganó.

Este año, la Corte Suprema de Gran Bretaña estableció que los periodistas quedaban fuera de la Sección 7 y la Ley de Terrorismo. Esto es lo que ha permitido que yo vuelva a Inglaterra por primera vez en tres años y por eso le estaré siempre agradecida. Lamentablemente, he encontrado a mi mejor amigo y colega (Assange) en el mismo lugar donde le dejé hace tres años, en una habitación de la Embajada de Ecuador. Comparado con él o con Edward, mi vida es bastante fácil.

Después del agresivo intercambio de impresiones entre Snowden y Assange acerca del control de ciertos documentos para su difusión, ¿cómo ha quedado la relación con Snowden?

La relación está perfectamente. La fundación que yo dirijo fue creada por Julian para generar fondos para su defensa y, como directora, mantengo un contacto frecuente con Snowden. También guardamos el mayor archivo online de los documentos que él ha liberado. Es evidente que hacemos grandes esfuerzos para apoyarle. Por otra parte, es verdad que hubo ese intercambio en Twitter y que la prensa ha querido hacer una gran fiesta de esto.

Todos nosotros, incluyendo Glenn Greenwald, somos personas que trabajan por el mismo ideal; un público informado. Y estamos publicando valerosamente para asegurarnos de que ocurre. A veces usamos diferentes modelos de publicación y a veces estamos en desacuerdo sobre esos modelos. Pero, siguiendo el mismo principio que guía nuestro trabajo, creo que es fundamental tener estos debates entre nosotros dentro del dominio público, donde el público puede participar, dar su opinión y sacar sus propias conclusiones. Wikileaks ha tenido el mismo tipo de debate con Glenn Greenwald, Julian lo ha tenido conmigo y todos seguimos siendo amigos.

Esta es una pregunta difícil. Aparte de Laura [Poitras], tú has sido la única mujer visible entre tres hombres con un fuerte perfil mediático: Julian Assange, Edward Snowden y Jacob Appelbaum. Y, a lo largo de los últimos tres años, ha sido particularmente enervante la manera en que los medios han tratado tu imagen: primero eras “la chica de colegio privado que se lió con Julian Assange”, después “la belleza rubia que acompañó a Snowden a través de peligros”, ahora la chica que les lleva los asuntos mientras ellos están encerrados. ¿Cómo llevas este aspecto chovinista de tu presencia mediática?

Tengo que admitir que a veces me enfurece terriblemente, y al principio estaba completamente estupefacta. He crecido con dos hermanas y una madre fuerte y feminista que nos crió para hacer y decir lo que considerábamos importante y correcto, así que nunca antes había experimentado el sexismo que he tenido que soportar desde que volé a Moscú. Después me fui dando cuenta que no era personal, que los medios y los periodistas que me trataban de esa manera solo estaban tratando de desacreditar mi trabajo.

Después de cinco años trabajando en Wikileaks, si comparo esos ataques con los que sufren algunos de los hombres con los que trabajo, como políticos en la tele diciendo que Julian debería ser asesinado por drones, los comentarios sexistas ya no me parecen tanto. Y eso me hace levantar la barbilla y seguir trabajando con más ganas todavía. Los que me conocen saben quién soy y de lo que soy capaz.

También he oído que tanto tú como otras mujeres que han apoyado públicamente a Jake Appelbaum después de las acusaciones de abuso sexual que han surgido de su propio grupo de trabajo en TOR, habéis sido atacadas por la calle y en las redes sociales. ¿Es verdad eso? las acusaciones de abuso sexual

Sí, es verdad. Yo firmé un documento junto con otras mujeres cuyo mensaje principal era llamar la atención sobre lo mal que se estaba manejando este asunto, de forma incluso abusiva, por parte de las acusadoras y de la propia organización. Y ha habido fuertes represalias contra las firmantes y cualquiera que haya mostrado su apoyo a Jake, o que simplemente se haya negado a perseguirle, algo que me parece extraordinario desde un punto de vista ético. Yo he tenido más suerte que algunas de las firmantes porque no tengo presencia en las redes sociales, lo que me ha protegido bastante de esa persecución.

Cambiando de tema. El National Post publicó una historia hace unos días sobre los refugiados que acogieron y escondieron en sus casas a Snowden en un barrio a las afueras de Hong Kong. Su fuente era Robert Tibbo, el abogado que ayudó a Edward en Hong Kong antes de que volara contigo hacia Moscú. ¿Están en peligro esos refugiados ahora que se sabe lo que hicieron y quiénes son?publicó una historia hace unos días sobre los refugiadosEstán en peligro esos refugiados

Hong Kong tiene una buena reputación trabajando con refugiados, el problema es que les lleva mucho tiempo procesar sus solicitudes. Y, por la manera en que la Ley de extradición se cruza con la Ley de asilo, Snowden no habría sido extraditado mientras se cursara su petición de asilo pero sí habría sido retenido bajo custodia. Y, como no tiene lazos en Hong Kong, no habría podido pedir fianza, lo que significa que habría tenido que esperar en una cárcel de Hong Kong hasta que se procesara su petición. Allí ese trámite puede tardar 15 años.

Es verdad que esos refugiados están en una situación de precariedad mientras se tramitan sus asilos y la Courage Foundation está haciendo esfuerzos para ayudarles en este trámite. Pero no están en peligro por algo bastante gracioso. Si la petición de extradición hubiese llegado mientras estaban escondían a Snowden en su casa, tendrían un problema. Y el gobierno de los Estados Unidos mandó esa orden pero, contra todo sentido común, ¡la cursaron con el nombre que no era!. Esto fue lo que nos permitió volar a Moscú [el 23 de junio] donde conseguimos asilo después de 39 días haciendo peticiones a todos los países. Así que estos refugiados no han quebrantado ninguna ley. Ahora lo importante es que consigan el asilo que esperan  y puedan respirar tranquilos.

Aun así, parece poco probable que contar esta historia les beneficie mientras están en una situación tan vulnerable, ¿Habló Robert Tibbo con alguno de vosotros antes de contar esta historia al National Post?

No, no tengo ni idea de por qué Tibbo decidió contar esta historia en este momento y no habló con ninguno de nosotros antes de hacerlo. Pero él es el abogado de estas personas, y ha sido su decisión. Me temo que no tengo nada más que decir sobre este asunto.

Para acabar, como aliada de Julian Assange y parte fundamental de su organización, ¿cómo ves el futuro de Wikileaks? Últimamente está sufriendo muchas críticas incluso entre sus propios aliados.está sufriendo muchas críticas incluso entre sus propios aliados

Ha habido muchos ataques, pero estamos acostumbrados a que eso ocurra cuando publicamos algo gordo. Creo que Wikileaks es cada vez más fuerte, publicando sin descanso. Y voy a seguir trabajando con Wikileaks aunque ahora tengo que concentrar la mayor parte de mi tiempo en la fundación. Tenemos una enorme cantidad de peticiones, gente que necesita consejo antes de delatar a sus empresas o gobiernos, gente que ya lo ha hecho, activistas que requieren el amparo de nuestra organización. De momento tenemos siete beneficiarios pero pronto serán muchos más. Este trabajo es importante y requiere toda mi atención. Todos los éxitos que tengamos protegiendo y ayudando a estas personas harán que otros tengan el valor de dar un paso adelante. Y eso es lo que voy a estar haciendo al menos durante los próximos meses.

Para ir a juego con la tendencia, podríamos titular esta entrevista “El ángel rubio de los delatores”.

[Risas] Me parece desternillante que lo más sexista que se te ocurra sea llamarme ángel rubio. Si eso es lo peor que se te ocurre, tienes mi bendición.

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