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La otra eurovisión: reventando el corsé mental sobre la inmigración

Europeans Souvenirs durante el espectáculo 'Eurovisions'/Julio Albarrán-Zemos98

Gabriela Sánchez

“Llegan imágenes de Europa a África, pero ni una sola de europeos trabajando. No sabemos en qué trabaja esta gente. Siempre vemos calles muy limpias, mujeres muy guapas, hombres con traje y corbata, restaurantes... Pero, ¿quién limpia esas calles?”. Habla el senegalés Mactar Thiam Fall desde la mitad de una gran pantalla. A su lado, parpadean flashes de la “belleza” occidental, de una perfección artificial: personas blancas, felices, familias impecables, fútbol, sonrisas inmutables, un sofá confortable, dinero, vidas de anuncio. Su voz retumba en medio de un prefabricado “sueño” europeo: “¿Quién limpia esas calles?”.

Este extracto no es ficción pero tampoco pertenece a un reportaje. No es cine, no es un concierto ni un programa en directo. Es un todo incomprensible hasta que estás frente a él: 'Eurovisions', espectáculo de cine en vivo, de intención política y social, estrenado durante la inauguración del Festival cultural Zemos98 en Sevilla. El objetivo de su decimosexta edición: replantear el modo de observar la migración, la forma de mostrarla, y cómo la tenemos interiorizada. Incluso para aquellos cargados de buenas intenciones. ¿Hay otras formas de contarla?

Los ojos del público desplazan la mirada hacia un lado y otro de la pantalla. El estómago se encoge, embaucado en la atmósfera creada en la oscuridad del teatro Alameda de Sevilla, alcanzada por la mezcla de sonidos, sucesión de imágenes; por la sinceridad de unas palabras y la falsedad de otras. Una cínica estampa de perfección europea superpuesta a imágenes reales de gran valor documental acerca de la rigidez de las fronteras europeas y de un discurso reforzado en los últimos meses desde el Gobierno español tras las muertes en la frontera de Ceuta: emergencia, asalto, invasión.

Y la vista desciende, rápido, en sucesivos intentos de no perderse lo que sucede arriba, en la pantalla. Ahí están ellos, los encargados de poner todo en marcha en ese mismo instante: Farah Rahman, Karol Rakosi, Noriko Okakum y Malaventura forman Europeans Souvenirs, un grupo de jóvenes artistas dirigido y coordinado por Zemos98. Un largo proceso de documentación unido a múltiples pantallas, música en vivo y remezcla de imágenes en directo deriva en “un mosaico de imágenes, sonidos, músicas y voces” sobre la idea colectiva del migrante.

El objetivo es remover conciencias sobre los estigmas existentes alrededor de la inmigración. ¿Cómo? Enfrentando dos visiones opuestas. “Por un lado está la conservadora, aquella que presenta una invasión, esa idea repetida hasta la saciedad tras los últimos saltos de la valla. La representación impuesta”, explica Malaventura, el componente español del colectivo en conversación con eldiario.es “Por otro, el imaginario positivo: la inmigración vista, no como un problema, sino como un fenómeno que siempre ha ocurrido. El punto de vista humanista”. La idea, concluye, es “hacer un batido entre esos dos enfoques para que cada uno saque sus propias conclusiones”.

“Imagina que no eres ciego, pero solo puedes ver la noche. Imagina que no estás sordo, pero solo oyes el silencio. Ahora imagina cómo es vivir, casi muriendo”. La voz en off rebota en un teatro apagado en su totalidad. Comienza una sucesión de imágenes al ritmo de golpes musicales. Y llegan las palabras de los migrantes, algunas recogidas en el monte Gurugú, refugio de muchos queesperan su oportunidad para alcanzar Europa, donde han surgido tantos reportajes y entrevistas que se han quedado en eso: en una entrevista más, en un reportaje más.

Vuelve la voz neutral: “Ahora ya no tienes que imaginar: ya estás ciego, ya estás sordo y, eso, te hace sentir seguro”. Se muestran imágenes turísticas, más sonrisas, más belleza, más caprichos. “Protege la jaula de oro. Protege al rico”. Aparecen estampas repetidas del proceso real de fabricación del alambre de cuchillas, vídeos del despliegue europeo de 'seguridad' fronteriza, heridas provocadas por las concertinas, un exhaustivo interrogatorio en la cabina de control migratorio de un aeropuerto británico.

“¿Cuál es el motivo de tu viaje? ¿Por qué vienes? ¿Cuál es tu plan de estudio?” pregunta un policía a su interlocutor cuya respuesta no sirve. “Vas a tener que volver a Pakistán”. Los archivos de imágenes y testimonios son de gran valor periodístico pero se distribuyen en un formato diferente. “Deja a la audiencia que trabaje con lo que ve. Remezclamos y confiamos en el público”, describe Malaventura, que considera esta técnica audiovisual como “una buena forma de confrontar la realidad y el imaginario”.

No habla un reportero, no se presentan datos específicos, ni se contextualiza cada imagen mostrada. La abstracción, construida con imágenes reales, empuja al debate interior. “El final es abierto. No queremos dirigir al público”, aclara el artista español. El cierre te lleva algún sitio, a cada uno al suyo.

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Aquí puedes ver la totalidad del espectáculo:

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