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La crisis obliga a renunciar al piso protegido a la mitad de los adjudicatarios

Bloques de viviendas protegidas en el barrio de Salburua, en Vitoria.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

El impacto de la crisis en Euskadi ha supuesto que en los últimos años se haya producido un crecimiento notable de las renuncias en las adjudicaciones de viviendas protegidas (VPO) y también en el resto de programas públicos de fomento del alquiler. Se trata de ciudadanos que han tenido que rechazar las llaves del piso que les había tocado o que les habían adjudicado pocos días antes de formalizar la escritura. En 2013, uno de cada dos beneficiarios de una VPO en compra tuvo que renunciar a ella. La dificultad para acceder a financiación por parte de los bancos a la hora de la compra es el motivo principal de los 3.159 desestimientos registrados el año pasado. El caso es que el Gobierno vasco, que es el principal promotor de VPO en la comunidad, tiene ahora un parque de vivienda protegida vacía, costeada por todos los ciudadanos y con muy pocos visos de poder colocar a corto y medio plazo.

Esa ha sido la mala suerte de Gonzalo C., quien en 2010 tuvo que decir no al piso protegido que le había tocado en un sorteo anterior. “Sentí como si me hubiera tocado la lotería, pero a medida que se acercaba la entrega de las llaves mi situación económica cambio. De tener unos ingresos fijos a esporádicos. Y desde entonces, muy esporádicos”. Con ese panorama, decidió que lo mejor era no arriesgarse y verse entrampado en una hipotética, por modesta que fuera. “Te asustas y con los ingresos que tenía en ese momento prácticamente no hubiera podido vivir si me meto en ese piso”. ¿Y ahora? “Vivo en un piso alquilado junto a otros tres amigos. El mes que no puedo hacer frente a mi parte me lo cubre un compañero. Aunque también te agobia, al fin y al cabo se trata de un alquiler. Ningún banco te puede reclamar nada”.

El Observatorio Vasco de la Vivienda registró hasta 5.506 renuncias en 2009, lo que representa un incremento del 120% en relación a 2008, en los albores de la crisis. A partir de ahí, la cifra ha seguido al alza. Es en el ejercicio 2010 cuando se registra el mayor nivel de incidencia de las renuncias, alcanzando el 59,7%: por cada 10 contratos firmados en ese año se produjeron seis renuncias. A partir de 2010 se mantiene el notable nivel de incidencia de las renuncias en relación al total de contratos firmados, superando la tasa del 40% entre 2011 y 2013.

Álava es el territorio donde este fenómeno ha sacudido con más fuerza, debido a que es donde más VPO construida se ha concentrado. En 2011 se llegaron a alcanzar las 3.500 renuncias, el 70% del total del País Vasco. En un momento dado se dio un caso insólito: todos los adjudicatarios renunciaron al contrato de compra. A partir de 2012 es en el territorio de Bizkaia donde se concentra la mayor incidencia de esta problemática. Las 1.431 renuncias registradas ese año representaron el 68,5% de los contratos firmados.

Ahora, el Gobierno vasco (principal promotor de VPO) trabaja con varias opciones para dar salida al parque vacío de pisos oficiales: desde el alquiler con opción a compra, a la venta con pago aplazado, pasando por la creación de un parque de alquiler para universitarios. Cualquier opción es mejor que mantener los pisos desocupados.

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