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Acaba la campaña electoral en la que Rajoy y Pedro Sánchez se jugaron su futuro

Rajoy prefiere que no haya terceras elecciones y pide al PSOE que recapacite

Gonzalo Cortizo

Nadie se fía de las encuestas que aseguran una mayoría absoluta del PP. La pelea gallega se juega hasta el final y los líderes de Partido Popular, PSOE y Ciudadanos volverán a coincidir este viernes en el cierre de campaña de sus respectivos partidos.

Rajoy, Sánchez y Rivera han volcado sus agendas de las últimas semanas en una cita electoral que tiene más repercusiones a nivel nacional de las inicialmente imaginables.

Rajoy se ha apuntado a la fiesta de Feijóo, necesitado de una victoria con la que recuperar la iniciativa en octubre. El líder del PP no ha dudado en buscar la compañía de Baltar para recordarle a Feijóo que a él no le tiembla el pulso a la hora de acompañarse de un presidente provincial imputado, si en esa provincia es donde el PP se gana las mayorías absolutas. Si las urnas confirman la victoria de Feijóo, el eterno delfín tendrá que compartirla con Rajoy.

En el caso contrario, Rajoy tendría serios problemas. Una derrota en Galicia situaría al líder del PP en el disparadero de quienes creen que, sin él al frente, hace tiempo que habría Gobierno en España.

En Galicia ha encontrado Pedro Sánchez el territorio perfecto para escapar de las nubes que amenazan tormenta sobre el futuro cercano del PSOE. El líder del PSOE no ha dicho nada destacado en toda la campaña y ha esquivado a los periodistas tanto o más que Rajoy.

A la vuelta de las elecciones le espera un Comité Federal, convocado para el 1 de octubre, y en el que el dirigente socialista tendrá que explicar el sorpasso que, según todas las encuestas, sufrirá su formación a manos de En Marea. Dirigentes cercanos a Sánchez ven en la posibilidad de un Gobierno alternativo a Feijóo otra vía de escape para el líder socialista, cada vez más discutido internamente. 

El papel de Pablo Iglesias en la caravana gallega resulta difícil de explicar. Es el único de los líderes de los principales partidos que no participará en los cierres de campaña. Esto tiene su explicación en el hecho de que Podemos es solo una parte, y no fundamental, de la candidatura que lidera el exmagistrado Luís Villares.

Iglesias solo ha estado un día en Galicia y lo hizo para decir que prefería el discurso duro, frente al tono amable. El resto es conocido; Errejón contestó desde Twitter y media dirección de la formación morada convirtió por unas horas a la red social en un fuego fátuo que no parecía guardar mucha relación con las elecciones a la Xunta.

Albert Rivera, sin embargo, sí ha empleado su agenda en la campaña gallega. El líder de Ciudadanos solo juega una carta: conseguir el escaño de oro del que dependa el Gobierno del PP para la Xunta.

Al igual que el resto, Rivera ha pasado dos semanas en Galicia con la mirada puesta en el Congreso de los Diputados. La provincia de A Coruña parece la única dispuesta a abrir la puerta para que Ciudadanos entre en el Parlamento de Galicia. Este viernes, Rivera cierra campaña en la ciudad herculina, en un último intento de que su única carta le permita entrar en el juego.

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