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Una consulta de ginecología para casi 80.000 mujeres

El COF del Ventorrillo en A Coruña

Praza Pública

El Centro de Orientación Familiar (COF) del barrio coruñés del Ventorrillo es una referencia en la asistencia en materia de anticoncepción, asesoramiento afectivo-sexual y problemáticas de pareja y familiares, entre otras. Inaugurado en 1981, fue el primero de la provincia y en él trabajan en la actualidad un ginecólogo, una enfermera, una trabajadora social experta en educación sexual y planificación familiar y una auxiliar de clínica. Todas estas personas temen seriamente por el futuro de esta labor asistencial. La razón es que la jubilación del ginecólogo es “inminente” y, advierte el personal, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) no prevé cubrir su plaza, eliminación que, muy probablemente, traerá consigo el cierre y el traslado de la actividad al otro COF de la ciudad.

Además de la evidente “pérdida de personal con más de treinta años de experiencia” este posible cierre, alertan desde el COF del Ventorrilo, daría lugar a la total saturación del otro centro, el de Orillamar, que tiene asignados los ayuntamientos de A Coruña, Oleiros, Sada, Cambre y Carral o, lo que es lo mismo, un total de 90.834 mujeres de entre 15 y 54 años, según datos del Instituto Gallego de Estadística. A esta cifra se sumarían las 62.000 mujeres de la misma franja de edad que habitan en los treinta y dos municipios de la provincia que ahora mismo son responsabilidad del Ventorrillo. Así las cosas, más de 152.000 mujeres estarían atendidas por dos profesionales de la ginecología, que tendrían sus respectivos 80.000 potenciales pacientes.

Esta saturación no es una opinión más o menos subjetiva del personal afectado. Bien al contrario, explican, la Federación de Centros de Planificación Familiar y la Organización Mundial de la Salud señalan que “para esta población tendría que haber, como mínimo, un tercer centro que atendiera este elevado número de usuarias y usuarios”, ya que además de las mujeres, al COF también acuden hombres con otro tipo de problemáticas afectivas, sexuales o familiares. “Esto quiere decir -explican- que se actualmente, con dos centros, la lista de espera es de entre tres meses y un año, con un sólo centro no es difícil imaginar que un porcentaje muy alto de las mujeres quedarían abocadas a acudir, las que puedan, a una consulta privada”. “¿Y las que no puedan?”, se preguntan.

La posible desaparición del centro y la prolongación de las listas de espera puede ser percibida como aún más delicada cuando los trabajadores y trabajadoras desgranan su labor diaria, a saber: “atención inmediata de las interrupciones legales del embarazo, la instauración rápida del método anticonceptivo, de sus efectos secundarios y complicaciones, la atención de la problemática afectivo-sexual de la pareja” y “labores educativas”. Este eventual recorte se produciría en un contexto en el que, desde el año 2009, en Galicia es legalmente obligatorio que la Xunta financie las actividades de la denominada Red Madre, la plataforma creada por el Foro Español de la Familia gracias a una iniciativa legislativa popular que sólo tuvo apoyo del PP. Esto implica, por ejemplo, que estos centros ligados a la ultraconservadora entidad antiabortista asuman parte de las funciones que antes desarrollaban profesionales de los centros Quérote.

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