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Noche de angustia en un Nigrán cercado por las llamas ante la ausencia de la Xunta

Voluntariado y vecinos de Nigrán, en un descanso durante la madrugada

David Reinero

Rubén Rial es concejal de Vías y Obras y Seguridad Ciudadana en Nigrán. Pero también es trabajador del Grupo de Emergencias Supramunicipales (GES) del Val Miñor. Él fue uno de los que encontró la furgoneta calcinada en la que dos vecinas de Chandebrito, parroquia de la parte alta del municipio colindante con Vigo, murieron cuando intentaban escapar del fuego bajando en dirección a la parroquia de Camos, cara el sur, de donde soplaba el viento que empujaba el fuego. Pero este domingo Rubén Rial y sus compañeros del GES del Val Miñor, una docena de trabajadores que atiende también los ayuntamientos de Baiona y Gondomar, eran de lo poco que podían esperar los vecinos de la comarca para ayudarles a luchar contra el fuego.

El alcalde de Nigrán, Juan González, del PSOE, se quejaba ya en el atardecer del domingo, cuando confirmaba las dos muertes, de que en su municipio no habían contado con la ayuda de ningún dispositivo contra incendios forestales de la Xunta. Actuaron con recursos propios, del GES o del parque de bomberos comarcal de O Porriño. Incluso había Policía Nacional. Pero echaron en falta brigadas especializadas en incendios forestales.

“Por aquí solo apareció un tipo vestido de militar que decía que era de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que era de la zona y que estaba de vacaciones, y que venía a intentar ayudar”, decía a las dos de la madrugada una voluntaria de Protección Civil a las puertas del Centro Cultural A Camoesa, de Camos, donde se concentraban los vecinos y el personal local que intentaba descansar un poco en medio de la lucha contra el fuego. “Probablemente era mentira”, añadía molesta.

A pocos metros de ella, un vecino explicaba a dos policías locales y un miembro de Protección Civil dónde había un pozo en el que poder coger agua. Vecinos y miembros de Protección Civil descansaban comiendo y bebiendo mientras comentaban con la cabeza baja cómo toda la parte alta de la parroquia de Camos había ardido, también varias viviendas.

Sí actuó en Baiona en algún momento de la tarde de este domingo uno de los aviones anfibios del Gobierno central. Allí el fuego, ayudado por la gran cantidad de hojas secas esparcidas por el monte y las calles y por el fuerte viento del sur, rodeó casi por completo el casco urbano de la villa y saltó a la península que alberga la fortaleza de Monte Boi y el Parador de Turismo. Una prueba de que parte de los focos de los fuegos no fueron provocados, sino producto de chispas llevadas por el viento. En el centro del casco viejo, el fuego llegó a la huerta del convento de las monjas Dominicas, rodeado por muros de una piedra compactos de más de cuatro metros de altura. Varias viviendas del municipio han resultado dañadas externamente, con mejor suerte que otras de la vecina Nigrán que acabaron quemadas.

En el Val Miñor, pasadas las dos de la madrugada, la temperatura seguía en 24 grados centígrados. Fue a partir de ese momento cuando, al principio de manera muy débil, comenzó a lloviznar. Los montes de Nigrán, Baiona y Gondomar seguían despidiendo humo en la mañana de este lunes, pero los focos de fuego eran ya muy contados y se daban por controlados.

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