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Sobre este blog

Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

'Juntos podemos acabar con el radicalismo terrorista'

Stéphane M. Grueso

El tuit de la policía era este:

El tuit presenta un novedoso servicio de la policía para que los ciudadanos que quieran informar de algo relacionado con el terrorismo islamista puedan enviar alertas. 

¿Y qué problemas encuentro? Pues todos. Para empezar, porque no entiendo el término al que se refieren, y si acudo al Código Penal para buscar respuestas y así poder colaborar no lo encuentro…

¿Encontraremos ese supuesto tal vez en otra ley? Pues parece que tampoco.

Pero bueno es un tuit y solo caben 140 caracteres. Aún así me parece como poco imprudente hablar de “radicalismo terrorista”. La página web de denuncias correspondiente al proyecto está en dos idiomas: castellano y árabe y es donde se desarrolla este concepto:

“comunicar cualquier incidencia o problemática que, posiblemente, suponga el inicio o desarrollo de un proceso de radicalización o de gestación de conductas extremistas, intransigentes o de odio por razones racistas, xenófobas, de creencias, o de ideologías.”

Y también

“la extrema situación de radicalización de un individuo o su posible desaparición y salida/entrada del territorio nacional hacia/desde zonas de conflicto bélico.” 

Bueno, tal vez esté así más claro. Pero yo lo de hablar de “incidencias o problemáticas”, “posiblemente” y de “inicio o desarrollo de un proceso de radicalización o de gestación de conductas...” No lo veo. Llamadme garantista, pero denunciar futuros comportamientos de terceros con conceptos poco claros me parece complicado. Otra cosa es la vigilancia que lleve a cabo al policía o los servicios de inteligencia, pero pedir esto y de esta forma a la población me parece erróneo, problemático y peligroso.

Me imagino a todo el mundo que ve regularmente el programa ese de Cuatro TV que va de “reeducación” de chicos conflictivos llamando una y otra vez y enviando cientos de alertas a la policía. 

Pero vamos al verdadero meollo del asunto: las formas ‘anónimas y seguras’ de comunicación que propone la policía.

Supongamos que tú eres un familiar o te mueves en el entorno de alguien que participa o va a participar en una estructura terrorista. Bien. El Estado te proporciona un medio ‘anónimo y seguro’ de comunicarte con ellos. Bien. Te armas de valor y te decides a denunciar algo. Bien. Veamos las modalidades para hacerlo que ofrece la policía:

TELEFONO

Supongamos que llamas por teléfono al número 900 que indican. Bien. ¿La policía no va a saber desde qué número de teléfono llamas? Eso no es ser anónimo. Y peor… Siendo un número 900, al mes, cuando llegue la facturita del teléfono a casa (o al señor que pague el teléfono) se podrá encontrar ese número entre los listados de llamadas.

Es fácil imaginar qué puede pasar si un yihadista descubre entre las llamadas de alguien cercano una al “número de la policía de alertas antiyihadistas”.  (Parece que el número 900 es provisional, pero entiendo que está ya operativo.)*

APP

Para usar la APP parece que vas a tener que registrarte. * Problemas: tener una APP anti-yihadismo instalada en tu móvil, ejem… No me parece lo más seguro. Otro problema. El tener que registrarte para enviar una alerta. Si te registras con un email o lo que te pidan, ¿es anónimo? Yo diría que al registrarte, el proveedor del servicio (la policía, ¿o será una empresa privada externa?) recibe evidentemente los datos de registro, aquellos que pida en el proceso: nombre, email, etc… así como la IP de la conexión, que supongo que se guardarán en los logs de conexiones de su servidor.

WEB

En la web nos ofrecen un formulario. Tiene una conexión por https (qué menos) que cifra el contenido y permite enviar la información sin que des ningún dato personal.

Bien. Puedes abrir la web, enviar algo y borrar el historial, cookies y demás. Bien. Pero, al igual que con la APP… ¿es anónimo? De nuevo, ¿la policía no sabe desde qué IP se ha enviado? ¿No tiene logs de conexiones en su servidor destinados a esto?

Anónimo significa que NADIE sabe quién eres. Y en este caso independientemente de que marques o no la casilla “Deseo que contacten conmigo en relación a estos datos” al enviar una alerta, no sería aventurado imaginar que si alguien manda informaciones que resultan tener algo de veraz, la persona que ha enviado la alerta (además del presunto yihadista, supongo) tenga de forma inmediata encima a la policía, Guardia Civil o el CNI, se dé cuenta o no. Eso, señores, no es anonimato.

Resumiendo. En plena campaña electoral (sí, algunos perroflautas-antisistema somos mal pensados), se lanza un servicio medio en servicio destinado a recibir informaciones sobre temas que podrían, literalmente, costar la vida al informante y que no es ni anónimo ni seguro a pesar de que te aseguran que sí lo es. No cuesta mucho pensar que se trata de un servicio más político que policial destinado a mostrar que “actuamos contra el yihadismo” y del que no se esperan grandes éxitos. Eso sí, el peligro en el que se puede encontrar alguien que coopere con la policía me parece inaceptable.

Me preocupa. Esperemos que no le pase nada a nadie.

* Sobre los servicios de teléfono y la APP venía en el diario El País (edición del sábado 5 de diciembre de 2015): “El teléfono, que después será de tres cifras, para evitar que aparezca en la factura, y la aplicación de móvil –que obliga a registrarse y por tanto la alerta no será nunca anónima– funcionarán desde la semana que viene”. 

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

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