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La oposición siria fracasa en su último y gran intento por unificarse

Apertura de la conferencia de la oposición organizada en Arabia Saudí el 22 y 23 de noviembre.

Javier Biosca Azcoiti

Febrero de 2017, sede de la ONU en Ginebra. Las conversaciones de paz entre el Gobierno sirio y la oposición deberían haber empezado hace un par de horas, pero falta una de las partes. La delegación de la oposición no se pone de acuerdo ni para salir a negociar. Días antes, Staffan de Mistura, enviado de la ONU para Siria y organizador de las conversaciones, había advertido de que si no eran capaces de elegir a sus delegados, lo haría él mismo.

Finalmente, la oposición decide sentarse en la mesa de negociaciones. Era evidente que las expectativas para Ginebra IV no eran muy buenas. Las partes enfrentadas en la guerra ni siquiera llegaron a conversar cara a cara, pero a diferencia de la ronda anterior, Ginebra III, nadie se levantó de su silla hasta que Mistura declaró el final del partido.

Ahora, nueve meses después, esa oposición dividida intenta solucionar sus diferencias de cara a Ginebra V, programada para el 28 de noviembre. Arabia Saudí ha acogido este miércoles y jueves una conferencia en Riad con diferentes representantes de la oposición con el objetivo de crear una delegación unida con unos objetivos claros y comunes.

Uno de los puntos de fricción más graves entre los miembros de la oposición reside en el papel que debe jugar Bashar al Asad en la transición política de Siria. Mientras unos exigen su salida para empezar a negociar, otros adoptan una postura más pragmática. Todas las partes estaban invitadas a la conferencia, pero no todas han acudido, lo que volvió a debilitar cualquier acuerdo entre los 140 delegados presentes. Como demuestra el comunicado final de la conferencia, allí se han sentado solo aquellos que exigen la salida de Asad.

El texto aprobado sostiene que una transición política no es posible “sin la salida de Bashar al Asad, su grupo y el sistema de represión y tiranía”. En una aparente contradicción, afirma que las negociaciones deben ser directas y sin condiciones: “Ninguna parte tiene el derecho de establecer precondiciones”. Más tarde intenta aclarar la confusión con el argumento de que la salida de Asad no es un requisito previo, sino la aplicación de resoluciones internacionales.

Los ausentes de la conferencia

Lo más revelador de de la conferencia no es el texto acordado ni los asistentes, sino las ausencias. El Alto Comité de Negociaciones (HNC, por sus siglas en inglés), plataforma de muchos colectivos opositores y principal portavoz de la oposición en las conversaciones de la ONU, ha insistido hasta ahora en la salida de Asad. Aun así, existen otros grupos opositores fuera del HNC como el grupo de Moscú y el grupo de El Cairo, que creen que Asad puede tener un papel en el proceso político.

Ninguno de estos dos grupos han participado en la conferencia, aunque no tomaron su decisión hasta el último minuto. “No participamos por la inclusión de condiciones inaceptables que contradicen el contenido y el espíritu de la Resolución de la ONU 2254”, señaló el presidente del grupo de Moscú, Qadri Jamil, a la agencia rusa de noticias TASS. “Como siempre, hay una cláusula, una condición previa sobre la dimisión del presidente”, añadió.

Sin embargo, Jamil sí envió un observador a Riad. “Si las fuerzas extremistas cambian de postura en el texto final, cambiaremos nuestra posición y daremos a nuestro observador la autoridad de representar al grupo y, si tenemos tiempo, iremos”, aclaró el líder del grupo de Moscú. “Estamos dispuestos a trabajar juntos en una única delegación”.

Como revelan las declaraciones de Jamil, hasta el último minuto de la conferencia podía producirse un cambio si no se mencionaba como requisito la salida de Asad. La dimisión del presidente del HNC, Riyad Hijab, uno de los más exigentes con la salida de Asad, a tan solo un día de la conferencia puede ser uno de los motivos de esta incertidumbre. Hijab no dio ningún motivo de su renuncia, pero muchos lo vieron como un posible cambio de la postura del HNC durante las reuniones.

“La retirada de figuras de la oposición radicales hará posible unir esta diversa oposición en torno a un programa más razonable, realista y constructivo”, anunció el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov tras la dimisión de Hijab. “Aquellos que seguimos el proceso de la unificación de la oposición y de lo que está haciendo Arabia Saudí ya anticipábamos esta decisión”, aseguró.

Al final, la conferencia de Riad no ha unificado posturas, sino que ha unido lo que ya estaba unido: “El órgano supremo de las negociaciones formará la delegación unificada en su estructura y sus posiciones para negociar con los representantes del régimen. Los participantes apoyan la estructura organizativa y las normas internas de la autoridad de negociaciones”, reza el comunicado final.

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