El papa transmite a los filipinos su “dolor” por la tragedia del Haiyan

El papa Francisco transmitió hoy a un grupo de filipinos residentes en Roma su “dolor” por la catástrofe natural que ha devastado la región central de Filipinas, donde, a su paso, el tifón Haiyan ha dejado un balance provisional de más de 4.000 muertos.

En un encuentro en la Basílica de San Pedro del Vaticano con representantes de la Comunidad de Filipinos residentes en Roma, el pontífice argentino, acompañado del arzobispo de Manila, el cardenal Luis Antonio Tagle, explicó que él tampoco obtiene explicación al hecho de que se produzcan estas tragedias en el mundo.

“En estos días también yo he estado muy conmovido por el dolor de vuestro pueblo. Me he sentido próximo a vuestro pueblo. He sentido que el dolor era fuerte, pero también que el pueblo era fuerte, que la fe se viene arriba de entre las ruinas, desde la solidaridad de todos en el momento de la prueba”, dijo el pontífice.

“¿Por qué suceden estas cosas? No se puede explicar. Hay muchas cosas que nosotros no podemos entender”, agregó el papa, quien tomó la palabra al ver que a Tagle le embargaba la emoción al recordar la catástrofe de Filipinas.

Francisco comparó el hecho de no encontrar una explicación a esta tragedia con la costumbre de los niños que no entienden muchas cosas y preguntan continuamente a sus padres, la llamada “edad del porqué”, un hábito al que invitó a los filipinos residentes en Roma a que recurran.

“En estos momentos de sufrimiento no os canséis de preguntar el porqué. Así atraeréis la ternura del Padre y de su mirada sobre ti, como hace el niño cuando pregunta 'por qué'”, afirmó el papa.

“En estos momentos de sufrimiento, el rezo del porqué es más útil, sin pedir explicaciones, pero pidiendo que el Señor nos acompañe, simplemente. Yo también os acompaño con el rezo del porqué”, agregó.

El encuentro con los filipinos residentes en Roma se produce con ocasión de la bendición del mosaico de la imagen de san Pedro Calungsod (1654-1672), un catequista y mártir de la Iglesia Católica que fue proclamado santo por el papa Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012.