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The Guardian en español

Opinión

Los intolerantes vuelven a la carga y el Daily Mail se lleva la palma

Portada sexista del Daily Mail con la imagen de Theresa May y Nicola Sturgeon.

Owen Jones

¿Habría que demandar al Daily Mail por dañar la salud de las personas? Millones de personas han sentido tanta vergüenza al ver esta portada tan sexista que o bien han sufrido un esguince facial de tanto poner cara de asombro o ahora tienen migraña por darse unos cuantos cabezazos contra la pared más cercana.

Esto es algo que ocurre cuando una cloaca abierta, ya de por sí asquerosa, es capaz de sorprenderte con algo todavía más maloliente. La decisión del periódico de cosificar las piernas de las dos políticas más importantes del país –haciendo que lo que importe es aquello que parecen y no aquello que defienden– es otra de sus bajezas. Y aunque esto debe servir para hacer una burla, para parodiarlo y ridiculizarlo... también debe aterrorizarnos: porque pone en evidencia lo que está pasando en el Reino Unido del Brexit.

Y sí, el Daily Mail es un ejemplo perfecto. Un periodicucho defensor de Hitler que una vez atacó a Ralph Miliband –un refugiado judío que combatió a los nazis– asegurando que era un “hombre que odiaba a Reino Unido” por sus ideales de izquierdas. Algo que resulta un tanto irónico puesto que el Daily Mail odia a casi todas las cosas que tienen que ver con el Reino Unido moderno. Cada día lanza un escupitajo contra las mujeres, los inmigrantes, los musulmanes, el servicio nacional de salud, la BBC, la educación universal, los sindicatos, el colectivo LGTB, el estado del bienestar... cualquier cosa que se te ocurra, también lo odia.

Pero hay algo mucho más siniestro en esta portada. Reino Unido está en pleno proceso de una contrarrevolución nacional. ¿Pensabas que el Brexit tenía que ver solo con la relación de Reino Unido con la Unión Europea? Ni siquiera va sobre la inmigración. Mientras millones de personas que votaron a favor del Brexit tenían múltiples y complejas razones, los elementos más intolerantes de la sociedad británica decidieron que aquello les daba todo el poder.

No solo fue un glorioso alzamiento nacional contra Bruselas, según ellos mismos decidieron, sino también contra la “corrección política”, contra todo tipo de conquistas alcanzadas desde el movimiento anti-racista pasando por el feminismo o los derechos de las personas trans. Las cosas iban a ponerse feas, decidieron también. Ya has tenido tu fiesta, sabihondo liberal políticamente correcto, ahora se ha acabado y tendrás que pagar por ella.

Y así es como hemos terminado con una oleada de crímenes de odio en nuestras calles, con jueces acusados de ser “enemigos del pueblo” y criticados porque uno de ellos era un “excompetidor olímpico de esgrima abiertamente gay”. Y todo esto porque dictaminaron que la supervisión parlamentaria del Brexit era obligatoria. Mientras tanto, a las mujeres políticas se les mira lascivamente por tener piernas.

Para aquellos ultra conservadores que apoyan el Brexit, se trata de un grandioso despertar nacional, la resurrección de la todopoderosa Gran Bretaña. Lo que quieren realmente es convertir a este país en el hombre borracho al que le cierran el bar, que da tumbos y grita obscenidades a todo el mundo, que mira impúdicamente a las mujeres y grita insultos racistas.

Tanto los que apoyan el Brexit como los que apoyan a Trump creen que sus naciones pueden ser liberadas del yugo opresivo que representan para ellos los derechos de las minorías y el feminismo.

Así que sí, mófate y ridiculiza esta portada, pero sobre todo prepárate para volver a luchar. Porque los intolerantes están ganando la batalla que decidirá el futuro de este país y esto debe aterrorizarnos a todos.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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