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A hacer puñetas

Javier Gallego

No quieren irse por lo que dejan. No quieren abandonar sus cargos públicos por lo que tienen que perder y que ocultar. Porque es tela el dineral que pierden en sueldos y subvenciones y debe de ser tela telita tela lo que tienen ahí guardado, que levantas una piedra y te sale un imputado. Por eso están las trituradoras haciendo espaguetis de papel a un ritmo que aquello parece un restaurante italiano. Todo el cabreo que tienen es porque les hemos cerrado el grifo de hacer pasta y la agencia de colocación de militantes, amigos y familiares. El problema no es que venga la extrema izquierda, el problema es que miles de gaviotas dónde irán. El problema no es que vengan los rojos, el problema es el que dejan los azules.

Si es que dejan algo, claro, porque se van a encontrar los cajones como el ordenador de Bárcenas. No van a dejar ni las instrucciones de Ikea para montarlo. La herencia recibida van a tener que buscarla en el contenedor de reciclaje. El de papel es el azul, mira tú por dónde. Y mientras la policía deteniendo a 14 personas que intentaban parar un desahucio. Desahucio el de los papeles. Eso sí que es un lanzamiento. De confeti. Que parece que estuvieran preparando el carnaval en pleno mayo. Pero no están para fiestas. Casi 4000 cargos electos han perdido el puesto el 24M, 5 millones en subvenciones que pierde el partido. Eso es lo que les duele. Súmale miembros, amiguetes y familiares colocados a dedo que se quedan descompuestos y sin mamandurrias. Dónde metes ahora a toda esa gente que se va al paro, Mariano. Normal que estén más inquietos que un colibrí. Ahora van a ver lo que vale una crisis.

Ahora cuéntales tú el rollo de la recuperación. No se lo cree el 80% de la población, según el CIS, se lo van a tragar los que has mandado a comer calle. Verás qué pronto empiezan a acuchillarte, bruto. Algunos barones han abierto la veda porque se han quedado sin cacería. Lo único que salva a Rajoy de momento es que aún no han encontrado con quién sustituirle y tienen miedo de perder lo que les queda, si se lo cargan. Nos cuentan que tenemos un problema pero el problema lo tienen ellos. Lo tiene Esperanza Aguirre, que esta semana le han imputado a Lucía Figar y otros tres cargos del PP madrileño. Lo tiene Cifuentes porque le salpica y Ciudadanos se aparta para que no le moje. Lo tiene la jauría mediática que les jalea y ahora se mosquea porque saben que perderán privilegios. Mandan a los cuatro chalados que se tragan sus trolas a pelear contra los soviets, cuando en realidad están luchando por sus sobres.

Está de pronto la derecha muy preocupada por el PSOE, no porque se hayan vuelto progres, sino porque con ellos, ni tan mal. Andan también muy inquietos por la coherencia de Pablo Iglesias que antes les llamaba “casta” y ahora se sienta con Pedro Sánchez. Pero el Coletas (como le llaman) no ha dicho que vaya a pactar, sólo que va a garantizar el gobierno. Que se aclaren, porque dicen que España es ingobernable pero luego están contra todos los acuerdos de gobernabilidad que no les incluye. Si está muy claro: no les importa que se hunda España, les importa no ser ellos los que la hundan. Nunca les ha importado España, sólo Suiza. Espero que eso que llaman nueva política no se pelee también por los sillones sino por dar asiento a los que están en el suelo.

Pues eso. Unos que vienen, otros que se van, pero no Julito, no, la vida no sigue igual. Y lo sabes. De hecho la vida lleva ahora el camino contrario: viene una jueza y ellos se van al juzgado. Pretenden hacernos creer que lo malo es que te gobierne una magistrada, que es mejor que te gobiernen imputados. También pretenden hacer creer que los radicales no sólo van a acabar con la democracia occidental también con el capitalismo, que no sólo comen niños, también banqueros. Pero ayer se reunió Carmena con el presidente de Bankia y ni se lo comió ni lo ha expropiado, oiga. Sólo le ha dicho que quiere que colabore con su plan de comprar al banco pisos vacíos para quienes los han perdido. Ya están los comunistas dando casa a todo el mundo mientras los demás pagamos nuestra hipoteca. Malditos soviets.

No les han preocupado nunca los desahucios de las familias pero están que trinan porque ahora les desahucian a ellos de las instituciones. Pues se tienen que ir. A hacer puñetas. A los tribunales, digo. Visto lo visto, para algunos es su sitio.

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