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El respeto y la tolerancia

Julio Embid

Uno de mis mejores amigos es una de las personas más maleducadas que conozco. No aguanta a: los vascos, catalanes, pelirrojos, sociatas, peperos, peneuvíticos, rusos, médicos, andaluces, marroquíes, brasileños, valencianos, argentinos, franceses, italianos, perroflautas, pijos, portugueses, modernos que salen felices en los anuncios de verano, colchoneros, culés, chilenos, milicos, policías, batasunos, modernos, gringos, bilbaínos, borrachos, sobrios, curillas, ateos, los osos panda ni por supuesto a Cristiano Ronaldo. Prácticamente sólo nos soporta a sus amigos (y no siempre) y a su pareja. Es maravilloso que no discrimine a casi nadie y tenga cera para todos. Los demás no somos como él. Pensamos que los nuestros son estupendos y los intolerantes e irrespetuosos son siempre los demás.

Para las personas de extrema izquierda (1-2) las personas con creencias religiosas son mucho más intolerantes que aquellas que no lo son. Para las personas de centro izquierda (3-4) la diferencia es menor, pero también piensan que los que tienen creencias religiosas son más intolerantes. En el centro (5), centro-derecha (6-8) y extrema derecha (9-10) creen que son los no religiosos los menos tolerantes.

De nuevo hay sustanciosas diferencias de derecha a izquierda. Los de derechas creen que los extranjeros son más intolerantes frente a los de izquierdas que pensamos que son mucho más intolerantes e irrespetuosos que los nacidos aquí, especialmente los que presumen de patriotismo con pulseritas rojigualdas o esteladas.

Esta tercera figura, no por obvia debía quedar excluida de este artículo. Cada cual mira por los suyos, como en el dicho en euskera: Gora gu ta gutarrak (Viva nosotros y los nuestros). Con todo, de media, los de derechas parecen ser un poco menos tolerantes que los de izquierdas. Sin embargo algo está cambiando y cada día entendemos mejor a los que no piensan como nosotros.

A la pregunta de si somos más tolerantes que hace diez años, la mayoría de los menores de 34 años cree que sí. Y eso es algo bueno, ya que los mayores pasarán y la actual juventud, que se cura con el tiempo, será una vejez mucho más tolerante e integradora con el que no vota, no piensa, no viste o no quiere igual que nosotros. O tal vez sea simplemente que los jóvenes de hoy se creen mejores que sus mayores y que cualquier tiempo pasado fue anterior. Con todo hay que ser optimista, ya que a pesar de las altas tasas de paro y la indecente tasa de pobreza infantil, España sigue siendo un país muy tolerante con los extranjeros y la xenofobia política va en franco retroceso. A fin de cuentas, ya lo decía Voltaire hace tres siglos: “Si todos estamos llenos de debilidades y errores, perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías”.

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