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El brillo de Luz Casal y sus 60 músicos

El brillo de Luz Casal y sus 60 músicos
Santiago de Compostela —

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Santiago de Compostela, 21 jul (EFE).- Luz Casal y sesenta músicos, 53 de la Real Filharmonía de Galicia dirigidos por Paul Daniel y el resto de la banda que la acompaña en los últimos años, han brillado en la meta de todo peregrino, en la majestuosa Plaza del Obradoiro, en la que es ya la gira más corta de la cantante. Y, sin duda, irrepetible.

Diez minutos después de las nueve y media de este 21 de julio, en la capital gallega se escuchó una voz, la del consuelo. Arrancó Luz con “Lo eres todo”, para a continuación saludar y dar la bienvenida en gallego, y continuar con “Cenizas”.

“Es un honor para mí estar aquí”, dijo la protagonista de uno de los conciertos más esperados del Xacobeo 21-22, doble por concesión papal.

Retomó con “Con mil desengaños”, “Mar y Cielo” y una de las más conocidas mundialmente, “Historia de un amor”. Estos temas de amor y desamor pertenecen al álbum “La pasión”, de 2010, un momento “delicado” en su vida, en el que luchaba contra el cáncer, como esta noche ha recordado sin mencionar la enfermedad. No era necesario. Todo el público sabía a qué se refería.

“Camariñas” le sirvió para hacer una dedicatoria a todos los músicos que difunden el “gran tesoro” de la música popular gallega.

A las diez y cuarto, sonó “Volver a comenzar” y ocurrió algo para nada baladí. Luz cambió su vestido de estrellas brillantes por un conjunto rojo de falda y pantalón. “Es necesario volver a comenzar tras el último año y medio”, compartió con su auditorio, con el presencial -1.200 butacas- y con el que ha seguido el recital por streaming.

A partir de ahí, “Que corra el aire”, algo que ocurría, pero que con ropa suficiente no importaba; y uno de los momentos más emotivos, con la canción “Lucas”, dedicada a un niño de Vigo que contaba con apenas seis años cuando murió y al que Macarena, una de sus compañeras de clase, llevaba cartas a su tumba para contarle las novedades. Lo hizo durante mucho tiempo.

Luz ha cantado “Lucas”, pero no solamente para Lucas, también para otro joven, de 24 años, del otro extremo de Galicia, del norte, “un chico de A Coruña que se llamaba Samuel” Luiz, y cuyo crimen, ya con detenidos, se investiga.

Tras los aplausos por ese doble gesto, más repertorio: “Entre mis recuerdos”, “No me importa nada” y “Un nuevo día brillará”.

Ahí se perdió la vergüenza. Lo pidió la propia Casal. “Cantad. No os cortéis. A pleno pulmón. Aunque el que esté al lado mire con cara de no sé qué”. Risas.

Coros también hubo, aunque por lo bajo, para “Besaré el suelo” y “Te dejé marchar”, la cual se cerró con un izado de micro.

En la racha final, nuevo cambio de vestuario. Vestido negro de noche y una estola. Cómo no, “Piensa en mí” y “Un año de amor”.

Para el cierre, “Negra sombra”. Gracias en gallego, castellano, inglés y portugués y una invitación a hacer el Camino, porque “Santiago los recibirá con los brazos abiertos”.

Luz Casal ha cumplido este mes de julio, y por todo lo alto, su promesa, pues si en el confinamiento suplió con “llamadas solidarias” la imposibilidad de salir a su balcón, ahora ha regalado a gentes de todas partes del mundo un impresionante directo.

“Llevo una semana pensando en esta noche. Y en sus sonoridades. Y en los arreglos hechos para la ocasión”, contó a Efe antes de subir al escenario.

Si en el encierro reconoció que faltaban a su lado instrumentos para poder deleitar al mundo con su voz, ahora no ha tenido ese hándicap.

Y, en tiempos todavía de zozobra, una vez más Luz marcando el camino.

Lo más parecido que había hecho hasta la fecha fue mucho antes de la crisis sanitaria, con el concierto benéfico del 5 de enero de 2018, en aquella ocasión con la banda sinfónica municipal de Madrid y a favor de la Fundación Acción Social por la Música.

En plena quinta ola, y con todas las medidas de seguridad, -como prueba de ello el inmenso escenario de más de veinte metros para mantener las distancias-, Casal ha reaparecido con la mejor compañía.

En la época más cruda de la pandemia, emulando a los programas de la madrugada radiofónica, la cantante de Boimorto (A Coruña) atendió más de dos mil conversaciones telefónicas. No pudo saciar la sed de escenario pero sí descolgar el auricular y mostrarse como es, sola, sin acompañamiento.

“Vamos a intentar hacer más llevadero el confinamiento de algunas personas atendiendo a las peticiones que nos estáis haciendo llegar. Os llamaremos por teléfono para hablar un poquito, para animaros, para haceros compañía”, dijo entonces.

“Era un momento duro, de muchísima ansiedad, perplejidad, miedo. Entablar esos diálogos reconfortaba, animaba, alegraba y quitaba momentáneamente ese temor. Nos sacaba del ensimismamiento. Estábamos todos en la misma situación”, ha apuntado este semana.

Pero, con todo, se esperaba su presencia. Y eso ha pasado.

Luz, en persona, ha iniciado gira. Y la ha cerrado. Volverá a los escenarios tras la publicación de su nuevo álbum, previsto para 2022.

En 2022 también habrá Xacobeo. No hay nada de malo en repetir algo bueno.

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