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Descifrando la factura de la luz: ¿por qué vuelve a subir?

Casi 300.000 hogares ahorrarán 49 euros al año en luz con la compra colectiva

Carmen Reina

¿Sabe usted cómo se determina el

precio de la luz en nuestro país? ¿Conoce los tipos de costes y variables que

reflejan la suma de dinero que usted paga por la energía eléctrica que consume?

¿Por qué en este año ha subido cuatro veces la factura de la luz? Responder a

estas preguntas y aclarar todos los costes que se suman en el recibo de la

energía eléctrica es el objetivo del taller 'Descifrando la factura de la luz'

que EQUO Córdoba imparte a colectivos y asociaciones de vecinos para ver qué hay detrás

de la energía que pagamos.

De hecho, el recibo de la luz ha subido en el pasado mes de octubre un 3,1%, lo

que supone el tercer aumento en cuatro meses y el cuarto del año. Esa nueva subida

se produce como consecuencia de la última subasta trimestral de energía

eléctrica que se cerró con un aumento del 7,6%. ¿Pero cuáles son los costes reales que se suman en

el recibo que cada consumidor paga?

El presidente del Instituto de Estudios Transnacionales (INET)

en Córdoba, profesor y miembro de la ejecutiva federal de EQUO, José Larios,

denomina directamente como “costes ocultos de la luz” los conceptos que

intervienen en la factura que abona el usuario. “La energía es el núcleo duro

de un sistema económico y, por tanto, el acceso a la información y al control

de lo que mueve la energía es absolutamente opaco“, explica.

De hecho, la información que el consumidor recibe en su

factura es simple. El montante total que debe pagar suma, por un lado, el

componente fijo de la potencia contratada, el alquiler de equipos y el impuesto

de electricidad, y por otro el componente variable que es el consumo que el

usuario ha tenido durante un determinado periodo de tiempo.

Pagar más por consumir menos

Pagar más por consumir menos

Más allá de esos datos, poco más se expone. La cuestión

entonces radica en conocer por qué sube el precio de la luz una vez más. José

Larios señala que la reforma eléctrica

llevada a cabo este verano “ha hecho que la cuota fija del recibo suba un 77% y

que la parte variable baje un 23%“. Las consecuencias en la práctica de todo

esto suponen que “lo que paga una familia con un consumo moderado de energía

eléctrica haya subido un 11%, lo que se consume una familia ahorrativa o una

segunda vivienda vacía suba hasta un 53% y, sin embargo, el recibo que paga quien

derroche en el consumo de luz, baje un 30%“.

En todo esto, se ha introducido un concepto que ya se hace

familiar: el déficit de tarifa. Se trata de la diferencia entre lo que cuesta

producir la energía eléctrica y lo que el consumidor paga por esa energía. Ese

precio que el consumidor abona lo establece el Gobierno “pero hicieron los

cálculos pensando que el país iba a seguir creciendo siempre y en estos años de

crisis ha bajado el consumo, hay menos ingresos por tanto y ese déficit de

tarifa ha aumentado“, comenta este profesor. ¿Cuál es la solución que se ha

planteado ante eso? “Pues que lo paguen los consumidores”, asevera tajante.

Listado de “costes ocultos”

Listado de “costes ocultos”

Y ahí comienza el listado de costes y variables que, sin que

aparezcan en el recibo de la luz, el usuario está pagando a través de su factura.

“Los costes ocultos del recibo de la luz”, como Larios los denomina, van desde

los costes de producción y disponibilidad de las centrales eléctricas a los

costes de las redes, el transporte de la energía y su distribución, el citado

déficit tarifario, lo que se le paga al operador del sistema y al operador del

mercado, el pago a la Comisión Nacional de la Energía o, por ejemplo, el

concepto de la moratoria nuclear.

En ese listado también se suma lo que se le paga a los

denominados 'clientes interrumpibles' que son grandes empresas del metal, la

siderurgia, el cemento o la industria química a los que se les paga por si en

un momento dado hubiera que cortarles el suministro por necesidad del resto de

la población. “Eso es algo que no va a pasar porque España tiene una producción

de energía eléctrica mayor de la que consume. Así que en realidad, estamos

pagando dos veces: una por disponer de más centrales eléctricas de las

necesarias y dos por si se da una circunstancia que no va a ocurrir como es

tener que cortarle el suministro a esos clientes interrumpibles“, explica

Larios.

Toda esa información, “que en España conoce un núcleo muy

pequeño de personas“ es la que se introduce realmente a la hora de calcular lo

que se paga en la factura de la luz. Y el resultado es que, mientras producir un

kilowatio de energía eléctrica cuesta unos 5 céntimos de euro, el consumidor medio

paga por ese kilowatio alrededor de 25 céntimos.

Los consumidores buscan alternativas

Los consumidores buscan alternativas

El objetivo de este taller que imparte EQUO es precisamente

dar a conocer de dónde sale esa diferencia y qué paga realmente el consumidor

en su factura de la luz. Y plantear, además, qué alternativas puede haber. Las medidas del Gobierno contra la producción y el autoconsumo de energías renovables ha supuesto un frenazo a esa opción.

Pero alternativas ante todo eso es lo que los consumidores están

buscando. Y, así, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) prepara una compra colectiva de energía ante las constantes subidas de la luz. Con más de 130.000 usuarios apuntados ya a

esta iniciativa, la OCU hará una subasta en busca del precio más bajo que ofrezca una comercializadora para todos estos consumidores.

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