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La cultura genera ya el doble de empleos que la industria agroalimentaria en Andalucía

Olga Granado

El consumo de la cultura pasa por sus peores momentos, porque en tiempos de crisis es considerada por muchos prescindible y porque la subida del IVA se ha cebado especialmente con este sector, pese a que hoy día es vital en la economía de Andalucía. Lo dicen los datos: la industria cultural genera ya el doble de empleos que otras que tradicionalmente han estado consideradas como claves en la economía región, como puede ser la agroalimentaria. Precisamente, convertirla en motor económico es el objetivo del Pacto por la Cultura de Andalucía, que este jueves se presenta auspiciado por la Junta de Andalucía.

Según los datos de la Contabilidad Regional Anual de la Cultura en Andalucía, este sector genera actualmente 115.280 puestos de trabajo. La industria agroalimentaria, por su parte, supone 58.721 empleos, según también las últimas cifras, en este caso de la Encuesta Industrial de Empresas.

Pero hay más, el Anuario de Estadísticas Culturales del Ministerio de Cultura apunta que la aportación de la cultura al VAB del país es del 2,9%, frente al 2,6% que suponen la agricultura, la ganadería y la pesca juntas. La participación en el VAB de Andalucía se eleva incluso por encima, hasta el 3,1%, según datos de la Junta de Andalucía. En total, la cultura aporta más de 4.200 millones de euros al PIB de Andalucía. Eso sin tener en cuenta que es el segundo segmento que atrae a un mayor número de viajeros, ya que cinco millones de turistas visitan la comunidad cada año por esta motivación, lo que genera unos ingresos cercanos a 1.900 millones de euros, según los últimos datos ofrecidos por el gerente de Turismo Andaluz, Francisco Artacho.

¿Y qué se entiende por industria cultural? Dicho informe de la Junta de Andalucía abarca empresas de patrimonio (restauración y gestión de museos); material impreso y literatura; archivos y bibliotecas; música y artes escénicas; artesanía y artes visuales y plásticas; arquitectura, publicidad y diseño no industrial; y medios de comunicación y audiovisual. Estas últimas son las que generan más empleo, precedidas por la artesanía y las artes visuales y plásticas. En Andalucía, hay registradas 40.708 empresas dentro de la industria cultural, lo que en todo caso representa 5.000 menos que hace ocho años, según el Directorio de Empresas y Establecimientos con Actividad Económica en Andalucía (IECA). Son, en general, pymes con una media de 2,6 trabajadores.

Para los sindicatos, se trata de un terreno estratégico en el modelo productivo de Andalucía. Sin embargo, un informe elaborado por CCOO junto con la Universidad de Sevilla revela que está “absolutamente desregularizado” en cuanto a las condiciones laborales y prácticamente no existe la negociación colectiva. De hecho, se calcula que del total hay 25.956 no asalariados.

La secretaria de Acción Sindical y Relaciones Laborales de CCOO de Andalucía, Miriam Pinillos, una de las autoras del documento, afirma: “Nuestro estudio se centró en las artes escénicas, y si nos basamos en las condiciones laborales, podemos decir que está totalmente desregularizado, ya que las mismas no están pactadas al no existir ningún tipo de convenio colectivo”.

Explica también que la industria cultural “es muy atípica, porque son trabajadores, pero muchos (también artistas), por lo que tienen otro tipo de implicaciones en las empresas”. Subraya en este sentido que la mayoría son pymes o micropymes “con relaciones familiares y un gran componente de altruismo entre las partes”. Durante el estudio, entrevistaron a trabajadores del sector: “Como anécdota, sirva que muchos afirmaban que ojalá les pagaran sus vacaciones además de poder hacer lo que les gusta, o que ojalá tuvieran un extra por montar un escenario bajo la lluvia, lo que evidencia la escasa conciencia de su condición y que no asumen que, además de una afición, es un trabajo”.

Lo que se le pide a la Ley de Mecenazgo

Ya lo dijo recientemene el presidente de la Junta, José Antonio Griñán: Es hora de que la industria cultural “esté presente en los parques tecnológicos, de la misma manera que los están la investigación o las universidades”. En este sentido, la administración autonómica trabaja en la redacción de la Ley del Mecenazgo en diálogo con agentes del sector para que el consumo de la cultura se vea beneficiado por desgravaciones y otros apoyos.

Germán Domínguez, responsable del Departamento de Cultura de UGT en Andalucía, manifiesta que esta ley “es fundamental para recuperar un sector gravemente castigado por la crisis, especialmente por su elevada dependencia de las administraciones hasta el momento”. En este sentido expone: “Si ha habido recortes tremendos en educación y sanidad, cómo no serán los sufridos por la cultura. Y hablamos de un sector que experimentó un boom tremendo en los años anteriores a la crisis colocando a Andalucía a los mismos niveles que Madrid y Cataluña”.

Rafael Burgos Lucena, presidente de de la Asociación de Gestores Culturales de Andalucía (GECA), considera que la futura ley “debe venir a sumar, pero no a sustituir en ningún caso el apoyo público a la cultura”. Este se articula sobre tres ejes fundamentalmente: el presupuesto que de forma directa se dedica a la cultura por parte de las administraciones, que ha sido recortado al máximo; los impuestos que gravan el consumo de bienes y servicios culturales, con un IVA en España que es el doble de la media europea; y las medidas fiscales de estímulo al mecenazgo.

“Los gestores del sector privado de la cultura -autónomos y micropymes- ya habían ajustado al máximo las tasas de rentabilidad de los proyectos, por lo que retrasos en los pagos por parte de las administraciones, la brutal subida del IVA cultural o el descenso de la renta disponible por parte de los ciudadanos ha supuesto el punto y final a muchos proyectos, empresas y empleos”, agrega, al tiempo que subraya que en el sector público “también se está destruyendo y precarizando empleo”.

En su opinión, las empresas culturales requieren una menor inversión inicial, tienen una tasa de supervivencia superior a la media, generan empleo cualificado y son más intensivas en el uso de las TIC. “Hay un estudio europeo que parte de una análisis econométrico de 250 regiones europeas que concluye que una de las variables más determinantes para explicar la diferencia de renta entre regiones europeas es precisamente la dimensión de los servicios culturales”, señala.

La GECA pide que “se abran los espacios y los recursos humanos, técnicos y materiales públicos a la colaboración con los sectores profesionales y empresariales de la cultura”. Para concluir: “Y desde luego un compromiso de aumento progresivo del presupuesto en cultura: no pueden hacerse discursos sobre la importancia de la cultura y que el concejal, diputado, consejero o ministro con competencias en cultura sea siempre el que menos presupuesto tiene”.

No obstante, el debate en la Ley de Mecenazgo radicará ahora en la definición, porque todo lo cultural es creativo pero no todo lo creativo es cultural.

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