Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Montero, la deseada
Al final el deseo de la militancia se hizo realidad y María Jesús Montero será la nueva líder del PSOE de Andalucía y por ende, la candidata a la Presidencia autonómica. A diferencia de otros ministros enviados por Pedro Sánchez a las periferias y centralidades para reconquistar territorio socialista, la operación Montero no debe interpretarse con la misión de controlar orgánicamente el partido por Ferraz, aunque a la postre lo sea.
Montero lleva siendo la deseada en Andalucía desde hace mucho. Además, ni los de Juan Espadas ni sus críticos han sido díscolos como Lobato, Tudanca o Lambán con las políticas de Pedro Sánchez, sino todo lo contrario. Partidarios de uno y otros ven en Montero una aparición de la santa para sacar al PSOE andaluz de la depresión en que cayó desde la pérdida de la Junta en 2019.
Y también como solución de paz entre la pugna de las agrupaciones provinciales de Jaén y Sevilla, las de más peso en el PSOE, para elegir sustituto a Juan Espadas, una vez convencidos de que con el exalcalde de Sevilla no iban a sacar más agua del pozo electoral.
Montero es sevillana, pero es significativo que su primer acto, tras anunciar su candidatura a la secretaría general en un hotel de la capital andaluza, haya sido en Jaén. Desde el minuto uno busca el equilibrio territorial, tan importante en la historia del socialismo andaluz. Para alguien sin demasiada experiencia orgánica, no es gesto baladí. Montero nace con la bendición de Javier Fernández y Paco Reyes, los dos hombres al mando de las agrupaciones de Sevilla y Jaén, las más pudientes del PSOE andaluz.
Por ello, quienes desde la trinchera de la derecha tildan la operación Montero de injerencia de Pedro Sánchez en la autonomía de la federación socialista del sur, hay que señalar que lanzan balas de fogueo. Quizás con la intención de confundir más al simpatizante de izquierdas que al militante.
Hay que tener arrestos para utilizar este argumento por quienes aplauden tan persistentemente al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno. Recuerden el dedazo de Mariano Rajoy en su elección como presidente del PP andaluz en 2014. Aquella operación, apadrinada por Jorge Moragas, ahora embajador de España en Tanzania y entonces jefe de gabinete del presidente del Gobierno, además de por Soraya Sáenz de Santamaría, salió bien. A la vista está tras su mayoría absoluta.
¿Saldrá bien la operación Montero? En las expectativas de la militancia socialista no hay ninguna duda. Observan el vaso llenísimo. La decisión de la vicepresidenta primera del Gobierno ha supuesto un chute de adrenalina para las bases de la federación más numerosa del PSOE: 40.138 militantes.
Lo que la deseada Montero desea es que ese revulsivo no vuelva a atemperarse en la nostalgia, lamiéndose las heridas como Boabdil por la pérdida de Granada, y chuten la pelota “en cada rincón, en todas partes y en todos los lugares” de Andalucía. Ya en el primer mensaje en redes sociales la nueva secretaria general de los socialistas andaluces manda tarea.
Como ya apuntamos en este espacio, el perfil del nuevo líder del socialismo andaluz no tendría solo que valer para ganar la Junta, sino también para asegurar la Moncloa. Andalucía aporta 61 diputados al Congreso. María Jesús Montero lo deja claro desde el minuto uno. En el primer vídeo en redes sociales alecciona a los socialistas andaluces a “desmontar todas las falsas noticias y la intoxicación de la derecha conservadora…” Un mensaje entroncado con el calvario judicial y la campaña de odio a Pedro Sánchez.
María Jesús Montero viene a reactivar al PSOE andaluz y no solo. La política andaluza, apagada y anodina tras la mayoría absoluta del PP, cobrará interés y expectación nacional. Juan Manuel Moreno no podrá sestear ya mucho. No puede decirse que para el presidente de la Junta sea la deseada. La llegada de la sevillana le va a complicar el papel ensayado con éxito de presidente institucional y moderado y podría hacer fracasar su pretendida tercera vía en el PP.
Parece obvio que Montero no será una líder de la oposición al uso en Andalucía. Al seguir en el Gobierno como vicepresidenta y ministra de Hacienda, su rol será tan institucional como el de Moreno. Incluso con un galón más, según el protocolo. Para el presidente andaluz se abre un dilema. Si responde a Montero como adversaria política, como enemiga a batir en cada asunto del Gobierno que le plantee la ministra, por ejemplo, la quita de la deuda, la tercera vía puede desmoronarse. Y darle la razón a Montero: “No digo que no sea educado, pero no es moderado…”.
También para la ministra será complicado convencer antes de las elecciones autonómicas de las ventajas para Andalucía de la financiación singular de Cataluña, aunque a la postre las haya. Las derechas andaluzas (también Vox) han encargado ya suficiente brocha gorda para pintarrajear todos los titulares de exageraciones sobre María Jesús Montero por tierra, mar y aire, es decir, de su pasado, presente y futuro. La vicepresidenta tiene fama merecida de buena negociante y fajadora de acuerdos, también en su anterior etapa en Andalucía, pero nunca ha huido de una buena pelea.
El tiempo político que se abre en Andalucía es interesante. Será escenario de un ensayo general en 2026 antes de las elecciones municipales y nacionales en 2027, si no hay adelanto, con dos pesos pesados de la política. Habrá dialéctica para despojar a Juan Manuel Moreno de su traje moderado, pero el objetivo de María Jesús Montero será sobre todo recomponer el maltrecho traje de Pedro Sánchez ante la opinión pública andaluza; en desmontar un retrato de malvado tan trabajado por las huestes de la derecha; tratará de convencer de lo inverosímil de ese retrato ante las conquistas económicas y sociales que ha aportado a España en su etapa de gobierno. Pondrá todo su ardor guerrero en ello.