Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Nueva jornada de reflexión
El día después de las elecciones es la nueva jornada de reflexión. Es más, hay quien reflexiona mejor después de las urnas que en la víspera de depositar su papeleta…
Pienso en ello para mis adentros mientras me libro de la propaganda que en estos días ha atragantado el buzón. Deformación profesional: los años que pasé al frente de gabinetes de prensa y en consultoría externa de comunicación institucional me hacen disfrutar con los detalles de las misivas. Las de Ciudadanos, Por Andalucía y Vox llevan códigos QR, como las pospandémicas cartas de tapas de los bares. La del PSOE lleva un número para ponerle whatsapp a Juan Espadas. Ciudadanos y Por Andalucía han ahorrado bastante en papel. Sin embargo, nadie ha escatimado en tintas. A diferencia de las demás, la de Vox –curioso- no dice nada en el sobre ni avisa del remitente, quizá para conseguir a continuación el efecto sorpresa de encontrar a Macarena Olona en A4, a sangre, tipo póster para forrar la carpeta. Voy a conservar este cartel, pues su tufo a otra época bien merece un repasito semiótico otro día. De la carta de Adelante Andalucía poco puedo comentar, porque no la he recibido.
Cuando visité Michoacán en plenas elecciones de aquel estado mexicano, me llamaron la atención dos detalles: que a los candidatos se les conociera por el nombre de pila, y que en los carteles aparecieran con sombreros típicos u otros detalles del folclor
Detengámonos en Juanma. Juanma a secas. Por poquitas nos pide que le llamemos Juanillo. Ya saben que el político antes conocido como Moreno Bonilla se ha hecho llamar exclusivamente por su nombre de pila abreviado. Juanma presidente, reza el sobre. A la derecha de la leyenda, aparece en chiquinino la mosca del PP. Su lema, “Andalucía avanza”, transita del azul pepero a un verde Junta, en sutil guiño andalucista. Dice “avanza”, “Andalucía avanza”, no “progresa”, que es su sinónimo del diablo. Cuando, hace ya más de una década, visité Michoacán en plenas elecciones de aquel estado mexicano, me llamaron la atención dos detalles. Uno, que a los candidatos se les conociera exclusivamente por el nombre de pila. Y dos, que en las fotografías del cartel aparecieran ataviados con sombreros típicos u otros detalles del folclor. “Eso jamás pasará en mi tierra”, afirmé. Esto de “Juanma presidente”, sumado a los abanicos, mantones, caracolillos y volantes de Olona, han hecho que me tenga que tragar mis propias palabras.
Esta nueva jornada de reflexión que es el día de después nos ha regalado tantos factores en los que pensar que en un solo artículo apenas puedo más que enumerarlos. El primero es que ha triunfado la estrategia de bajo perfil comunicativo de Moreno Bonilla. Si el viento sopla a tu favor, ponte de perfil y que te lleve. “Pero, señora Olona, déjeme que haga mi debate”, le decía el candidato del PP a la enviada de la ultraderecha, como quien dice “¡Señora, suélteme del brazo!”. Su debate consistía en pasar desapercibido, en no decir ni sí ni no, a la manera del Rajoy más genialmente gelatinoso. La segunda clave de su éxito ha sido pasar olímpicamente de la batalla cultural. Eso sí que ha sido un triunfo, pues está siendo agotador el discurso de ventorrillo que se ha empeñado en mantener la facción más rancia de su partido. Además, en la narrativa con aliento a puro, vinacho, tocino, boñiga y alcanfor les adelantan los de Vox por la derecha al paso de las balas. Al lado de la carcunda abascalina, Juanma tiene pinta de afrancesado. El macarenazo ha terminado por hacerle un favor.
Una derecha tangada de su guerra cultural, que solo tiene enfrente a una oposición concentrada en sobrevivir, no es ninguna buena noticia
El Mundo Today ha dejado de ser un diario satírico para convertirse en prensa seria después del siguiente titular: “Macarena Olona logra frenar a Vox en Andalucía”. Ha dicho lavangelio; literalmente es así. Las formaciones de izquierda poco han hecho contra la ultraderecha, ni tampoco a favor de sí mismas. Y esta es la piedra de toque del actual mapa político andaluz. En una comunidad autónoma considerada tradicionalmente de izquierdas, la invertebración de las mismas, el descoloque del PSOE y la desaparición de Ciudadanos convierte todo el campo en orégano para la derecha de siempre. Una derecha tangada de su guerra cultural, que solo tiene enfrente a una oposición concentrada en sobrevivir, no es ninguna buena noticia. Es el camino más rápido para la implantación despaciosa de un neoliberalismo que no encuentra enfrente un tope contundente.
A diferencia de la ultraderecha, que tiende a ser complaciente a fuerza de negacionismo, las izquierdas son más de quebrarse de puro disentir de sí mismas. Hasta en eso mismo les toca hacer autocrítica. Toca autocrítica a lo grande, toca autocrítica no solo en clave autonómica, toca autocrítica de veras, toca autocrítica. Toca saber qué quieren ser. Sus males son los de siempre, pero ahora. Y algunas de sus fortalezas y oportunidades están por descubrir. Las izquierdas de Andalucía no pueden conformarse con el hecho de que la ultraderecha se haya disparado solita en un pie. De las izquierdas de Andalucía se esperan propuestas necesarias y firmes. Tercer aviso: el día después es la nueva jornada de reflexión. Para las próximas, más nos vale ir ya reflexionando.
0