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Eslava Galán: “Esta guerra económica la están ganando los alemanes”

El autor nacido en Arjona (Jaén), Juan Eslava Galán / Foto: Juan Millás.

Javier Ramajo

Juan Eslava Galán (Arjona -Jaén-, 1948) tiene ya en la calle, cien años después de su comienzo, La Primera Guerra Mundial contada para escépticos (Editorial Planeta). Este próximo verano se cumplirá el primer centenario del inicio de la Gran Guerra. Europa era “un continente feliz”, dice, y acabó siendo pasto de las llamas, “arruinando” a los imperios que dominaban el mundo.

El atentado de Sarajevo fue el detonante que los historiadores han marcado, pero el escritor ahonda en las causas económicas del conflicto. Como podría ocurrir ahora, pero con los índices bursátiles por campo de batalla. Rigor histórico y humor en su nuevo ensayo, Eslava Galán no cree posible enfrentamientos a tal escala en la actualidad, aunque observa paralelismos en el fondo, que no en las formas. “Sigue siendo una cuestión de economía, nada más”. El autor atiende unos minutos a eldiario.es/andalucia antes de presentar su nueva obra en Sevilla.

¿Europa ha aprendido algo en estos cien años?

No sé si hemos aprendido o hemos escarmentado. La Primera Guerra Mundial fue el comienzo del suicidio de Europa, que se perpetraría después con la Segunda Guerra Mundial, que viene a ser la segunda parte de la primera. Hay una relación muy estrecha entre ambas. Lo que hemos aprendido es que, cuando empezó el siglo XX, Europa era un conjunto de superpotencias que dominaban el mundo y ahora más bien estamos de capa caída. Hay otros países emergentes, como China, que se está quedando con África, y otros que van a pintar más que nosotros.

Alemania también juega ahora un papel importante en Europa y en el mundo ¿no es así?

En la Primera Guerra Mundial los alemanes intentaban crearse un imperio colonial que les falló, en la Segunda intentaron la misma cosa y si ahora tuviéramos que hablar de una tercera guerra, ya económica, no cruenta, no en los campos de batalla, ésta la están ganando los alemanes al haberse quedado con el Banco Europeo y con el euro. ¡Qué astutos han sido siempre los ingleses que entraron en Europa pero no en el euro!

Usted se dirige en sus libros más recientes a los escépticos. ¿Cree que el escepticismo es una de las características de la sociedad del siglo XXI?

La historia te la cuentan de una manera en que raramente te cuentan la intrahistoria, lo que hay por debajo. Cuando se habla de la Primera Guerra Mundial siempre nos dicen lo obvio: hubo un atentado en Sarajevo, que mataron al archiduque, el heredero de Austria y entonces como fichas de dominó cayeron todos los imperios. Ésa es la explicación sencilla. La explicación profunda, para escépcticos, es la económica: hay una serie de potencias que se están preparando para la guerra, que están fabricando cantidades impresionantes de armamento por una cuestión economica, de competencia industrial y comercial, y por la que se van a enfrentar para eliminarse unos y otros. Sencillamente.

¿Su libro también es válido para los euroescépticos?

En cierto modo sí, aunque yo no me considero escéptico más que a medias. Creo que el único porvenir que tiene Europa es unirse. Lo que me parece mal es que sea bajo un liderazgo que quiere arrojarnos a todos según los intereses de un solo país.

¿Cuánto ha cambiado la Europa de ahora con la que usted describe de 1914?

Ha variado muchísimo. Solamente con ver el mapa se repartía la cosa en grandes imperios: el ruso, el alemán, los ingleses tenían un gran imperio, los franceses también. Prácticamente han desaparecido. De una dominación del mundo que había en 1914, ahora todos esos países se tienen que buscar su día a día.

¿Cómo definiría entonces la Europa actual?

El estadista británico Winston Churchill dijo sobre los balcanes que es una región europea que genera más historia de la que puede asimilar. Yo diría que Europa, por motivos históricos, ha generado demasiada historia. Y el principal impedimento que tenemos no son ya solo las diferencias idiomáticas, que es lo obvio, sino ese recuerdo histórico de enfrentamientos entre los distintos países que, quieras que no, pesa.

A usted le gusta introducir elementos humorísticos en sus libros, ¿hay motivos para reírse con la que está cayendo?

Siempre tiene que haber humor. Los españoles, además, nos caracterizamos por hacer humor en las situaciones más difíciles. Yo he puesto humor en un libro que es de guerra y los lectores me dicen que hay muchas ocasiones para carcajearse. La ironía, el sarcasmo...creo que esas clases de humor más o menos cruel no debemos nunca dejarlas.

¿Qué opinión le merece la posición de España dentro de Europa?

Lo ideal sería alcanzar un equilibrio entre el interés particular de España, que obviamente tiene que ser para nosotros lo primero, encuadrarlo en el interés general europeo. No siempre se entienden estas cosas así. Por ejemplo, lo último que estamos viviendo ahora es el asalto de africanos al continente europeo. Da la impresión de que la única responsabilidad de defender la frontera del sur es nuestra, cuando esto atañe a toda Europa. Esto no es un problema español, es un problema europeo. Este tipo de cosas convendría aclararlas.

¿Cómo dibujaría una hipotética nueva guerra en Europa?

Ya no es posible una guerra entre potencias atómicas. Sería tan destructiva para ellas que nadie la ganaría. Ahora mismo las únicas guerras posibles son en países subdesarrollados por intereses de países desarollados. Digamos que exportamos las guerras. La guerra planteada actualmente en Siria, si no fuera por los intereses rusos allí, de tipo militar, económico, a lo mejor no se habría mantenido tanto tiempo el tirano en el poder. Y lo mismo se puede hacer extensivo a esas guerras que de vez en cuando se dan en África. Normalmente son intereses europeos, de países desarrollados (Estados Unidos, etc.) los que fomentan esas guerras. No pueden hacerlas en sus países, pero bueno, se hacen allí. Sigue siendo una cuestión de economía, nada más.

Dice usted que cuenta la historia para los que la padecen. ¿Cree que cada vez hay más gente que padece?

Efectivamente. Le pongo un ejemplo. En España desde que hay crisis, la venta de coches de alta gama ha aumentado y la de coches de baja gama ha caído por completo. Quiere decir que hay gente que tiene más dinero todavía y que hay gente que se está empobreciendo, que son las clases medias que van tirando a bajas y las bajas que van tirando a bajísimas.

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