IU analiza las causas de su fracaso electoral: “derechización”, “desmovilización”, “fragmentación” e “inflación”

Néstor Cenizo

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Pasar de los 585.000 votos y 17 diputados que obtuvo Adelante Andalucía en 2018 a los 281.000 y cinco escaños de Por Andalucía en 2022 es una derrota evidente. Pasado el shock inicial, las fuerzas que integraron la confluencia, nacida a trancas y barrancas poco antes de la campaña electoral, están iniciando un proceso de digestión y análisis de los motivos de tamaño destrozo. Esta mañana, Toni Valero ha presentado el informe político ante la Comisión Coordinadora de IU Andalucía, y ha apuntado en varias direcciones: un terreno de juego marcado por la “derechización” de Andalucía, una relativa desmovilización de los votantes progresistas, la fragmentación del espacio de izquierdas en dos marcas no tan distinguibles y, en lo que afecta a Por Andalucía, la pesada digestión de un pacto electoral que fue, ha dicho Valero, un “trágala” forzado por Podemos. El resultado de aquel pacto sobre la bocina es una “injusta representación” de IU en el grupo parlamentario de Por Andalucía, que contará con tres diputados de Podemos por uno de IU y otros de Más País.

Después del batacazo, era difícil no presentar los resultados como “muy malos” (así los ha definido Valero) para el espacio de izquierdas, en general, y para Por Andalucía, en particular. El bloque progresista que integrarían Por Andalucía y Adelante Andalucía perdió el pasado 19 de junio casi 130.000 votos y doce escaños, hasta quedarse en siete (cinco de Por Andalucía y dos de Adelante). De sumarse los votos de ambas candidaturas, el hipotético espacio común hubiese sumado 12 escaños.

Además de la pérdida de representación (el 7,7% de los votos representan el 4,6% de los escaños) y del drenaje de votos hacia Adelante, en IU son conscientes de que la falta de acuerdo con la candidatura de Teresa Rodríguez ha lastrado las posibilidades electorales de Por Andalucía hasta niveles micro, generando confusión en muchos electores que identificaban más fácilmente a Rodríguez y Adelante Andalucía; al fin y al cabo, la marca con la que se presentó IU hace cuatro años.

Valero ha puesto el acento en las dificultades para levantar esa marca, nacida poco antes de las elecciones y tras un turbulento y agónico proceso para confluir con Podemos y las otras cuatro fuerzas que integraron la candidatura. A pesar de que en diciembre se aceleró, el anunciado proceso de confluencia programática no se hizo con la “suficiente apertura” y tampoco se llegó a un acuerdo en tiempo “razonable”, en un contexto de presión e incertidumbre por cuándo sería el adelanto electoral. 

Críticas a Podemos

Fue un proceso que “se vino frustrando desde diciembre por no entenderlo como genuinamente andaluz” y que se complicó a partir de marzo, cuando las tensiones estatales generadas principalmente por la guerra en Ucrania se trasladaron a la negociación, y se produjo, según Valero, el “bloqueo de la dirección estatal [de Podemos] para llegar a acuerdos”. 

El líder de IU Andalucía no ha ahorrado críticas a sus compañeros morados, a los que ha acusado de imponer un “trágala” a pocos minutos de cerrarse el plazo para la presentación de las candidaturas, con tan poco margen que Podemos no llegó a tiempo al registro. Aquella decisión forzada implicó, según Valero, que IU no consiguiera sus objetivos en la configuración de las listas electorales. En IU también escoció la destitución de Amanda Meyer como jefa de gabinete de la ministra Irene Montero. 

Valero ha explicado que se cedió para generar unidad, visibilizar la marca e incorporarla al nuevo ciclo electoral. También por sentido de la “responsabilidad” en un contexto de tensiones en el espacio que representa Unidas Podemos: “La fragmentación hubiera puesto en riesgo la estabilidad del espacio estatal”. 

A Valero se le ha preguntado por qué hacer a partir de ahora, con las elecciones municipales en el horizonte. En la dirección existe al menos la satisfacción de haber logrado unir en Andalucía al espacio de Vistalegre 2 (el “pablismo” y el “errejonismo”) con IU, un hito que hasta ahora no se había logrado. Sin embargo, no ha sido suficiente para paliar el descalabro. Respecto a la posibilidad de explorar pactos con Adelante Andalucía para los próximos comicios, la respuesta oficial es que seguirán trabajando en el “frente amplio”. 

La “derechización del voto”

Más allá de los factores directamente achacables a Por Andalucía, en IU detectan una “clara derechización del voto”, que se suma a una desmovilización creciente del voto en barrios y municipios que solían votar a la izquierda. En este contexto, la inserción de los discursos progresistas es cada vez más difícil, más aún con una derecha que ha diseñado un “falso perfil moderado” para Moreno, y lo ha vendido a un electorado que valora la alternancia tras 37 años de gobiernos socialistas en Andalucía. 

Con una transición “natural” en el poder, la fagocitación de Ciudadanos y el miedo a Vox, el PP habría tendido un puente de plata para captar en torno al 16% de los antiguos votantes socialistas, según las estimaciones de IU.

La dirección de IU Andalucía apunta también a la influencia de una especie de profecía autocumplida, en la que habrían jugado un papel muy relevante los medios de comunicación y las continuas encuestas que situaban al PP bordeando la mayoría absoluta y a la izquierda sin posibilidades de gobernar. Una tesis ya deslizada en la última semana de campaña. Esto habría orientado el marco a una disyuntiva: Gobierno del PP con mayoría absoluta o gobierno del PP con Vox. 

La responsabilidad de la inflación

En este contexto, Por Andalucía no fue capaz de que calaran sus cinco mensajes básicos: la que era posible un gobierno progresista (opción útil), la defensa de los gobiernos para desplegar políticas progresistas (defensa de la mayoría social), el contraste entre el modelo neoliberal y los ministerios liderados por el espacio de Unidas Podemos, la puesta en valor la confluencia de fuerzas progresistas y andalucistas, y la alianza con los movimientos ecologistas y feministas. En IU creen que la situación económica, marcada por la inflación galopante, genera un malestar que les afecta electoralmente. 

La participación de referencias estatales, singularmente Yolanda Díaz, movilizó a las bases pero no fue suficiente para reactivar el voto progresista. Eso sí, Valero cree que sin eso, el descalabro podría haber sido peor, hasta el punto de haber perdido el grupo parlamentario (para el que se requieren cinco escaños). “¿Era posible una campaña diferente con otros resultados? En términos estructurales, probablemente la respuesta sea negativa. Moreno estaba perfectamente posicionado”.

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