Semblanza de un político coherente
Temido al mismo tiempo por sus adversarios políticos y por sus compañeros de partido, Alfonso Guerra esconde dureza y ternura a partes iguales. Y sobre todo, coherencia.
No de otra forma, este político sevillano que un día orientaba su camino hacia territorios de la cultura, llegó a convertirse en uno de los políticos más influyentes de la transición española. Político de trastienda y no de relumbrón, se movía como pez en el agua en los terrenos donde se forjan los pactos y las alianzas que hacen caminar a los estados.
Político de partido, aún recuerdan algunos dirigentes socialistas andaluces la mano férrea que amordazaba cualquier disidencia. Parlamentario brillante, desplegaba contra sus adversarios un verbo fácil, ocurrente y mordaz que todavía conserva. Amigo de sus amigos, entre ellos se ufana de contar con el que fue su más feroz enemigo en los escaños del Congreso de los Diputados, su alter ego de la derecha Fernando Abril Martorell.
Porque son épicos los enfrentamientos entre estos dos políticos en los primeros años de la democracia parlamentaria. Son también históricas sus frases para descalificar al adversario. Las crónicas parlamentarias recuerdan aún el día que llamó “tahúr del Misissippi” al entonces presidente Adolfo Suárez.
Y fue ejemplar su abandono del Gobierno, salpicado por el escándalo de tráfico de influencias que un hermano suyo montó en un despacho de la Delegación del Gobierno en Andalucía. Sabiéndose inocente, lo hizo sin exigir a Felipe González cumplir una palabra dada. El entonces presidente había dicho a quienes querían la destitución de su vicepresidente: “si quieren su cabeza, serán dos las que se cobren”, aludiendo a la suya propia.
No fue así y Alfonso Guerra sumó otra virtud a las ya descritas. Una retirada discreta y sin alharacas. Y luego completó la marcha abandonando la dirección de un partido en el que lo fue todo. Y así ha vivido los últimos años, refugiado en su escaño, en la actividad parlamentaria y en el grupo de ideas que patrocina desde la Fundación Pablo Iglesias.