Un “ritual de fuego” de la Edad del Cobre las “figurillas de orantes” en el yacimiento sevillano de Piedrahíta

Conjunto de figuras en gesto de oración del yacimiento de Piedrahíta

FBV

SEVILLA —

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Un estudio promovido por investigadores de la Universidad Hispalense sobre el “nutrido grupo de figurillas de orantes” descubierto en 2010 en el yacimiento arqueológico de Piedrahíta, enclavado en las inmediaciones del casco urbano de Montellano (Sevilla), encuadra tales piezas y los materiales hallados junto a ellas en un “un ajuar funerario datable genéricamente en la Edad del Cobre” y usado para una “liturgia” o “ritual de fuego”.

Este estudio, firmado por el profesor José Luis Escacena, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla; y Miguel Flores, del grupo de investigación Tellus también de la Hispalense, versa sobre el “nutrido grupo de figurillas de orantes” de piedra y hueso rescatado en 2010 de un solar de la calle Herrero de Montellano, en la conocida como loma de Piedrahíta, en el marco de los trabajos previos a la construcción de un tanatorio.

Según este trabajo publicado en 2019, las obras de reducción de la cota del terreno acometidas en 2010 en dicho solar de Montellano “afectaron a un enclave de época prehistórica y medieval”, si bien “ante la destrucción del yacimiento, el material arqueológico del talud fue recogido” por Miguel Flores Delgado, entonces “estudiante de enseñanza media” en el instituto de la localidad y ahora autor de esta investigación junto a José Luis Escacena.

En su estudio, Escacena y Flores Delgado exponen que el yacimiento arqueológico de la loma de Piedrahíta ya habría sido “reconocido” a mediados del siglo XX por el investigador Francisco Collantes de Terán, “posiblemente como parte de su labor recopilatoria para la preparación del catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla”.

Al menos 12 figurillas en gesto de oración

Merced a los restos de cerámica recuperados de dicho yacimiento, los autores de este trabajo atribuyen a la “fase prehistórica” del mismo una datación del tercer milenio previo a la era actual, precisando que el estudio aborda las “figuras de personajes en gesto de oración” talladas en piedra o hueso rescatadas del mencionado talud afectado por las obras del tanatorio.

Se trata, en concreto, de “un mínimo” de 12 piezas o “figurillas esquemáticas de antropomorfos en oración”, tres de ellas de piedra y “al menos” nueve de huesos de animales, todas ellas fracturadas “posiblemente por efecto térmico” derivado de la “presencia cercana de fuego” y con partes “ennegrecidas” en el caso de las figuras de hueso.

Junto a este conjunto de piezas, según detallan Escacena y Flores, del mencionado talud de la loma de Piedrahíta fueron recuperados 86 “pequeños cantos rodados” o “microbetilos”, algunos de ellos también con partes “ennegrecidas por su proximidad al fuego o la ceniza”; así como diversos instrumentos líticos tallados o pulimentados y “múltiples esquirlas y pequeños trozos de huesos de animales con clarísimas señales de combustión”.

Carácter “singular”

“La cremación implicó de forma muy directa y cercana a casi todos estos restos óseos”, señalan los autores de este estudio respecto a la “intensa calcinación” sufrida por los trozos de huesos de animales descubiertos junto a las mencionadas figuras antropomórficas.

En paralelo, exponen que las figuras de personajes en gesto de oración no son “especialmente características de la Edad del Cobre del Guadalquivir inferior, siendo más comunes en Andalucía Oriental y el sureste de la Península Ibérica”. De ahí, según precisan, el carácter “singular e importante” de estas piezas.

En ese sentido, Escacena y Flores encuadran todos estos materiales en “un ajuar funerario datable genéricamente en la Edad del Cobre”, conectando los mismos con “un ritual de fuego, hecho cada vez más valorado en el análisis de los gestos culturales que acompañan a muchos contextos de la Prehistoria reciente”.

“En Piedrahíta, la acción ritual relacionada con el fuego se materializó en una escenografía que dramatizaba, a pequeña escala, la liturgia de aquella acción cultural de tipo funerario. En ella, unos personajes orantes que posiblemente se clavaron en el suelo, mirando hacia el este, ofrecían a los dioses y/o antepasados heroizados, ya en el cielo y santificados con el color rojo espolvoreado sobre ellos (microbetilos), pequeñas ofrendas de alimentos incinerados (huesecillos quemados), además de otros ajuares utilitarios y/o simbólicos (herramientas de piedra)”, resumen los autores de esta investigación

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