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Aislados desde hace más de un siglo: el valle de Benasque reclama mejores carreteras

Tramo del Congosto de Ventamillo entre las localidades de El Run y Campo.

Miguel Barluenga

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Malas comunicaciones por norte, sur, este y oeste. El valle de Benasque, en el Pirineo aragonés, reclama una apertura que le mantiene aislado tanto de Francia como del resto de la comunidad autónoma, de Catalunya y de los demás territorios adyacentes. Tiene el dudoso honor de ser el único valle pirenaico sin paso directo al país galo. Un primer avance reside en el acondicionamiento del tramo de la carretera nacional N-260 entre el Congosto de Ventamillo y la localidad de Campo, que desde este martes y hasta el 23 de junio permanecerá cerrado al tráfico a partir de la población de El Run.

Construida hace 107 años, en 1916, la carretera que atraviesa el Congosto de Ventamillo, la puerta de acceso al valle de Benasque, conserva el mismo aspecto de entonces: pasos estrechos, curvas cerradas y muy peligrosas que dificultan el tráfico pesado y menos de 20 kilómetros que pueden tardar en atravesarse más de 40 minutos. La Comarca de Ribagorza lleva décadas reclamando una mejora y las labores que asume el Ministerio de Fomento tendrán un coste total de 75,7 millones de euros.

Estas se centrarán en la ampliación de la plataforma con voladizos en varios tramos; la intersección de Senz y Viu; la mejora de gálibo y la visibilidad en el túnel de Seira; y el sostenimiento de taludes con riesgo de desprendimientos en los muros de hormigón, afirmados, y en los falsos túneles. Además, se permanece a la espera de que salga a licitación la redacción del proyecto para la construcción del túnel de Ventamillo por parte de la Dirección General de Carreteras, que contará con una longitud de 2,6 kilómetros.

La anchura de la calzada de la carretera N-260 es escasa en la actualidad, aproximadamente de unos 5,5 metros, con tramos de hasta seis metros y estrechamientos hasta los 4,5 en zonas puntuales que dificultan el cruce de vehículos. La solución proyectada consiste en la ampliación de la plataforma con una anchura de 8 metros, dos carriles de 3,50 metros y arcenes de medio metro.

La ocupación y el impacto en las zonas más conflictivas que discurren junto al río Ésera se minimizarán mediante la construcción de voladizos apoyados y anclados a la roca. También se dotará a la carretera de sobreancho en las curvas. De esta manera se facilitará el cruce de dos vehículos pesados o autobuses.

El proyecto incluye la ejecución de dos túneles de 265 metros y 540 metros de longitud respectivamente. Según Fomento, todo el acondicionamiento se ha diseñado de modo que las afecciones a los usuarios durante la ejecución de las obras sean las menores posibles, compatibilizando la facilidad de ejecución de los sistemas constructivos con el tránsito de vehículos. También se ha prestado especial cuidado a las restricciones medioambientales.

La complejidad del terreno, muy alterado con grandes bloques que pueden caer a la carretera y con los que ha habido que hacer labores de contención, ha supuesto un problema añadido. La delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano, señala la “importancia” y la “dificultad” de esta obra y destaca su repercusión para el territorio. El presupuesto, se hecho, ha aumentado de 38 millones de euros iniciales a los 75,7 presentes para los 12 kilómetros que separan los dos puntos inicial y final.

Pide comprensión a unos empresarios que esperan que el corte de la carretera se prolongue menos en el tiempo por esa dificultad de llevar adelante la mejora: “Ha habido que producir cortes porque parte del trazado va en la única vía que existe y no hay forma de avanzar si no respetamos esos cortes. Respetamos esas incomodidades, pero siempre mantendremos el diálogo con empresarios, asociaciones y alcaldes para hacer de la mejor posible avanzar sin perjudicar a nadie”.

Los trabajos en esta carretera concluirán en la primavera del año 2024. Medio año después de lo previsto. En el valle se reclama la mejora de la N-260 hasta la confluencia con la nueva N-230. De forma paralela, el Ministerio de Transportes ha llevado a cabo una obra de emergencia en el Congosto del Ventamillo con la colocación de protecciones para evitar las avalanchas de piedra.  Los empresarios de la zona reclaman asimismo que se concluya la mejora pendiente de la N-260 entre Castejón de Sos y el cruce con la N-230 en Vilaller (Lleida). Un tramo angosto de 30 kilómetros de trazado con los puertos de Fadas y Espina. 

Otro de los proyectos en el horizonte es el de enlazar la N-260 en Campo con el Eje del Isábena (carretera A-1605) a través de la vía de Torre La Ribera y Vilas del Turbón (HU-V-9601). Para ello se requiere un convenio entre el Ministerio, el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca, titulares de las tres vías. Este desembocaría en un recorrido más directo hacia la Val d’Arán y con menos costes.

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