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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

Cálculos electorales andaluces y españoles

Susana Díaz con Pedro Sánchez en un acto en 2015

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Aunque el presidente andaluz y su entorno más cercano lo nieguen una y otra vez, tanto en el Gobierno central como en la dirección nacional del Partido Popular (PP) crece la sospecha de que Juan Manuel Moreno Bonilla (también PP) disolverá en unas pocas semanas el Parlamento Andaluz y convocará elecciones. ¿Para cuándo las urnas? Quizás para septiembre u octubre.

A la legislatura andaluza le queda oficialmente aún año y medio, no acaba hasta diciembre de 2022, pero las muchas novedades de la coyuntura política (darle un último arreón a Ciudadanos hacia su muerte por inanición y su integración en el PP; meterle más presión al PSOE tras la debacle socialista en las recientes autonómicas madrileñas y lo negro que ahora se le ponen las encuestas; frenar a Vox, especialmente tras la crisis con Marruecos de la semana pasada; acumular más pruebas de que estamos en un nuevo ciclo electoral, etc.), su propio jefe orgánico, Pablo Casado, y hasta su aliado por la derecha, Vox, aconsejan a Juanma Moreno que no espere mucho más para convocar. Ya estuvo muy presionado en el entorno del 4M madrileño, y Moreno aguantó. Ahora las leyes le dan una pequeña tregua. 

La ley del régimen electoral general dispone que han de pasar 54 días entre la convocatoria y la celebración de unas elecciones. La ley electoral andaluza, por su parte, prohíbe celebrarlas en julio y en agosto. Luego si finalmente Moreno Bonilla convoca para septiembre habrá de hacerlo en julio; y si es para octubre, en agosto. Sea como fuere, ya sabría para entonces quién lideraría a su gran rival, el PSOE, que lo decidirá en primarias en junio entre cuatro candidatos: la expresidenta andaluza Susana Díaz; Juan Espadas, ahora alcalde de Sevilla; el profesor universitario sevillano Luis Ángel Hierro y el médico granadino Manuel Pérez García. Los dos primeros se reparten casi todas la papeletas.

Si ganara las primarias Susana Díaz, la histórica rival interna de Pedro Sánchez, este tendría un problema añadido a los que se le han desatado tras las autonómicas madrileñas. La fama de su baraka, de su suerte, se deterioraría bastante más. Y las presiones para que diera por acabada la legislatura nacional y disolviera las Cortes y convocara elecciones se recrudecerían. Por mal que vayan las cosas, es muy improbable que Sánchez ceda. Tiene Presupuestos aprobados, la pandemia de coronavirus remite -aunque sea lentamente-, la campaña de vacunación avanza conforme a lo previsto, los fondos europeos de recuperación regarán en breve plazo la economía e impulsarán la recuperación... Y tiene una cosa más. Un clima interno en el Gobierno, entre los socios de coalición, bastante mejor que hace pocas semanas. La salida de Pablo Iglesias y el ascenso de Yolanda Díaz han mejorado las relaciones. Ambos socios son ahora más conscientes que nunca de que les conviene a llevarse bien, lavar los trapos sucios de puertas adentro y soldar cuanto antes las grietas surgidas en la primera etapa. En una hipotética remodelación del Gobierno, sea antes del Congreso Federal del PSOE -se celebra a mediados de octubre-, sea después, se intentará visibilizar también esa nueva sintonía.

Haya elecciones en Andalucía en otoño próximo o cuando oficialmente tocan, a finales de 2022; haya elecciones generales en unos meses -muy improbable- o cuando corresponde celebrarlas, a finales de 2023, hay algo que ocupa y preocupa a todos, desde la izquierda a la derecha: el balance entre el número de fuerzas de derecha y de fuerzas de izquierda que concurran. La derecha ha culpado en buena parte de sus insuficientes resultados en muchas elecciones recientes al hecho de que acudía dividida entre tres marcas -PP, Vox, Ciudadanos- mientras que la izquierda iba con solo dos: PSOE y Unidas Podemos. Tras las recientes elecciones madrileñas, en las que Ciudadanos se despeñó y en la izquierda revalidó y aumentó su fuerza una tercera formación -Más Madrid-, que además le dio el sorpaso al PSOE, los estrategas electorales de la derecha sonríen y los de la izquierda fruncen el ceño. Del 3/2 de estos años atrás (tres marcas en la derecha, dos en la izquierda) se pasaría a la situación inversa, al 2/3, con las correspondientes masas de votos no productivos (que no generan escaños) que ello conlleva y las mayores posibilidades de fracaso.

En Andalucía, con ocho circunscripciones electorales, tantas como provincias, las cosas pueden complicarse aún más para el bloque de izquierdas si a la izquierda del PSOE concurren hasta tres marcas: Unidas Podemos-PCE, Adelante Andalucía (la formación de Teresa Rodríguez), Más País (la formación de Íñigo Errejón, que tiene dentro el exitoso Más Madrid de Mónica García). Unir contrarreloj (contra el reloj de Moreno Bonilla) a esas tres marcas en una coalición que agrupe votos en vez de dispersarlos parece tarea imposible, y más con las malas relaciones institucionales y personales que se han creado entre ellas. Un argumento más para que Moreno Bonilla convoque.

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Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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